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Autor de la obra
Este autor, CRISTINA RODRIGUEZ TRUEBA , es reconocido dentro de esta rama sobre todo porque tiene más de un libro por los que es reconocido a nivel nacional, pero asimismo fuera de nuestras fronteras.
Es un gran conocedor de la temática, por eso entre los géneros literarios que normalmente acostumbra escribir está/n 2019 ROMANTICA .
¿A qué categoría/s pertenece esta obra?
Esta obra puede clasificarse en cantidad de categorías, pero una de las más esencial es:
2019 ROMANTICA
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Nota de los lectores
Este libro posee una puntuación puesta por personas entendidas, la nota de este libro es: 7,5/10.
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Resumen de SUCEDIO EN ZAMORA
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Un cambio radical llevara a la protagonista de esta novela a mudarse desde las abarrotdadas calles de Nueva York a un pequeno pueblo de Zamora. En el descubrira el amor, la pasion y una nueva vida y es que la realidad siempre, siempre, supera a la ficcion.
Más información sobre el libro
Puedes encontrar más para descargar sucedio en zamora
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Resumen del libro
--!El agua esta muy fria! --La modelo deja escapar un chillido de nina pequena--. ?No se podria mezclar con agua caliente? --Eso ya deberias saberlo, bonita. No es la primera vez que trabajas para mi --le responde el fotografo sin dejar de moverse para encontrar el angulo perfecto--. El agua caliente no es buena para hacer fotos de chicas en bikini porque los pechos se relajan, los pezones se duermen y la revista no alcanzara las ventas deseadas. Me siento en una silla de playa que ha utilizado la anterior modelo. La mulata de labios gruesos tampoco ha tenido suerte. Lorenzo queria simular que sudaba bajo un sol abrasador y un chico oriental lleno de tatuajes le ha pulverizado el cuerpo, mientras ella abria la boca conteniendo los gritos para no disgustar al fotografo. --Demasiado brillo en los labios. La maquilladora se acerca corriendo para retocar a la chica. Lorenzo aprovecha esta parada para descansar los brazos. --Quiero mas mechones sueltos. La modelo se queda muy quieta. Ahora tiene a dos personas que la acicalan y sabe que no debe pestanear de nuevo hasta que se retiren. --Los hombres que pasan por delante del quiosco cada manana, camino de su trabajo, necesitan un estimulo para detenerse y meter la mano en el bolsillo buscando el billete de cinco dolares. La revista tiene que susurrar a ese muchacho de Arkansas que ha venido a Nueva York buscando el sueno americano y trabaja doce horas diarias.
Alguien que llegara a su apartamento y cenara solo delante de la television una bandeja de comida precocinada, que la mitad de las veces no terminara porque estara tan cansado que se quedara dormido en el sofa. <
La revista le dira: <
En esa ocasion nadie excepto nosotros, como representantes de la empresa que los elabora, estaria presente. No me imaginaba que tipo de ayuda podria necesitar mi jefe cuando el mismo conocia todos los datos tan bien o mejor que yo. Tuve un mal presentimiento y a punto estuve de mostrar mi desacuerdo con mi superior. Me mordi la lengua, habia trabajado duramente para entrar en esa empresa y no pensaba estropearlo quejandome por tener que pasar dos dias en Florida. Mi jefe era un hombre de mediana edad. Educado y tranquilo, tenia en su despacho una foto de su mujer y otra de sus tres hijas. Cuando me le presentaron mantuvo su mirada en mis ojos y eso me dio tranquilidad. Siempre fui una nina muy alta y cuando mi cuerpo, que hasta los doce anos solo habia conocido rectas, empezo a cambiar, se encapricho de las curvas y me dejo unos hermosos pechos y unas caderas de mujer latina que poco tenian que ver con mi pelo rubio y mis ojos verdes. Mi madre ha sido y es una mujer preciosa. <
Recibir cumplidos y piropos cuando tienes quince anos y la cabeza llena de pajaritos no era bueno, me confundian y llegaron a hacerme dudar sobre cual era el camino que queria recorrer. Ver a mi madre trabajar duramente seis dias a la semana para que ni ella ni yo fueramos una carga para mis abuelos me recordaba constantemente que la belleza es algo efimero. Dentro de pocos anos los hombres dejarian de mirarme porque siempre habria otra chica mas joven que yo a quien piropear. La mente no se arruga con el paso de los anos y decidi estudiar, cuidar esa parte de mi cuerpo que solo quien me llega a conocer alaba y que hace que dejen de mirarme como si solo fuera carne y hueso en la proporcion deseada. Mi nuevo jefe parecia uno de estos inofensivos varones, alguien que me miraba como a un ser humano y no como a un instrumento para satisfacer sus necesidades. Solia