LIBRO UNA MUERTE PRENUPCIAL PDF GRATIS

--!Ahhhh! --exclamo Noelia, llena de terror, al ver el reflejo que le devolvia el espejo al que acababa de asomarse. --?Que ocurre? --preguntaron, alarmadas, las tres mujeres que acompanaban en ese momento a una novia que acababa de vociferar como si hubiese visto al mayor de sus miedos. --Mi cara... Hoy no, por favor, hoy que es mi dia, no --se lamento la joven mientras se acercaba, con lentitud, al espejo en el que concentraba su mirada--. Sois unas idiotas, ?ninguna de las tres se ha fijado en el grano que me ha salido en la maldita frente? --pregunto, al mismo tiempo que les dirigia una furiosa mirada, a las tres mujeres que la acompanaban. --No... no quise decirte nada --respondio, entrecortada, Ruth, la amiga sevillana que se habia ganado la confianza de Noelia y que fue la unica de las tres acompanantes que tuvo el valor suficiente para responder a la novia desesperada. --?Y que pensabas, que no me daria cuenta? !Vaya desastre, veras Manuel cuando me quite el velo! --en aquel instante, tras decir esto, la preocupacion cubrio su rostro al mismo tiempo que el silencio llego a su voz. --?Que ocurre ahora? --preguntaron, ahora si, las tres mujeres alli reunidas. Durante un momento, Noelia intento contener su llanto como buenamente pudo. Aquellos ultimos dias, previos a la ceremonia, habian estado cargados de estres y de nervios. Todo el trabajo de la preparacion de cada uno de los detalles que componian la ceremonia: el banquete, los pagos al hotel, el desplazamiento de toda su familia desde la lejana llanura manchega hasta la ciudad de Sevilla, la preparacion del vestido... Todo ello habia estado cerca de hacerla colapsar pero, afortunadamente, podria decirse que, de manera milagrosa, habia logrado mantenerse serena hasta este momento. Hasta que un inmenso grano rojizo se habia dibujado en la unica zona de su frente que no quedaba cubierta por el largo mechon de pelo que caia con gracia sobre su rostro. Todo, a estas horas, estaba preparado. Los invitados ya se encontraban en la ciudad, en la finca donde tendria lugar el acto estaba todo dispuesto y ella estaba preparada para, al fin, dar el gran paso de su vida. La ceremonia apuntaba a ser un rotundo exito y todo saldria tal y como la joven pareja habia sonado. Sin embargo, la aparicion de aquel pequeno imprevisto sobre su fina piel provoco que los nervios tipicos de estos momentos golpeasen a la hermosa novia, llevandola a romper en un inmenso llanto descorazonador.

--Las... las fotos... Voy a salir horrible. --se lamento Noelia, entrecortada por los llantos, haciendo que Ruth se decidiera a acercarse hasta ella para estrecharla entre sus brazos al mismo tiempo que Macarena, la maquilladora y peluquera, se lamentaba al ver que todo su trabajo se habia difuminado por culpa del torrente lacrimal que discurria por las suaves mejillas de la prometida. --Tranquilizate, Noe --acerto a decir Cristina, con el tono mas animado que le fue posible, mientras contemplaba, desde un segundo plano, el calido abrazo en el que se habian unido Noelia y Ruth--. Hay cosas peores en esta vida, mujer. Ademas, estoy segura de que, a pesar de ese granito de nada, saldras igual de preciosa en todas las fotos, ya lo veras. Estaras deslumbrante. --?Cosas peores dices? --en aquel instante, Noelia se separo de los brazos de Ruth y, tras levantarse de la silla en la que habia estado sentada hasta este momento frente al tocador, se acerco hacia la que en un tiempo fue su mejor amiga, por no decir la unica--. Cristina, ?de verdad me estas diciendo que hay cosas peores que el hecho de que, en el dia mas importante de tu vida, aparezca un maldito grano en toda tu frente para protagonizar, a pesar de todo el empeno y el esfuerzo que he hecho para convertirme en la novia mas preciosa que nadie haya visto, la mayoria de los comentarios que se hagan durante el banquete? Por un momento, Cristina decidio guardar silencio ante la virulencia con la que se habia mostrado su amiga, observando como, detras de la figura de Noelia, tanto Ruth como Macarena contenian con todas sus fuerzas sus risas. --Bueno... Noe... De verdad que te entiendo, pero... creeme si te digo que hay cosas peores --aseguro de nuevo Cristina, con cierto miedo en su voz, mientras se mordia su labio inferior, preparandose para recibir un punetazo de la persona que la habia motivado a desplazarse hasta la ciudad de Sevilla. --Mira, Cristina, si no fuera... --!Ahhhhhhhh! --interrumpio subitamente a Noelia un agudo y estrepitoso grito, procedente de otra habitacion, con el cual, sin que ninguna de las cuatro mujeres alli reunidas lo supiera, daba comienzo una historia que, con el tiempo, acabaria dando la razon a Cristina. En realidad, habia cosas mucho peores que podian sucederte en el dia de tu boda mas alla de la aparicion de un pequeno grano en la frente. Claro que las habia, y, lo peor de todo, era que estaban a punto de descubrirlas. 2 Una figura entre las sombras Veronica se levanto sintiendo una extrana sensacion de pesadez en su cuerpo. La noche previa al gran dia que tantos y tantos quebraderos de cabeza le habian provocado desde que su sobrina le comunico su intencion de casarse en Sevilla, ella, junto al resto de su familia, estuvieron celebrando el gran acontecimiento, una vez acabaron de visitar los rincones mas emblematicos de la capital hispalense, en una terraza cercana al Guadalquivir. Los tercios, los cazones en adobo, los montaditos de pringa y los chicharrones satisficieron el apetito de los comensales al mismo tiempo que el ambiente andaluz y las expresiones manchegas se entremezclaban en una perfecta sincronia.

