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LIBRO SANGRE AZUL PDF GRATIS

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Autor de la obra

Richelle Mead

Este autor, RICHELLE MEAD, es reconocido dentro de esta rama sobre todo porque tiene más de un libro por los que es reconocido a nivel nacional, pero asimismo fuera de nuestras fronteras.

Es un gran conocedor de la temática, por eso entre los géneros literarios que normalmente acostumbra escribir está/n Novela.

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Novela

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Resumen de SANGRE AZUL

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Resumen del libro

Rose Hathaway tiene un serio problema. Su guapisimo tutor Dimitri se esta fijando en otra, su amigo Mason esta colado por ella y el vinculo telepatico que tiene con su mejor amiga la vuelve loca cuando esta se enrolla con su novio, Christian. Entonces un gran ataque Strigoi pone en alerta a la Academia, que no esta dispuesta a correr ningun riesgo: este ano, la semana de esqui con motivo de las fiestas de St. Vlad, sera obligatoria. Pero el resplandeciente paisaje invernal y la elegante estacion de esqui de Idaho solo crean una ilusion de seguridad. Cuando tres estudiantes escapan para contraatacar a los mortales strigoi, Rose tendra que unir sus fuerzas con las de Christian para rescatarlos. Solo que esta vez, Rose y su corazon, corren un peligro mayor de lo que podria imaginar. <> Los seres vivos mueren. Pero no siempre se quedan muertos. Creeme, lo se. En este mundo hay una raza de vampiros que son, literalmente, muertos vivientes. Reciben el nombre de strigoi, y si no tienes pesadillas con ellos desde este mismo momento, deberias. Son fuertes, rapidos y matan sin piedad ni duda. Tambien son inmortales, lo que hace que destruirlos sea un verdadero infierno. Solo hay tres maneras de hacerlo: una estaca de plata en el corazon, decapitarlos o prenderles fuego.

No resulta facil llevar a cabo ninguna de ellas, pero eso es mejor que no tener opcion alguna. Tambien hay vampiros decentes por el mundo, los llamados moroi. Estan vivos y poseen el increible poder de ejercer la magia sobre cada uno de los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego (bueno, la mayoria de los moroi puede, pero ya hablaremos luego sobre las excepciones). En realidad, ya no usan la magia para mucho, una pena, seria una gran arma, aunque los moroi tienen la profunda conviccion de que solo ha de usarse de un modo pacifico. Es una de las reglas mas importantes de su sociedad. Suelen ser altos, delgados y no toleran bien los excesos de luz solar, pero a cambio disfrutan de unos sentidos sobrehumanos: vista, olfato y oido. Ambos tipos de vampiros necesitan la sangre; eso es lo que los convierte en vampiros, digo yo. Los moroi, sin embargo, no matan para conseguirla. En lugar de eso, siempre cuentan con humanos a su alrededor que donan pequenas cantidades de manera voluntaria. Se ofrecen a ello porque las endorfinas que liberan las mordeduras de los vampiros hacen que uno se sienta muy pero que muy bien y pueden llegar a ser adictivas; lo se por propia experiencia. A estos humanos se les llama << proveedores>> y son, basicamente, yonquis de las mordeduras de los vampiros. A pesar de todo, contar con los proveedores siempre sera mejor que la forma que tienen los strigoi de hacer las cosas, porque, como quiza ya te habras imaginado, matan por la sangre, y creo que disfrutan con ello. Un moroi se convierte en strigoi si mata a una victima mientras se alimenta de ella. Algunos lo hacen por voluntad propia y renuncian a su magia y a su moralidad a cambio de la inmortalidad. Un strigoi tambien se puede crear a la fuerza: si uno de ellos bebe la sangre de una victima y obliga a esta a beber sangre strigoi a cambio, bueno... y a tienes otro strigoi.