hablarme de las buenas notas que obtenian sus hijas, de las trastadas de su vecino, de los maravillosos postres que hacia su mujer todos los sabados. Parecia un padre preocupado y un marido atento y enamorado. El trayecto en avion hasta Miami fue realmente extrano. Los dos sentados y en silencio durante horas. De vez en cuando una mirada de mi jefe y vuelta a los papeles durante otra media hora. Yo no habia encontrado ningun destello libidinoso en sus ojos, pero siempre hay un tipo nuevo, alguien cuyos gestos no sabes interpretar, una persona hermetica que puede estar pensando en asarte a fuego lento para cenarte tranquilamente viendo un partido de baloncesto mientras te habla de los grandes beneficios que se obtienen si se invierte comprando oro. Que el quisiera presenciar como les sentaban nuestras prendas a modelos sonrientes que juegan con las olas me parecio normal, aunque no tuviese necesidad de hacerlo para realizar su trabajo. Es un hombre y a nadie le amarga un dulce, pero que yo lo acompanase era demasiado raro. Ahi habia gato encerrado y solo hacia falta encontrar la puerta para dejarlo salir. Llegamos al hotel a las once de la noche y nos alojaron en habitaciones contiguas.
No estaban comunicadas, ese detalle no me tranquilizo. Hubiera sido demasiado obvio, por lo que me mantuve alerta. No queria perder el trabajo. Estar dentro de aquella empresa habia sido mi objetivo desde que aterrizo el avion que habia tomado en Madrid, pero nunca me acostaria con nadie para mantener mi puesto. Dormi fatal, atenta a cualquier ruido, preparando mis respuestas ante sus posibles intentos de seduccion. A la manana siguiente nos encontramos en el buf et del desayuno. Su triste saludo me desconcerto aun mas. El hotel estaba frente a la playa donde se tomarian las fotos. Despues de intercambiar dos frases de relleno sobre el buen tiempo que hacia, salimos buscando la ubicacion de la sesion fotografica: el, sudando porque el sol calentaba con fuerza (y un traje no es la ropa mas adecuada para soportar altas temperaturas) y yo, caminando de puntillas para que el tacon de mis zapatos no se clavase en la arena. Las sombrillas que cubrian el material y la zona donde retocaban a las chicas me parecio un lugar estupendo donde quedarme quieta para mirar porque alli no podiamos hacer nada mas. Mi jefe tambien debio pensar lo mismo. Debajo de la tela azul permanecimos mientras las modelos entraban y salian del agua poniendo morritos en posturas artificiales. Mi jefe tenia la mirada ausente, su ceno estaba fruncido y parecia encontrarse a miles de kilometros de distancia. Sin nada que me distrajera me dedique a observar a las modelos, que parecian ninas. El fotografo era Lorenzo, un profesional con bastante prestigio que trabajaba por primera vez para la empresa y a quien yo no podia ver la cara.
<>, les decia mientras sacaba cientos de instantaneas que luego examinaria con calma para elegir las adecuadas. Las muchachas sabian hacer su trabajo y se contorsionaban delante del objetivo en posturas que yo solo habia visto en los campeonatos de gimnasia ritmica que emitian en la television. !Menuda elasticidad! Las caderas casi inexistentes de la chica lituana aparecian en cada movimiento. Sus pechos de adolescente llegaban a parecerse a los mios gracias al truco de abrazarse a si misma con fuerza dejando libre la zona del escote. Contemplando a aquellas modelos con cara aninada recorde lo que ya habia rondado mi cabeza cada vez que veia una portada de una revista de moda: a muchos hombres les gustan las mujeres que parecen crias, a casi todas las mujeres nos gustan los hombres que parecen hombres. Las fotos de Lorenzo rellenarian hojas de una revista que ojearian miles de hombres. Unos cuantos tendrian fantasias mirando las inocentes miradas de las modelos que saben muy bien como transmitir en un solo gesto que su exterior dulce y angelical esconde una diosa en la cama. Eso no sucede cuando se trata de buscar un cuerpo que luzca banadores para hombres. En ellos se busca la masculinidad clara, un chico en banador tiene que ser fuerte y viril. Un muchacho que pareciera escogido de una clase de primero de bachiller no podria salir del agua como si fuera un adonis. Cuando yo tenia dieciseis anos los chicos que me gustaban superaban los dieciocho. No estaba interesada en mis companeros de clase, que cuando llevaban dos horas en el instituto comenzaban a impregnar las aulas de ese olor a sudor adolescente y dulce tan poco atractivo para mi sentido del olfato. A mi me gustaban los chicos que tenian una barba uniforme y voz grave. Mi vecino Markel, con tres pelos en la barbilla, cinco en el bigote y dos en las mejillas, no me atraia, pero me persiguio durante meses. Yo creo que espiaba por la mirilla de la puerta de la casa de sus padres.
