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Autor de la obra
Este autor, VICTORIA MORRIGAN , es reconocido dentro de esta rama sobre todo porque tiene más de un libro por los que es reconocido a nivel nacional, pero asimismo fuera de nuestras fronteras.
Es un gran conocedor de la temática, por eso entre los géneros literarios que normalmente acostumbra escribir está/n 2019 ROMANTICA .
¿A qué categoría/s pertenece esta obra?
Esta obra puede clasificarse en cantidad de categorías, pero una de las más esencial es:
2019 ROMANTICA
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Nota de los lectores
Este libro posee una puntuación puesta por personas entendidas, la nota de este libro es: 7,5/10.
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Resumen de SECRETOS DE MARIPOSA
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Angel ha vivido el maltrato desde que puede recordar. Sabe lo que se siente. Y tambien sabe lo que es que una persona mayor se aproveche de la confianza de un nino. Por eso, cuando conoce a Fanny, su pequena mariposa, se promete a si mismo que sera para ella lo que el no tuvo: un refugio.
Más información sobre el libro
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Resumen del libro
Angel era la victima perfecta. Era un nino enclenque y de aspecto fragil. Aunque tambien era muy bonito, rubio, con el pelo liso y un denso flequillo sobre los grandes ojos castanos. Tenia la carita fina y delicada, y era muy obvio que tenia las orejas en asas, y que su madre le peinaba con el cabello por delante de ellas para tratar de disimularlas. Tambien parecia ser muy timido. Tenia un algo triste en los ojos. Y cuando miraba a los adultos, sobre todo a los maestros, lo hacia como con aprension, como si le dieran miedo. Siempre estaba solo. Y si jugaba con otros chicos, no trataba de imponerse. Si algun otro nino le echaba o le daba problemas, Angel no discutia, sino que directamente se iba. Parecia estar acostumbrado a estar consigo mismo y apartado de la gente. Vaya, no habia que ser un lince para darse cuenta de que ese nino tenia problemas en casa. Y sin embargo, ninguno de los maestros decia nada. Nadie se metia. Y no porque no les importara Angel.
Los adultos simplemente, tenian otras preocupaciones. Corria el ano 1971, y el pais estaba pendiente de cuestiones politicas. Esperaban un cambio. Los problemas que pudiera tener en su casa un nino anonimo de ocho anos no le importaban a nadie. Ademas, en aquella epoca la gente tenia aun grabado a fuego aquello de lo que ocurre en casa, se queda en casa y de no lavar la ropa sucia delante de la gente. En otras palabras, si una familia tenia la desgracia de tener en su seno a una persona maltratadora, adicta o disfuncional de alguna otra manera, se creia que le correspondia a la propia familia lidiar con el marron, y no era incumbencia de nadie mas. Si Angel tenia problemas, le correspondia a el solucionarlos, como pudiera y cuando pudiera. Si no podia con ocho anos, que el viera a que otra edad podria ser. Alla el. Si, Angel estaba solo y abandonado a su suerte. Y el parecia saberlo, o intuirlo, porque siempre estaba en silencio, siempre apartado, y siempre serio y triste. Pero para la senorita Susi era un nino perfecto. Era delgadito, por lo que no tendria la fuerza suficiente como para intentar defenderse. Tampoco podria chivarse, porque no tenia a nadie. Y debia estar avido de carino y atencion, pobrecito, por lo que debia ser muy facil de embaucar.
La senorita no lo dudo. [?]!Que bien te han salido hoy las cuentas, Angel! Tus papas pueden estar muy orgullosos de ti. [?]Gracias. Angel dudaba mucho que sus padres estuvieran orgullosos de el alguna vez. Pero no dijo nada. Recogio sus lapices en un momento y los metio a bulto en su estuche. Otra vez se habia quedado el ultimo. Los otros ninos eran unos cafres y salian corriendo en cuanto sonaba el timbre. En un momento, se quedaba solo en la clase, y eso no le gustaba. Le daba verguenza que la senorita pensara que era lento o retrasado, o un incordio por salir tan tarde. Se apresuro por dirigirse hacia la salida. Pero la senorita Susi le hablo otra vez. [?]Ah, y no te preocupes por el examen de verbos. No le dire a tu madre que has suspendido. Sera un secreto entre nosotros, ?vale? Angel titubeo un segundo junto a la puerta.
