LIBRO NUNCA OLVIDES QUE TE QUIERO PDF GRATIS

EN ALGUN LUGAR DELCENTRO DE MADRID, EN LAACTUALIDAD. --!Corred! --gritaba a nadie y a todos intentado que huyeran antes de que fuese demasiado tarde--. !Corred! La devastacion de la segunda explosion la atropello en plena carrera. Su cuerpo perdio el equilibrio desplazandose a merced de la onda expansiva, pero a media caida, una mano tiro de ella con fuerza sacandola de aquella bola de fuego que hubiese acabado con su vida. No recordaba nada mas. No vio quien la rescato de una muerte segura, solo que se sintio a salvo en ese abrazo que protegio su vida antes de perder el conocimiento por la conmocion. El la miro muerto de miedo. Estaba inerte entre sus brazos, ambos resguardados tras el muro de un amplio portal cercano que habia servido de escudo. ?No habia llegado a tiempo? Aterrorizado la tendio en el suelo, guardo la pistola, que aun empunaba, en la cintura trasera del pantalon vaquero y le tomo el pulso. Tras comprobar que estaba viva, se dejo caer contra la pared soltando el aire que le quemaba los pulmones. El miedo lo mantenia en un estado de nervios y ansiedad como nunca habia sentido en su vida. Era militar, !por el amor de Dios! No podia permitirse estar asi. Esto tenia que acabar ya. --?Estas loco? --lo increpo el policia llegando hasta ellos con el arma en la mano para cubrirlos, mirando a su alrededor, fijandose en cada detalle, buscando amenazas--. Sal de aqui antes de que nos descubran.

!Vamos! --le grito. --Hay que asegurar la zona y llevarla a un hospital con proteccion -- dijo, negandose a abandonarla otra vez. --Yo la llevare. Sal de aqui. !Ya! --insistio observando el coche en llamas, la metralla esparcida por la calzada y a la gente que andaba sin rumbo, heridos, con las manos cubriendose las orejas por el dolor de oidos tras las detonaciones. Habia sido brutal. Aun no sabia como la mujer se habia salvado. Era un milagro... Aquel tipo era su milagro... Tenia que reconocer que la pericia, la paciencia y la tenacidad del hombre la habian librado de una muerte segura. Su companero llego hasta el a la carrera. --?Estais todos bien? --pregunto apuntado a su alrededor con el arma, mientras sostenia el casco de la moto enganchado a su brazo. El poli lo miro negando con la cabeza. --Marchaos, por favor --pidio--. En cuanto sepa en que hospital la ingresan, os avisare. Resignado, acepto. Se puso la capucha negra de la sudadera que llevaba bajo la cazadora de cuero.

No era el momento de echarlo todo a perder. Ahora estaban muy cerca de estar juntos por fin. Contemplo su precioso rostro manchado de sangre. La rabia lo enfurecio. Su piel estaba llena de cortes por la metralla y suciedad por la polvora... El tenia el mismo aspecto, pero estaba acostumbrado a ello y no habia perdido el conocimiento... El madero lo miro enfadado. El soldado estadounidense lo reto con la mirada. --No te preocupes, joder, yo cuido de ella. La sacare de aqui, pero vete antes de que descubras mi tapadera. El militar sabia que aquel hombre no podia salvarle la vida, llegado el caso, ni protegerla lo suficiente, lo acababa de confirmar, pero aun asi, obedecio. La miro por ultima vez con el aire quemandole el pecho por la impotencia, la rabia, la furia y el desasosiego que se acumulaba al abandonarla una vez mas... Con decision, se levanto y camino junto a su companero alejandose sin mirar atras. Debia confiar. Desaparecieron entre el humo, el eco de las sirenas de los camiones de bomberos, ambulancias y fuerzas de seguridad que se acercaban mezclandose con los gritos de los transeuntes. Si no lo hacia, no se separaria de ella aun a riesgo de morir. Pero debia huir antes de que los descubrieran en el lugar del atentado. Tanto trabajo no podia perderse por una negligencia como esa.

Habian sido fantasmas hasta ese momento y asi debia seguir siendo. CAPITULO 1 MADRID DIAS ANTES DEL ATENTADO Nick tomaba cafe en un bar de Carabanchel como acostumbraba cada manana. Solian acudir policias con los que tenia confianza despues de tantos anos y, a veces, por ser el, le filtraban datos. Hacia tan solo veinticuatro horas que conocia la posibilidad de un atentado contra su exsuegro, pero su instinto militar desarrollado en la Fuerza Delta norteamericana a la que pertenecia y toda la informacion recabada durante anos, le decian que no era contra Robert Cross contra quien se iba a atentar. Habia muchas mas posibilidades de que la victima fuese Mark Devereux, el hombre que le robo a la mujer de su vida. Eso solo significaba una cosa... Val estaba en peligro inminente. Intentaba no pensar mucho en ella, en su vida con ella... eso era pasado e intentaba mantenerlo a raya, pero su seguridad era crucial para que el pudiese vivir tranquilo. Si le pasaba algo, no se lo perdonaria jamas. Llevaba un ano destinado en Madrid. Desde que Alex y Salma entraron en su vida y comprobo que es posible compaginar este trabajo de locos que adoraban, con una vida mas o menos normal. No habia querido alejarse de la ciudad donde vivia la unica mujer a la que amaba, aunque no pudiese estar con ella. Al menos podria protegerla. JJ, el hombre al que esperaba, siempre se hacia de rogar, algo que enervaba a la puntualidad de Nick, pero la vida de policia no es una ciencia exacta. Lo sabia bien. La de militar tampoco.

Lo vio aparcar su coche camuflado de la unidad de la policia secreta a la que pertenecia a traves del gran ventanal. Se miraron unos segundos hablandose con ese gesto para confirmar que el encuentro era seguro. En unos instantes, JJ estaba sentado junto a Nick. --Alfonso, una cerveza --pidio con tranquilidad. --?No es demasiado pronto para eso? --pregunto Nick, dando un sorbo a su cafe solo doble. Eran las diez de la manana. --Todo depende de a que hora te hayas acostado. Si es que lo has hecho --contesto JJ socarron, mientras senalaba una jugosa tortilla de .