Que saliera tantas veces en el momento en que yo tambien lo hacia era demasiada coincidencia. Fue en aquella epoca cuando tome la costumbre de subir y bajar andando. Mi madre y yo viviamos en la sexta planta y montarme en el ascensor con Markel era peligroso. Los olores de su desodorante, de la colonia, en la cual parecia sumergirse, y del sudor que comenzaba a brotarle en cuanto me veia hacian una mezcla letal que me provocaba mareos y dolor de cabeza. Cuando venia cargada de bolsas de la compra a casa esperaba el ascensor rezando para no verlo aparecer en el portal. Cuando mis plegarias no eran atendidas recurria al plan de supervivencia: aguantar la respiracion desde que entraba en la cabina hasta que cerraba la puerta de casa. Se le salian los ojos de las orbitas cuando hinchaba mi pecho para contener el aire. Se marcho a California para cursar el ultimo ano de instituto. Entonces, el portal y la caja de escaleras recuperaron su olor natural, mezcla de los alimentos cocinados en cada vivienda y del limpiasuelos olor a pino que usaba la senora del primer piso, que se encargaba de limpiar a cambio de perdonarle su cuota de comunidad. Las modelos continuaban retozando en la orilla, sonriendo a la camara de Lorenzo. Observe a mi jefe: tenia la mirada fija en algun punto del oceano Atlantico. De vez en cuando movia la cabeza a ambos lados apretando los labios. Ese hombre tenia un problema y yo tambien tendria otro bien gordo si mi cuerpo formaba parte del guion que disenaba en esos momentos en su cabeza. La llegada de Lorenzo lo saco de su ensimismamiento. Nos presentaron y no me disgusto lo que vi.
Lorenzo se habia vestido para estar comodo mientras trabajaba en la playa. El banador rojo de surf y la camiseta blanca resaltaban su piel morena y su musculoso cuerpo. Su mano estaba caliente. Senti como sus ojos me recorrian detenidamente hasta quedarse observando los mios, como si no existiera nada mas en el mundo que el y yo. --?Modelo? --No. --Si te sacase tres o cuatro fotos, todas las agencias te ofrecerian trabajo inmediatamente. --Gracias, pero ya tengo trabajo. --Es mi ayudante personal --le aclaro mi jefe, que parecia haber recuperado la compostura. --Una mujer bella e inteligente. Lorenzo tomo mi mano, la acerco a sus bonitos labios y me regalo un suave beso. Sus ojos no dejaban de mirarme y a mi comenzo a acelerarseme la respiracion. Mi mejor amiga, que vivia en Barcelona, habia comenzado a salir con un chico. Me escribia a menudo contandome lo maravilloso que era, la emocion que sentia cada vez que se citaban para disfrutar de unas horas juntos. Es correctora de textos en un periodico y sabe utilizar las palabras adecuadas para transmitir lo que siente. Yo tambien queria tener esas sensaciones, amar incondicionalmente, encontrar un hombre en quien confiar, alguien en cuyos brazos sentir que mi vida estaba completa.