?Se suponia que eso era algo bueno? [?]Pero... [?]Lo hago porque estoy segura de que aprobaras el proximo examen. Yo confio en ti, Angel. Se nota que eres un chico aplicado y responsable. Angel no sabia si era esas cosas. Era la primera vez que un maestro le decia algo como esto. Pero asintio, no muy convencido. Fuera un chico aplicado o no, el estaba decidido a estudiar mucho para aprobar el proximo. No podia permitirse suspender ninguna asignatura en junio. Sus padres no se metian en sus estudios, tenian otros problemas. Pero Angel estaba seguro de que un suspenso a final de ano si les llamaria la atencion, y no seria para algo bueno. Si podia ahorrarse una paliza, mejor para el, la verdad. [?]Gracias, senorita. Es usted muy amable [?]dijo, mas por compromiso que por otro motivo. La realidad era que no sabia muy bien que responder cuando le hablaba la senorita. Siempre se sentia incomodo y raro, como si fuera a meter la pata de un momento a otro.
Y no sabia muy bien por que. La senorita Susi no era como ninguno de los otros maestros y senoritas que Angel habia tenido antes. Era joven, guapa, con el pelo negro siempre peinado de peluqueria, los labios y las unas pintados de rojo, y le hablaba en tono suave y agradable. En realidad, le daba un poco de miedo. Y es que la senorita parecia verle a el, a Angel, y Angel no estaba acostumbrado a ser importante para nadie. ?Y si serlo era algo malo? [?]?Te vas ya a casa? ?Te espera tu mama? [?]pregunto ella. Antes de poder pensarlo, Angel respondio: [?]Ah... No, mi mama... [?]Se interrumpio. ?Debia decirlo? ?De verdad era de fiar esta senorita? [?]?Si? [?]dijo ella. ?Verdad que parecia interesada? A lo mejor, ella podia comprenderle... A lo mejor, podia aconsejarle, o escucharle... Angel se conformaba con poder hablar con alguien que le escuchara de verdad, aunque no dijera nada. Pero, ?era la senorita la persona adecuada? Los adultos nunca comprendian. Ellos no sabian. Tenian otros problemas. [?]Pues... Esta trabajando a esta hora [?]concluyo evasivamente Angel. [?]Ah, ?tu mama trabaja? [?]Si. [?]El chico bajo la cabeza, avergonzado[?].
Limpia en varias casas. [?]Oh, ese es un trabajo muy duro [?]respondio ella. Angel se encogio de hombros. No tenia idea, la verdad. La senorita solto el borrador de la pizarra en su soporte suavemente y se volvio hacia el. Angel se dio cuenta en ese momento de que ella llevaba todo el rato limpiando la pizarra, pero en realidad, no habia borrado ni siquiera la mitad. Se dijo que no debia haber estado muy atenta a lo que hacia, porque el era capaz de borrarla entera en un solo minuto. [?]Y si tu mama no esta en casa, ?quien te prepara la merienda? [?]pregunto ella[?]. ?Tu papa? Angel volvio a encogerse de hombros. [?]Mi papa tampoco esta en casa todavia. [?]Se limito a decir. [?]?Entonces? ?Algun hermano mayor? Angel nego. No tenia hermanos. Y ya le gustaria, ya. Le encantaria poder tener una hermanita pequena, una ninita dulce que le mirase con ojitos de ilusion y de admiracion, una pequenita a la que poder proteger y mimar.
Alguien que le diera compania y que le comprendiera. Se sentia muy solo. Y nadie nunca parecia dispuesto a escuchar. [?]Me preparo la comida yo solo [?]dijo, bajando la cabeza mas aun. La senorita parecio impresionada. [?]?Tu solito? [?]dijo, con una exclamacion. Angel se encogio de hombros. ?Que tenia eso de sorprendente? ?Acaso podia hacer otra cosa? O se preparaba la comida solo, o no comia, era asi de simple. [?]?Ves? !Estaba segura de que eras un chico muy responsable! [?]exclamo ella[?]. !Fijate! !Te preparas la comida solito, como un hombre! !Que nino tan valiente! Angel se dijo que no habia que ser muy valiente para eso. La senorita exageraba. Tan solo bastaba con tener hambre y comida en el frigorifico. El se encargaba de lo primero, y su madre de lo segundo. No tenia mas historia. ?Por que parecia la senorita Susi tan emocionada? [?]Pues ahora que me acuerdo... Hoy me he traido un pastelito para el recreo, y al final, no me lo he comido [?]continuo ella[?].
Si lo quieres, te lo regalo para que te lo comas para merendar. Asi no tendras que prepararte un bocadillo. ?Te gustaria? Angel no estaba muy seguro de que eso estuviera bien. [?]No se preocupe, senorita. Para mi no es problema. [?]Desde luego que no. Pero un pastelito siempre se agradece, ?no? [?]dijo ella, mientras caminaba hacia su mesa y abria su bolso. Angel se sentia incomodo. Empezo a desear irse a toda prisa. [?]En... En realidad, no tengo hambre. Comaselo usted para merendar, senorita. [?]!Oh, vamos! Es mejor si te lo tomas tu. Todavia tienes que crecer mucho, carino. Ella venia de regreso con un pastelito de chocolate en la mano. Se lo ofrecio, sonriente.