Esto le puede pasar a cualquiera: moroi, humano o... dhampir. Dhampir. Eso es lo que soy yo. Los dhampir somos mitad humanos, mitad moroi, y a mi me gusta pensar que tenemos los mejores rasgos de cada raza. Soy fuerte y resistente como los humanos y puedo tomar el sol tanto como quiera, pero como los moroi, tengo unos sentidos realmente precisos y unos reflejos bien rapidos. La consecuencia es que un dhampir resulta perfecto como guardaespaldas, y eso es lo que somos la mayoria de nosotros. Nos llaman << guardianes>> . Me he pasado la vida entrenandome para proteger a los moroi de los strigoi. Mi horario esta repleto de clases y practicas especiales en la Academia St. Vladimir, un instituto privado para moroi y dhampir; se usar todo tipo de armas y arrear algunas patadas de lo mas doloroso. He zurrado a tios el doble de grandes que y o, tanto dentro como fuera de clase, al fin y al cabo, los tios son practicamente los unicos a los que zurro, ya que hay muy pocas chicas en cualquiera de mis clases. Y con todas esas cosas buenas que heredamos, hay una sola de la que nos vemos privados: los dhampir no podemos tener hijos con otros dhampir. No me preguntes el porque, no tengo ni idea de genetica ni nada por el estilo. La union entre humanos y moroi siempre genera descendencia dhampir, de ahi surgimos en su momento, pero no es algo que se produzca mucho ya: los moroi tienden a mantenerse apartados de los humanos. Gracias a otra estrambotica casualidad genetica, la union entre moroi y dhampir procrea hijos dhampir.

Que si, que si, que es de locos. Lo logico seria pensar en un bebe que tuviera tres cuartas partes de vampiro, ?no? Pues no: medio humano, medio moroi. La mayoria de los dhampir proviene de parejas de hombres moroi y mujeres dhampir. Las mujeres moroi prefieren tener hijos moroi, y esto implica, por regla general, que los hombres moroi se enrollan con mujeres dhampir y luego se largan, lo cual nos deja un monton de madres dhampir solteras que se dedican a criar a sus hijos, por eso no hay muchas que lleguen a guardianas. Resumiendo, que solo quedan los tios y cuatro tias para convertirse en guardianes, pero quienes eligen dedicarse a proteger a los moroi se lo toman muy en serio. Los dhampir necesitan a los moroi para seguir teniendo hijos, tenemos que protegerlos, es solo... bueno, que es lo mas honorable que podemos hacer. Los strigoi son el mal, contra natura, no tienen ningun derecho a dedicarse a cazar inocentes, y los dhampir que se preparan para ser guardianes llevan esto grabado a fuego desde el mismo momento en que aprenden a andar. Los strigoi son el mal. Hay que proteger a los moroi. Este es el credo de los guardianes, mi credo. Y hay un moroi a quien quiero proteger por encima del resto del mundo: mi mejor amiga, Lissa, una princesa moroi de entre las doce familias reales que tienen; ella es la ultima descendiente de la suya, los Dragomir. Aunque hay algo en ella que la hace especial, aparte de ser mi mejor amiga. ?Recuerdas cuando te conte que todo moroi domina uno de los cuatro elementos? Bueno, resulta que Lissa domina otro que nadie sabia siquiera que existia hasta hace bien poco: el espiritu. Durante anos pensamos, simplemente, que ella no iba a desarrollar su capacidad para la magia. Entonces empezaron a ocurrir cosas extranas a su alrededor.

Por ejemplo, todos los vampiros poseen una capacidad denominada coercion que les permite imponer su voluntad sobre los demas, y en los strigoi es muy fuerte. En los moroi no solo es mas debil, sino que ademas esta prohibida. En Lissa, no obstante, es casi tan fuerte como en un strigoi; un simple pestaneo suyo y la gente hace lo que ella quiera. Pero eso no es lo mas alucinante que puede hacer. Antes dije que quien se muere no siempre se queda muerto. Bueno, ese es mi caso. Tranqui, no soy como los strigoi, pero si que me mori una vez (no te lo recomiendo). Sucedio cuando el coche en el que iba se salio de la carretera, y en el accidente no solo mori yo, tambien se mataron los padres de Lissa y su hermano. Sin embargo, en medio de todo aquel caos --y sin darnos cuenta--, Lissa utilizo el espiritu para traerme de vuelta. Durante mucho tiempo, no fuimos conscientes de aquello; de hecho, ni siquiera sabiamos que existia el espiritu. Desafortunadamente resulto que una persona si sabia de la existencia del espiritu antes que nosotras: Victor Dashkov, un principe moroi moribundo que descubrio los poderes de Lissa y decidio encerrarla y convertirla en su sanadora personal para el resto de su vida. Cuando me di cuenta de que alguien la acosaba, decidi tomar las riendas y que nos largasemos del instituto a vivir entre los humanos. Andar por ahi siempre huyendo tuvo su punto divertido, pero tambien su punto paranoico. Nos salimos con la nuestra durante dos anos hasta que las autoridades de St. Vladimir nos cazaron y nos trajeron de vuelta hace unos meses.