La alegria, los recuerdos de tiempos pasados, los chascarrillos y demas comentarios, presentes todos ellos siempre en cualquier reunion familiar que se precie, hicieron las delicias de todos los miembros alli reunidos, de todos... con una unica salvedad. Veronica, ademas de tener que soportar a su hermana Carmen, la cual no paro en ningun momento de presumir de sus dos maravillosas hijas, no pudo evitar sentirse angustiada durante toda la visita guiada y la posterior cena, por mas que lo intento, debido a la negativa de Mercedes, su anciana madre y matriarca de la familia, de acompanarlos en la visita de las calles del hermoso lugar donde su nieta habia decidido casarse. A pesar de que esta era la primera vez que toda la familia, en conjunto, salia del pueblo manchego en el que hacian vida desde la muerte de su padre, ocurrida hacia ya dos anos a consecuencia de la pandemia que paralizo el mundo, su madre seguia empenada en mantenerse encerrada en el aura de dolor y angustia que la impregnaba desde la marcha de su marido. --!Que no voy a ir a ningun sitio, he dicho! Bastante es que me habeis engatusado ya para ir a la boda como para que, encima, tenga que visitar la dichosa ciudad. Manana ire a la boda, vere casarse a mi nieta y, antes de que sirvan el primer plato, estare de nuevo encerrada en mi habitacion --fue la sentencia que, una y otra vez, Mercedes repitio durante el largo trayecto que separaba a su residencia manchega, un gran caseron en el que habia vivido durante toda su vida y que ahora compartia con la familia de su hija pequena, del hotel sevillano en el que se alojarian para la ocasion. Por todo ello Veronica, con el desazon de haber dejado a su madre en el hotel acompanada unicamente de su cuidadora, una muchacha ucraniana a la que jamas, a pesar de que llevaba mas de una decada trabajando para la familia, habia terminado de tragar, decidio, una vez considero que habia estado el tiempo suficiente junto al resto de su familia en aquella terraza, regresar al hotel para comprobar que su madre se encontraba bien, dejando en la mesa a su marido Raimundo, que se encontraba como pez en el agua, y a su hija Lorena, la cual parecia estar disfrutando por primera vez en mucho tiempo al lado de sus dos primas y de las dos amigas de la prometida. La imagen, penso Veronica antes de levantarse de la mesa, resultaba idilica. Incluso llegaban a parecer una verdadera familia. Todos juntos, riendo y brindando al unisono, celebrando con ilusion la buena fortuna de su sobrina. Ya en el hotel, el mismo donde toda la familia al completo iba a pasar todo el fin de semana de la boda, Veronica descubrio a su madre durmiendo en su cama, agotada despues de la larga jornada de viaje vivida. Tras esto, antes de marcharse a su habitacion, intercambio algunas palabras con Mihaela, la joven cuidadora, para preguntarle sobre como la anciana habia pasado la tarde y, tras asegurarse de que todo habia transcurrido con absoluta normalidad, Veronica se marcho a su habitacion, la cual daba pared con pared con la de su madre. Alli, tras sentir una gran liberacion al descalzarse, pues los zapatos que se habia comprado para la ocasion le habian provocado unas pequenas rozaduras en sus talones, Veronica cambio su vestido veraniego por un fino camison antes de introducirse en la amplia y mullida cama de matrimonio que presidia su estancia. Sumergida en profundos suenos que seria incapaz de recordar al dia siguiente, Veronica unicamente se desvelo cuando su marido, a una hora indeterminada de la noche, aparecio en la habitacion. Raimundo, que habia bebido y comido como si le hubiese ido la vida en ello, avanzo, con paso tambaleante, hasta la cama pero, bien por desconocimiento o bien por torpeza, quizas por ambas cosas, antes de alcanzar el lugar en el que descansaba su mujer se cayo de bruces contra el suelo al tropezar con una de las lujosas alfombras que cubria el pavimento del dormitorio. El estrepito que provoco con su caida hizo que, por un breve momento, Veronica se desvelara y, algo malhumorada e intentando sostenerse del fino hilo que todavia la unia al sueno, se limito a emitir un simple grunido, casi inconsciente, que Raimundo, a pesar de estar banado en sudor, alcohol y cansancio, supo interpretar a la perfeccion y, tras maldecir su mala fortuna con aquel estupido elemento ornamental, logro al fin quitarse la ropa en silencio antes de introducirse, con la mayor delicadeza que le fue posible, entre las sabanas.