Angel dio un paso atras. [?]Gracias, pero no. De verdad. Mama dice que no esta bien. [?]?Que no esta bien el que? [?]La senorita se rio suavemente[?]. ?Tomar chocolate? [?]Bajo la voz al anadir[?]: Bueno, no te preocupes. Por un dia, no pasa nada. [?]Le ofrecio el pastelito otra vez diciendo, en tono confidencial[?]: Venga, toma. Prometo no decirselo a nadie. Angel dudo. Por un lado, no queria ofender a la senorita por no coger el regalo. Pero por otro, le parecia ver ante si la cara de su madre diciendole que no estaba bien coger regalos de desconocidos. Claro que... ?La senorita era una persona desconocida? Angel la conocia desde hacia poco, eso era verdad. Habia llegado hacia un mes para sustituir a su tutor, Don Manuel, que estaba enfermo. Cuando uno conocia a una persona desde hacia un mes, ?seguia siendo desconocida? El chico no sabia que pensar... [?]Venga... [?]insistio la senorita[?].
No te de verguenza. Somos amigos, ?no? ?Amigos? ?Los adultos podian ser amigos de los ninos? ?Los maestros podian ser amigos de los alumnos? Angel no entendia nada. Pero era cierto que no queria ofenderla y que ella le cogiera mania por haberse negado a aceptar un regalo. De modo que acabo por asentir, a reganadientes. La senorita parecio feliz. [?]!Ah, muy bien! Eres un buen chico, Angel. [?]Le alboroto el flequillo, y anadio[?]: Muy buen chico. Angel bajo la vista. Habia algo en los ojos de la senorita en aquel momento que le hizo sentir raro. Apreto el pastelito contra si con una mano y sujeto con fuerza la correa de su mochila con la otra. [?]?Puedo irme ya, senorita? [?]Yo estoy muy a gusto hablando contigo, pero si tienes prisa... [?]Si. Con... con su permiso... Tengo... tengo que irme ya. [?]Claro, comprendo. Ve a casa, carino. Manana nos vemos.
La senorita le acaricio la mejilla, sonriendo adorablemente. Angel deseo poder estar muy lejos de alli. [?]Si. Hasta... Hasta manana, senorita Susi. [?]Hasta manana, Angel. La mujer se volvio hacia su mesa. Angel salio a toda prisa. Pero apenas hubo cruzado el umbral, oyo que ella le decia desde la clase: [?]!Ah! !Y que te aproveche! [?]!Muchas gracias! [?]exclamo el. Y echo a correr escaleras abajo. Cuando ya estaba en la calle, reparo en que no habia caido en la cuenta de agradecerle el regalo. Pero ahora no iba a volverse para decirselo. Se sentiria ridiculo. Ademas, no queria volver a estar solo con ella. Habia algo en esa mujer que le resultaba inquietante. El chico camino a buen paso calle arriba hacia su casa, con el pastelito en la mano.
Apenas hubo doblado la esquina, y por tanto, perdido de vista el colegio, se detuvo y le echo una ojeada al regalo. Era un dulce pequeno. Y estaba sin abrir, el envoltorio estaba intacto. Pero Angel sintio asco de repente. No queria comerse aquello, no podria decir por que. Solo con pensarlo, le daban nauseas. Echo una ojeada alrededor. La calle estaba desierta a esta hora de la tarde. Todos los ninos debian estar ya en sus casas. Habia una papelera a pocos pasos. Sin pararse a meditarlo mucho, el chico camino decidido hacia ella y tiro el pastelito, mirando atras, en direccion a la esquina y al colegio. Se dijo que era muy poco probable que la senorita le hubiese seguido. Pero bueno, estaba bien cerciorarse, por si acaso. Continuo caminando deprisa hacia su casa, no fuera a ser que de un momento a otro saliera un adulto por alguna ventana o alguna puerta a gritarle por haber tirado un pastelito sin abrir. La comida no se tira, decian los mayores.