Y fue entonces cuando Victor Dashkov puso las cartas sobre la mesa, rapto a Lissa y la torturo hasta que ella cedio a sus exigencias. Por el camino se le fue un poco la mano con algunas medidas algo extremas, como el viaje que nos pego a Dimitri --mi mentor-- y a mi con un hechizo de lujuria (enseguida vuelvo a ese tema). Victor tambien se aprovecho de la forma en que el espiritu estaba empezando a provocar una cierta inestabilidad mental en Lissa, pero aun asi, aquello no fue tan terrible como lo que le hizo a su propia hija, Natalie. Llego a animarla a que se convirtiera en strigoi para ayudarle a huir, y ella acabo atravesada por una estaca. Aun despues de verse capturado tras aquel suceso, Victor ni siquiera parecia sentirse un poco culpable por lo que le habia pedido a su hija que hiciera. Me lleva a pensar que no me ha ido tan mal criandome sin un padre. Ahora resulta que tengo que proteger a Lissa de strigoi y de moroi. Solo unos pocos funcionarios saben lo que es capaz de hacer, pero yo estoy segura de que hay mas Victores sueltos por ahi a quienes les gustaria utilizarla. Por suerte, dispongo de un arma adicional que me ay uda a protegerla. En algun momento durante mi sanacion tras el accidente, el espiritu creo una conexion psiquica entre ella y y o. Puedo ver y sentir lo que ella ve y siente (aunque solo funciona en una direccion, ella no me puede << sentir>> a mi). El vinculo me ayuda a estar pendiente de ella y a enterarme si le pasa algo, aunque a veces sea un poco raro meterse en la cabeza de otra persona. Estamos bastante seguras de que el espiritu puede hacer mas cosas, pero aun no sabemos que. Mientras tanto, y o intento ser lo mejor que puedo como guardiana. Nuestra huida hizo que me estancase en mi formacion, asi que ahora tengo que recibir clases extra para compensar la perdida de tiempo.

No hay nada en el mundo que desee mas que mantener a salvo a Lissa y, por desgracia, hay dos cosas que dificultan mi entrenamiento cada dos por tres. Una, que en ocasiones actuo antes de pensar, y eso que cada vez se me da mejor evitarlo, pero cuando algo me enciende, primero arreo el punetazo y luego me paro a ver a quien le he pegado. Cuando la gente que me importa se encuentra en peligro... bueno, las normas se vuelven relativas. El otro problema en mi vida es Dimitri. Fue el quien mato a Natalie, y tiene una mala leche que te pasas. Tambien es bastante atractivo. Vale, mas que atractivo, esta buenisimo, y o diria que tan bueno como ese tipico tio que hace que te pares a medio cruzar la calle y te atropelle un coche; pero, tal y como he dicho, es mi instructor, y ademas tiene veinticuatro anos. Estos son dos de los motivos por los que yo no deberia haberme colgado de el, aunque, para ser sincera, la razon mas importante es que el y yo seremos los guardianes de Lissa cuando ella se gradue, y si estamos pendientes el uno del otro, eso significa que no estaremos cuidando de ella. La verdad es que no se me ha dado muy bien olvidarle, y estoy bastante segura de que el aun siente lo mismo por mi. En parte, lo que hace de ello algo mas dificil es lo caliente que se puso la cosa entre nosotros cuando caimos bajo el hechizo de lujuria. Victor queria distraernos mientras raptaba a Lissa y le funciono. Yo estaba lista para perder mi virginidad y Dimitri estaba listo para dar cuenta de ella, y aunque rompimos el hechizo en el ultimo momento, tengo aquellos recuerdos siempre presentes y a veces me resulta un poco complicado concentrarme en las tecnicas de combate. Por cierto, me llamo Rose Hathaway, tengo diecisiete anos, me preparo para proteger y para matar vampiros, estoy completamente enamorada del tio que no debo, y la magia que ejerce mi mejor amiga puede hacer que se vuelva loca. Eh, ?quien dijo que el instituto iba a ser facil? UNO No crei que el dia pudiese empeorar hasta que mi mejor amiga me dijo que podria estar volviendose loca. Otra vez.