Una de las modelos rompio ese momento preguntando si podia salir del agua. Nos despedimos y Lorenzo aprovecho que mi jefe ya se habia girado y caminaba hacia el hotel para guinarme un ojo. Al llegar a nuestras habitaciones le pregunte que hariamos durante el resto del dia. Nuestro avion salia a las nueve y media del dia siguiente, no sabia que esperaba que hiciera hasta entonces. Murmuro que cuando me necesitase me localizaria a traves del movil y se metio en su habitacion agitando nuevamente la cabeza. No podia irme muy lejos, asi que baje a comer una ensalada. Subi de nuevo a mi habitacion, donde pase la tarde tumbada en el sofa, cambiando canales sin cesar con el mando de la tele y recordando la mirada de Lorenzo y el calor de su piel. Nuestro encuentro habia sido tan breve que no habia tenido tiempo de sacar conclusiones sobre lo que me parecia como hombre. Era guapo y atractivo, pero ?lo era para mi? A las siete y media sono mi telefono. Ya me habia relajado al creerme libre de un posible encuentro de caracter no profesional. Que mi jefe me sugiriera cenar juntos hizo que saltasen todas mis alarmas. Busque la ropa mas recatada que tenia, me puse zapatos planos, recogi mi pelo en una coleta y temblando baje al bar del hotel, donde mi jefe me esperaba tomandose un whisky doble. Me sonrio lastimeramente, cogio su vaso y me cedio el paso hasta el restaurante, donde el maitre nos situo en la mesa mas discreta que habia en la sala. Aquello estaba tomando muy mala forma y me prepare para rechazar su asalto de la manera mas sutil posible. !Menuda noche me hizo pasar el pobre hombre! Despues de varias copas de vino tinto el misterio quedo resuelto.
Habia contratado a un detective privado para que vigilase a su mujer. Le habia confirmado que tenia un amante con el cual se reunia todos los jueves al mediodia. El primer impulso de mi jefe habia sido pagarle con la misma moneda, tratar de llevarme al huerto para vengarse. El viaje habia sido la excusa perfecta, pero todo se habia complicado cuando habia recibido el sobre con las pruebas graficas de la infidelidad. Sin atreverse a abrirlo lo habia metido en el maletin del trabajo. Todo el tiempo que yo habia dedicado a pasar de un canal de television a otro el lo habia usado para reunir valor para rasgar el papel y sacar las fotos en donde uno de sus mejores amigos, dentista de profesion, estaba haciendole una exhaustiva revision de los molares a su mujer con la lengua. Habia sentido ganas de matarla mientras miraba las fotos, hasta que se detuvo en una: su mujer estaba en brazos de su amante. No estaban besandose, el la abrazaba con fuerza y ella parecia que miraba el objetivo. Estaba feliz, hacia anos que mi jefe no veia esa sonrisa en su mujer. Recordo el ultimo dia, cuando nacio su hija pequena. Nunca mas habia sonreido de esa manera para el y toda su rabia se convirtio en dolor. Habia vaciado todos los botellines de alcohol del minibar de su habitacion para olvidar esa mirada y, apoyado en la barra del bar, anadido tres whiskies dobles a lo que flotaba en su estomago. Le retire su copa de vino y lo obligue a cenar para suavizar los efectos que la mezcla de bebidas con altisima graduacion alcoholica estaba provocando en su cerebro. Me concentre para intentar entender sus balbuceantes respuestas durante un rato, pero su congoja aumentaba por segundos por lo que opte por levantarme y llamar al camarero para pagar la cuenta. Mi jefe estaba borracho, aunque no tanto como para dejar de ser un caballero sureno.
Consiguio que el responsable del restaurante entendiera su numero de habitacion para que se lo anotasen en su cuenta. Aproveche que tenia que volver con la factura para preguntar donde podria comprar panuelos de papel. La tienda del hotel estaba cerrada. Mi jefe se pasaba la manga de su chaqueta por la nariz y yo tenia un pequeno paquete con dos panuelitos que no iban a soportar mas que un sonado, asi que entre en el bano, cogi un rollo de papel higienico, que escondi entre mis ropas como pude, y salimos hacia la playa buscando un lugar discreto donde pasear. Los primeros minutos trate de seguir la conversacion. Queria entender lo que me estaba contando, que supiera que me importaba su dolor. Apenas lo conocia, pero me daba pena verlo sollozar, echarse la culpa porque quiza habia estado demasiado ocupado trabajando y no habia sido el marido que su mujer necesitaba. Le iba pasando trocitos de papel y me los devolvia chorreando, lo cual me producia bastante asco. Encontre la solucion metiendolos en una bolsa de patatas fritas vacia que algun desconsiderado habia tirado al suelo. Empezo contandome como se habian conocido. Lo hacia tan detalladamente que, despues de un cuarto de hora y cuando todavia estabamos en el primer trimestre de nuestro equivalente a primero de bachiller, desconecte.
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