Ya por la manana, despues de unos minutos revolviendose, Veronica tomo la decision de incorporarse de la cama y, tras subir un par de centimetros la persiana de la ventana, lo suficiente para que entrase un poco de claridad en la habitacion, descubrio que su marido continuaba sumido en un profundo y, aparente, placido sueno, a juzgar por los tronadores y estrepitosos ronquidos que salian de su inmensa boca. Mientras negaba con la cabeza ante aquella imagen, Veronica vislumbro la doblez de la alfombra que habia provocado el pequeno traspies de su marido y, al ver aquello, no pudo evitar dibujar una pequena sonrisa en su rostro. A pesar de que en muchas ocasiones Raimundo resultaba ser un poco burro, penso para si Veronica, habia tenido suerte con el. Tenia sus cosas, si, pero era un hombre bueno, fiel y leal. Comparado con el tipo con el que habia acabado mi hermana, era todo un tesoro. --Voy a ver como ha pasado la noche mi madre y ayudare a Mihaela a banarla. Vete duchandote para que cuando vuelva me pueda meter yo. Raimundo, inmerso todavia en sus ronquidos, no alcanzo a escuchar la directriz que le acababa de dar su mujer. --!Raimundo! --alzo la voz mientras agitaba el hombro de su marido, quien, al fin, con aquel movimiento, parecio despertarse. --Uggh... Creo que... Anoche me pase con... --empezo a balbucear, sonoliento, mientras entreabria sus ojos y con la mano derecha se acariciaba, con delicadeza, su cada vez mas despoblada coronilla. --Vamos, Raimundo, tira a ducharte anda. !Que al final nos va a pillar el toro, venga! -- apremio Veronica a su marido, mientras se cubria su camison con una de sus mejores batas de tela, repleta de flores coloridas, antes de salir de la habitacion. --Ya voy, ya voy. !Que mujer, ni en fiestas deja descansar a uno! Veronica hizo caso omiso a aquellas palabras y, una vez se aseguro de que este se incorporaba de la cama, cerro con un golpe seco la puerta, zanjando con aquel movimiento la breve revolucion de Raimundo contra su autoridad e iniciando, sin saberlo, el camino hacia lo que se iba a convertir en su calvario particular. Por expresa peticion de Veronica, la habitacion de su madre se encontraba justo al lado de la asignada para ella y su marido.

Ella, al contrario que su hermana, quiso estar lo mas cerca posible de su madre por si en cualquier momento esta la requeria, continuando con la labor que llevaba desempenando durante toda su vida. Al final, al alojarnos en un hotel tan pequeno, mi hermana no ha podido irse muy lejos, se dijo Veronica para si con satisfaccion mientras lanzaba su mirada hacia la puerta que quedaba justo frente a la de su madre. Al llegar a la altura de la habitacion de su madre, mientras rebuscaba en uno de los bolsillos de su bata la tarjeta con la que abrir la puerta, se sorprendio al descubrir que esta se encontraba entreabierta. --Vaya con Mihaela, para que luego todo el mundo diga que es maravillosa. Sera idiota, mira que dejarse la habitacion de madre abierta... Veras cuando la vea, no va a llevar frio -- maldijo Veronica, entre dientes, mientras empujaba la puerta y se introducia en la lujosa estancia donde, horas antes, habia dejado a su madre durmiendo. --Buenos dias, madre. ?Que tal has pasado la noche? --pregunto Veronica, mientras recorria el amplio pasillo que llevaba al dormitorio. .