--Yo... ?que has dicho? Me puse en pie en el vestibulo de su edificio, inclinada sobre una de mis botas, ajustandomela. Levante la cabeza de golpe y la mire a traves de la marana de pelo oscuro que me tapaba la mitad de la cara. Me habia quedado dormida despues de clase y habia pasado de peinarme con tal de salir por la puerta a tiempo. Lissa me observaba entretenida, con esa melena rubia platino suya, perfecta y sin un pelo fuera de sitio, por supuesto, que le caia sobre los hombros como si fuese un velo nupcial. --He dicho que me parece que las pastillas ya no me hacen el mismo efecto que antes. Me ergui y me sacudi el pelo de la cara. --?Que significa eso? --le pregunte. A nuestro alrededor, los moroi pasaban a toda prisa camino de ver a sus amigos o de cenar--. ?Has empezado...? --baje la voz--. ?Has empezado a recobrar tus poderes? Lo nego con la cabeza, y vi un leve brillo de lamento en sus ojos. --No... Siento la magia mas cerca, pero sigo sin poder usarla. La mayor parte de lo que noto ultimamente es mas de lo otro, ya sabes... de vez en cuando me siento mas deprimida. Nada parecido a lo de antes --anadio enseguida al verme la cara. Antes de empezar con las pastillas, los bajones de Lissa podian ser tan profundos que se hacia cortes--. Es solo que ultimamente esta ahi un poquito mas.

--?Y que hay de las otras cosas que solias percibir? ?Ansiedad? ?Delirios? Lissa se rio, no se tomaba nada de aquello tan en serio como yo. --Suena como si hubieses estado leyendo los libros de texto de psiquiatria. A decir verdad, los habia estado leyendo. --Solo me preocupo por ti. Si crees que las pastillas ya no te hacen efecto, tenemos que decirselo a alguien. --No, no --se apresuro a decir--. Estoy bien, de verdad. Si me funcionan... solo que no tanto. No creo que deba cundir el panico aun. Contigo, en especial; no hoy, al menos. Su cambio de tema funciono. Una hora antes me habia enterado de que me iban a hacer pasar la Calificacion ese mismo dia. Era un examen --una entrevista, mas bien-- que todos los novicios guardianes tenian que superar en su tercer ano en la Academia St. Vladimir. Dado que me habia dedicado a ir por ahi escondiendo a Lissa durante el ultimo ano, yo me habia perdido la mia.

Hoy me llevarian a algun lugar fuera del campus, ante un guardian que me haria el examen. Gracias por la sorpresita, colegas. --No te preocupes por mi --repitio Lissa sonriente--. Ya te lo contare si empeora. --Vale --dije de mala gana. Sin embargo y solo para quedarme tranquila, abri los sentidos y me introduje para sentirla plenamente a traves de nuestra conexion psiquica. Me habia dicho la verdad. Aquella manana se encontraba tranquila y feliz, no habia nada de lo que preocuparse. Aunque muy en el fondo de su mente percibi un nudo de sentimientos oscuros, de inquietud. No es que la corroyese por dentro ni nada por el estilo, aunque pintaba igual que los brotes depresivos y de ira que ya habia sufrido. Era solo una brizna, pero no me gustaba, no queria aquello por alli ni en pintura. Intente ahondar mas en ella para percibir mejor las emociones y de pronto tuve una extrana sensacion que me conmovio. De repente senti una especie de mareo y sali de golpe de su cabeza. Un pequeno escalofrio me recorrio de arriba abajo. --?Estas bien? --me pregunto Lissa con el ceno fruncido--.