Y tambien: Los regalos no se desprecian. Angel se sentia un nino muy malo. Pero, ?que otra cosa podia hacer? No se sentia capaz de comerse algo que le daba asco. Entonces recordo que los pastelitos de esa marca solian traer pegatinas... ?A lo mejor deberia volverse, quitarle la pegatina y tirar el resto? No, no. No iba a volverse. Y desde luego, no iba a rebuscar en la papelera para eso. ?Y si la senorita aparecia por detras de la esquina mientras el sacaba la pegatina? No. Pero, ?y si ella le preguntaba manana que pegatina le habia tocado? Bueno, ya se inventaria. Ya veria. De momento, se moria de ganas de llegar a casa. No sabia por que, pero hoy se sentia raro, como sucio. Tenia la desagradable sensacion de que habia hecho algo muy malo, y que en todas las casas de la calle habia gente que lo sabia y que le miraban por todas las ventanas. Angel queria desaparecer. En su casa se sentiria seguro. Al menos, de momento.
La madre de Angel se llamaba Mercedes. Trabajaba limpiando por las casas y cuidando ancianos. Normalmente, pasaba el dia entero fuera. Su padre se llamaba Samuel, y trabajaba como albanil por las mananas. Las tardes, las pasaba en el bar. Angel tenia llave de su casa desde hacia dos anos, y pasaba mucho tiempo solo. Intentaba ayudar a su madre en lo que pudiera, para que su padre no gritara y no montara bronca, de modo que cuando llegaba del colegio, solia ponerse a limpiar y a cocinar, para que hubiera algunas cosas de la casa ya hechas cuando llegaran los adultos. Normalmente, su padre regresaba a casa antes que su madre. Solia venir borracho. Todos los dias se repetia el mismo ritual. Samuel llegaba, le grunia al chico protestando porque el suelo estaba mojado, o porque olia a comida en la cocina, caminaba dando tumbos hasta el sofa del salon, y se desplomaba alli. Solia vomitar. Y era Angel quien tenia que limpiarlo, porque Samuel obviamente no estaba para eso. Al chico le daba mucho asco. Pero habia algo que llevaba aun peor que eso, y era tener que aguantar el mal humor de su padre.
Samuel tenia un amplio arsenal de insultos, y no dudaba en escupirselos a su hijo, tarde tras tarde. Su favorito era nina. Decia que Angel era tan blanco y tan fragil que parecia una nena, y que seguro que de mayor seria mariquita. A Angel le daba mucha verguenza oirle decir eso, y siempre se prometia a si mismo que de mayor seria un tio grande y fuerte, igual que lo era su padre. Se odiaba por ser rubio y blanco. Si fuera un nino fuerte y moreno, su padre no le diria esas cosas. Samuel tambien tenia la costumbre de darle collejas en la cabeza al chico mientras este limpiaba los vomitos, diciendole que se quitara de su vista. Angel siempre se apresuraba por acabar su tarea y obedecer, y se quitaba de en medio hasta que escuchaba a su padre roncar en el salon. Entonces se asomaba despacito, y se quedaba mirandole desde la puerta, en silencio. Y pensaba. Samuel era un hombre de casi dos metros de altura, ancho de espaldas y con gruesos brazos, con la piel muy blanca y el pelo y los ojos muy claros. Cuando bebia, se le ponia la cara roja, y si gritaba, le sobresalian en seguida las venas del cuello. Decian que su padre era ingles, aunque Angel no lo sabia a ciencia cierta, porque nunca pudo conocer a su abuelo. Al chico le impresionaba mucho ver a un tio tan grande y fuerte totalmente fuera de combate, inconsciente en el sofa. Le hacia sentir muy solo e indefenso.
Pero esto siempre era mejor que verlo despierto. Samuel era muy violento e imprevisible, y Angel le tenia miedo. En verdad, solo se sentia a salvo en casa cuando estaba solo. Pasaba las horas con la oreja puesta a la puerta de la calle, y en cuanto escuchaba la llave, ya sabia que venia su padre y que le tocaba aguantar el mal rato hasta que llegara su madre, ya a la hora de la cena. Mercedes parecia ser la unica a quien respetaba su padre. Tambien le gritaba, desde luego. Pero a ella no le pegaba. Al menos, no que Angel supiera. La realidad era que Angel se avergonzaba mucho de su padre, porque no era como los demas que veia en la calle y en el colegio. El queria quererlo, y se esforzaba mucho. Pero no podia evitar verlo patetico. Tambien se esforzaba por no darle motivos de queja, pero parecia que nunca hacia nada bien. Nada de lo que hiciera era suficiente para Samuel. Angel se sentia un inutil. Aquella tarde, su padre regreso mientras Angel estaba preparandose el bocadillo.
El chico decidio guardarlo para la cena. De repente, se le habia ido toda el hambre. Agradecio haber tirado el pastelito. De todas formas, no habria sido capaz de comerlo con su padre por aqui.
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