Parece como si tuvieras nauseas, asi, de pronto. --Solo... nervios por el examen --menti. Insegura, me adentre de nuevo a traves de nuestro vinculo. La oscuridad habia desaparecido por completo. Ni rastro. Puede que al final no pasara nada con las pastillas--. Estoy bien. Me senalo un reloj. --No vas a llegar si no te pones ya en movimiento. --Mierda --maldije. Tenia razon. Le di un abrazo rapido--. !Hasta luego! --!Buena suerte! --grito. Cruce el campus a toda prisa y encontre a mi mentor, Dimitri Belikov, esperando junto a un Honda Pilot. Que aburrido.

Supuse que no podia haber esperado que atravesaramos las carreteras de las sierras de Montana en un Porsche, pero habria estado bien ir en algo que molase mas. --Lo se, lo se --dije al verle la cara--. Perdona el retraso. Me acorde entonces de que se me venia encima uno de los examenes mas importantes de mi vida y de pronto me olvide de todo lo de Lissa y la posibilidad de que no le hicieran efecto las pastillas. Queria protegerla, pero aquello no iba a servir de mucho si no era capaz de graduarme en el instituto y me convertia de verdad en su guardiana. Alli estaba Dimitri, con el aspecto tan esplendoroso de siempre. La enorme mole del edificio de ladrillo proyectaba unas sombras alargadas sobre nosotros, como una gran bestia que se abalanzase en la mortecina luz previa al amanecer. A nuestro alrededor, justo estaba empezando a nevar. Observe como los copos livianos, cristalinos, se balanceaban con suavidad en su descenso. Algunos aterrizaron en su pelo oscuro y enseguida se derritieron. --?Quien mas viene? --pregunte. Se encogio de hombros. --Solo vamos tu y y o. Mi estado animico se disparo de golpe y paso de << animado>> directamente a << extatico>> . Dimitri y y o.

Solos. En un coche. Bien merecia la pena pasar por un examen sorpresa por aquello. --?Cuanto tardamos? --en silencio, rece porque fuese un viaje realmente largo, digamos que como de una semana. Y que nos hiciese pasar la noche en hoteles de lujo. Podiamos quedarnos atrapados en la nieve y que solo nuestro mutuo calor corporal fuera capaz de mantenernos vivos. --Cinco horas. --Ya. Un poco menos de lo que me hubiera gustado. Aun asi, cinco horas eran mejor que nada, y tampoco descartaba por completo la posibilidad de quedar atrapados en la nieve. A los humanos les resultaria dificil transitar por esas carreteras estrechas y nevadas, pero no eran ningun problema para nuestra vista de dhampir. Mire al frente en un esfuerzo por no pensar en como la locion de afeitado de Dimitri inundaba el coche con un aroma limpio, intenso, que hacia que me quisiese derretir. Intente concentrarme de nuevo en el examen de Calificacion. No era de esos examenes para los que puedes estudiar. O lo superabas o no.

Unos gerifaltes de los guardianes venian a ver a los novicios en su tercer ano de instituto y se reunian con ellos de forma individual para conversar sobre el compromiso de cada estudiante con el hecho de ser un guardian. Yo no sabia con exactitud que preguntaban, pero los rumores se habian extendido con el paso de los anos. Los guardianes mas mayores sopesaban la forma de ser y la dedicacion: habian considerado a algunos novicios no aptos para seguir la senda de los guardianes. --?No suelen venir ellos a la academia? --pregunte a Dimitri--. Es decir, que y o me pego el viaje encantada, pero ?por que somos nosotros los que vamos a verlos a ellos? --En realidad, vas a verle a el, no a ellos --un leve acento ruso tenia las palabras de Dimitri, la unica pista de donde habia crecido. Por lo demas, yo tenia muy claro que el hablaba mi propio idioma mejor que yo--. Al ser este un caso especial y y a que el nos esta haciendo un favor, somos nosotros los que nos desplazamos. --?Quien es? --Arthur Schoenberg. Desplace de golpe la vista del camino a Dimitri. --?Que? --chille. Arthur Schoenberg era una leyenda. Se trataba de uno de los mas grandes asesinos de strigoi de la historia reciente de los guardianes y habia sido presidente del Consejo de Guardianes, el grupo que se encargaba de asignar estos a los moroi y tomaba todas las decisiones que nos concernian a nosotros. Con el paso del tiempo se retiro y volvio a dedicarse a proteger a una de las familias reales, los Badica. Aun retirado, y o sabia que seguia siendo letal. Sus hazanas formaban parte de mi programa de estudios.

--?Es que... es que no habia nadie mas disponible? --le pregunte en voz baja. Pude darme cuenta de que Dimitri estaba ocultando la sonrisa. --Te ira bien. Ademas, si Art te da su aprobacion, sera una muy buena recomendacion en tu curriculum. Art. Dimitri tenia la suficiente confianza con uno de los guardianes con mas mala leche que habia como para llamarle por el diminutivo. Por supuesto, el propio Dimitri tenia y a bastante mala leche, asi que no se de que me sorprendia. Se hizo un silencio en el coche y me mordi el labio al preguntarme de pronto si seria capaz de superar el liston de las expectativas de Arthur Schoenberg. Mis notas eran buenas, pero habia otras cosas como las huidas y las peleas en clase que podian arrojar algunas sombras sobre la seriedad con que yo afrontaba mi futura profesion. --Te ira bien --repitio Dimitri--. En tu curriculum, lo positivo supera lo negativo. A veces era como si fuese capaz de leerme el pensamiento. Sonrei un poco y me atrevi a echarle un vistazo de reojo. Fue un error. Un cuerpo largo, fibroso, evidente aun estando sentado.

Ojos oscuros insondables. Pelo castano que le llegaba a la altura de los hombros y que llevaba sujeto en la nuca. Aquel cabello era como la seda, lo se porque lo habia recorrido con los dedos cuando Victor Dashkov nos atrapo con su hechizo de lujuria. Haciendo gala de un gran autocontrol, me obligue a recobrar la respiracion y desviar la mirada. --Gracias, senor entrenador --bromee, acurrucandome en el asiento. --Para eso estamos --respondio. Sonaba animado, con una voz relajada, algo raro en el. Solia estar a la defensiva, listo para cualquier posible ataque. Es probable que se crey era a salvo dentro de un Honda, o al menos tan a salvo como podia estar conmigo cerca, a ver si iba a ser yo aqui la unica a la que le costase pasar de la tension romantica entre nosotros, ?no? --?Sabes para que podias estar de verdad? --le pregunte sin mirarle a los ojos. --?Mmm? --Pues para quitar esa basura de musica y poner algo que hay a salido despues de la caida del muro de Berlin. Dimitri se rio. --Tu peor asignatura es la historia, y nadie sabe como, pero eres una experta en la Europa del Este. --?Que pasa? Que y o me curro mis conas, camarada. Con la sonrisa todavia puesta, cambio el dial de la radio. A una emisora de country.

--!Tio! Que no me referia a esto --exclame. Habria jurado que estaba a punto de volver a reirse. --Elige. O la una o la otra. Suspire. --Vuelve al rollo ochentero. Cambio el dial y y o me cruce de brazos mientras un grupo que sonaba a europeo cantaba no se que del video que mato a la estrella de la radio. Ojala que alguien se hubiese cargado a esta. De pronto, cinco horas no me parecieron tan cortas como habia pensado. Arthur y la familia a la que protegia vivian en un pueblo por la I-90, no muy lejos de Billings. En lo referente a los sitios donde vivir, la opinion general de los moroi se encontraba dividida. Algunos argumentaban que lo mejor eran las grandes ciudades porque permitian a los vampiros perderse entre la multitud; las actividades nocturnas no llamaban mucho la atencion. Otros moroi como esta familia, al parecer, optaban por lugares menos poblados al creer que, cuanta menos gente hubiese para fijarse en uno, menos probabilidades habia de que alguien lo hiciera. Habia convencido a Dimitri para que parasemos a comer algo en un restaurante de carretera abierto toda la noche, y entre eso y la parada para echar gasolina, cuando llegamos eran casi las doce de la manana. La casa estaba construida al estilo de un rancho, de una sola planta, con paredes de madera pintada de gris y ventanas en saliente, tintadas para detener la luz del sol, por supuesto.

Parecia nueva y cara, e incluso alli, en medio de la nada, se aproximaba a lo que yo me imaginaba para los miembros de una familia real. Baje del Pilot de un salto y clave las botas en el par de centimetros de nieve intacta en el suelo hasta llegar a la gravilla del paseo de entrada. Era un dia sin viento, silencioso, excepto por alguna brisa ocasional. Dimitri y y o subimos andando hasta la casa por un paseo de piedras que atravesaba el jardin delantero. Pude notar como se iba metiendo en su pose del curro, pero su actitud general era tan animosa como la mia. Los dos sentiamos una especie de satisfaccion culpable por el agradable viaje en coche. Se me fue el pie sobre el hielo que cubria el paseo y Dimitri alargo un brazo para sujetarme. Tuve un extrano momento de deja vu, como si una vision me llevase de vuelta a la primera noche en que le vi, cuando me salvo de una caida similar. Con temperaturas gelidas o sin ellas, senti su mano calida al agarrarme el brazo, incluso a traves de la capa de plumas de mi anorak. --?Estas bien? --me solto, para mi desgracia. --Claro --dije al tiempo que lanzaba miradas acusadoras al camino helado --. ?Es que esta gente nunca ha oido hablar de la sal? Lo decia en broma, pero Dimitri se detuvo de pronto y yo hice lo mismo al instante. Su expresion se torno tensa y alerta, volvio la cabeza y sus ojos rastrearon las amplias llanuras blancas que nos rodeaban antes de posarse de nuevo sobre la casa. Queria preguntarle, sin embargo algo en su postura me dijo que permaneciese en silencio. Estudio el edificio durante casi un minuto entero, bajo la mirada al paseo helado, volvio a mirar al camino por donde habiamos entrado, cubierto por una capa de nieve estropeada solo por nuestras huellas.

Se acerco precavido a la puerta principal y y o le segui. De nuevo se detuvo, esta vez para estudiar la puerta. No es que estuviese abierta, pero tampoco estaba completamente cerrada. Tenia el aspecto de que la hubieran cerrado con prisas, sin encajarla, y habia marcas de rozaduras a lo largo del borde de la puerta, como si la hubiesen forzado en algun sitio. El mas leve toque la abriria. El aliento de Dimitri formaba pequenas nubes de vaho mientras el recorria con los dedos la zona donde la hoja tocaba con el marco. Al rozar el pomo, este se movio con un poco de holgura, como si lo hubieran roto. Por fin, me dijo en voz baja: --Rose, ve y espera en el coche. --Pero qu... --Ve. Una sola palabra, aunque cargada de autoridad. Ese simple monosilabo sirvio para recordarme el hombre al que yo habia visto tumbar a quien se le acercase y atravesar con una estaca a un strigoi. Retrocedi pisando en el cesped cubierto de nieve en lugar de arriesgarme con el paseo. Dimitri permanecio clavado donde estaba, sin moverse hasta que yo me meti en el coche y cerre la puerta con tanto cuidado como pude. A continuacion, con el movimiento mas suave, empujo la puerta apenas sujeta y desaparecio en el interior. Yo, que ardia de curiosidad, conte hasta diez y volvi a salir del coche.

Tenia muy claro que no iba a ir detras de el, pero tenia que enterarme de lo que pasaba en aquella casa. Lo descuidado del paseo y el camino de la entrada indicaba que alli no habia habido nadie en un par de dias, aunque tambien podia ser que los Badica simplemente no saliesen nunca de casa. Era posible, supuse, que hubieran sido victimas de un robo comun y corriente por parte de humanos, pero tambien podia ser que algo los hubiese asustado, como unos strigoi, digamos. Yo sabia que era esa posibilidad lo que habia provocado que a Dimitri se le pusiese la cara tan seria, aunque parecia una situacion poco probable con Arthur Schoenberg de servicio. De pie en el camino de entrada, eleve la vista al cielo. La luz era gris y neblinosa, pero estaba ahi. Mediodia. El punto mas alto del sol en aquel dia, y los strigoi no podian exponerse a aquella luz. No tenia ninguna necesidad de temerlos a ellos, solo al enfado de Dimitri. Empece a rodear el edificio por la derecha, caminando entonces por una nieve mucho mas profunda, casi treinta centimetros. En la casa no habia ninguna otra cosa que me llamase la atencion: carambanos de hielo colgando de los aleros y ventanas tintadas que no dejaban ningun secreto a la vista. De pronto mi pie tropezo con algo y baje la mirada. Alli, medio enterrada en la nieve, habia una estaca de plata clavada en la tierra. La cogi y le quite la nieve con el gesto torcido: ?que hacia alli una estaca? Eran valiosas, el arma mas letal de un guardian, capaces de matar a un strigoi de un solo viaje en el corazon. En el momento de su forja, cuatro moroi las hechizaban con la magia de cada uno de los cuatro elementos.

Yo no habia aprendido aun a usarlas, pero al tener una bien sujeta en la mano, me senti de repente mas segura y continue mi reconocimiento. En la parte de atras de la casa habia una gran puerta acristalada y, delante, una terraza de madera en la que se debia de estar de lujo en verano. Sin embargo, alguien habia roto los cristales de la puerta de forma que cabia una persona sin dificultad por el agujero lleno de picos. Ascendi con sigilo por las escaleras de la terraza, cuidandome del hielo, consciente de que iba a encontrarme metida en un lio de categoria cuando Dimitri se enterase de lo que estaba haciendo. A pesar del frio, los goterones de sudor me caian por el cuello. << Es de dia, es de dia>> , me recordaba yo. Nada de lo que preocuparse. Llegue al patio y estudie el cristal oscuro. No podia decir con seguridad que lo habia roto. Dentro, alli mismo, el viento habia hecho que la nieve se colase y formara una pequena alfombra de color azul palido. Tire del pomo de la puerta, pero estaba cerrada; nada que fuese especialmente grave con aquel agujero tan grande. Con cuidado por los bordes afilados, meti la mano por la abertura y libere el pestillo desde el interior. Retire la mano con el mismo cuidado y tire de la puerta corredera para abrirla; esta hizo un leve siseo sobre sus rieles, un sonido apenas perceptible que, no obstante, me parecio demasiado ruidoso en aquel silencio tan siniestro. Cruce la entrada y me mantuve en la senda que la luz del sol proyectaba dentro a traves de la puerta abierta. Mis ojos se acostumbraron a la penumbra del interior.

El viento entraba por la puerta y hacia bailar las cortinas a mi alrededor. Me encontraba en un salon que tenia todo lo que cabe esperar en un sitio asi: sofas, una tele, una mecedora. Y un cuerpo. Era una mujer. Estaba tumbada en el suelo, boca arriba enfrente de la tele, con el pelo oscuro desordenado y disperso a su alrededor. Tenia los ojos abiertos, la mirada perdida hacia el techo y la cara muy palida, demasiado palida incluso para un moroi. Por un momento crei que el pelo tambien le cubria el cuello, hasta que me di cuenta de que el color oscuro sobre su piel era sangre: sangre seca. Le habian desgarrado la garganta. Aquella escena terrible resultaba tan surrealista que al principio ni siquiera fui consciente de lo que estaba viendo. En esa postura, la mujer bien podria estar dormida. Entonces me percate del otro cuerpo, un hombre, junto a ella, a poco mas de medio metro y con una mancha de sangre a su alrededor, sobre la alfombra. Habia otro cuerpo tirado junto al sofa, de la estatura de un nino; y otro mas al otro lado de la habitacion. Y otro. Habia cadaveres por todas partes, cadaveres y sangre. .

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