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Autor de la obra
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Romantico
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Resumen del libro
Seth era un muchacho discolo y retraido cuando a los diez anos fue adoptado por Ray Quinn, viudo y casi un anciano. Con el paso del tiempo el cuarto Quinn se ha convertido en un pintor de prestigio y, tras una estancia en Europa, vuelve al pequeno pueblo costero donde sus hermanos-tios, Cam, Ethan y Phillip, junto a sus esposas e hijos, regentan un negocio de construccion de veleros. Finalmente, en una casita blanca y azul, en la que nunca falta una hamaca en el porche y un perro en el jardin, Seth parece haber encontrado la paz con su peculiar familia adoptiva. Alli vive un apasionado amor con una joven... hasta que su madre biologica se interpone de nuevo en su camino.
Volvia a casa. La orilla oriental de Maryland era un inundo de marisma y lodazal, de amplios campos sembrados de cosechas en surcos derechos como soldados. Eran canales de drenaje con abruptos ribazos y secretos arroyos de marea donde se alimentaba la garceta. Era la Bahia de Chesapeake y el cangrejo azul, y los hombres de mar que lo capturaban. Al margen de donde hubiera vivido en los miserables diez primeros anos de su vida o en los ultimos a medida que se aproximaba a la treintena, solo la orilla oriental, habia sido un hogar para el. Contaba ese hogar con multiples aspectos, con recuerdos sin numero, y cada uno de ellos permanecia en su mente con un brillo tan resplandeciente como el sol que se reflejaba en el agua de la Bahia. Mientras la cruzaba en coche por el puente, su ojo de artista deseo captar aquel instante: el azul profundo del agua y las embarcaciones que se deslizaban por su superficie, las rapidas olas blancas y el descenso en picado de las avaras gaviotas. El modo en que la tierra rozaba el borde y lo rebasaba con sus tonos marrones y verdes. Las hojas de los robles y los eucaliptos, cada vez mas abundantes, y esos reflejos de color, flores que disfrutaban de la calidez de la primavera. Deseaba recordar aquel instante como recordaba la primera vez que cruzo la Bahia hasta la orilla oriental, cuando era un muchacho asustado y triste junto a un hombre que le habia prometido una vida. Iba en el asiento del copiloto, con el hombre al que apenas conocia sentado al volante.
Lo unico que poseia era la ropa que llevaba y unas pocas cosas que guardaba en una bolsa de papel. Tenia el estomago atenazado por los nervios, pero habia compuesto lo que creia un gesto aburrido y miraba por la ventanilla. Mientras estuviera con el viejo, no estaba con ella. Eso era lo mejor que le podia pasar. Ademas, el viejo era guay. No olia a alcohol ni a las pastillas de menta que usaban para disimularlo algunos de los capullos que Gloria llevaba a la mierda de casa donde vivian. Y las dos veces que se vieron, el viejo, Ray, le habia comprado una hamburguesa o una pizza. Y habia hablado con el. Los adultos, segun su experiencia, no hablaban con los ninos. Peroraban esperando que los ninos escuchasen, charlaban sobre ellos o en contra de ellos. Pero no con ellos. Ray si. Y ademas escuchaba. Y cuando le pregunto, directamente, siendo apenas un nino, si queria vivir con el, no sintio aquel miedo que le estrangulaba ni un panico ardiente. Habia sentido que quiza, solo quiza, su suerte estaba cambiando.
Se alejaba de ella. Eso era lo mejor. Cuanto mas durara el viaje, mas se alejaban de ella. Si las cosas se pusieran feas, podia huir. El hombre era muy viejo. Era grande, grande de verdad, pero viejo. Con todo aquel pelo blanco y aquel rostro ancho y lleno de arrugas. Le miro de reojo, a hurtadillas, mientras comenzaba a dibujar su rostro mentalmente. Tenia los ojos muy azules y aquello resultaba bastante extrano, porque los suy os tambien lo eran. Ademas su voz era potente, pero cuando hablaba no parecia que gritase. Era una voz serena, puede que incluso con un deje de cansancio. En aquel momento, sin duda tenia un aspecto fatigado. --Ya casi hemos llegado --comento Ray mientras se acercaban al puente--. ?Tienes hambre? --No se, supongo que si. --Segun mi experiencia, los chicos siempre tienen hambre.
He criado a tres que eran verdaderos pozos sin fondo. Su voz poderosa contenia una nota de alegria, pero sonaba forzada. Puede que el chico solo tuviera diez anos escasos, pero sabia reconocer la falsedad. << Ya estamos bastante lejos>> , penso. Por si tenia que huir. Asi que pondria las cartas boca arriba y veria que cono pasaba. --?Como es que me llevas a tu casa? --Porque necesitas una casa. --!Anda ya! La gente no hace ese tipo de cosas. --Algunas personas si. Mi esposa Stella y y o haciamos ese tipo de cosas. --?Le has dicho a ella que me llevas? Ray sonrio, pero habia cierta tristeza en su gesto. --A mi manera. Stella murio hace un tiempo. Te habria gustado. Y ella te habria echado un vistazo y se habria subido las mangas hasta los codos.
No supo que contestar a aquello. --?Y que se supone que debo hacer cuando lleguemos a donde vamos? --Vivir --le dijo Ray--. Ser un nino. Ir a la escuela, meterte en lios. Te ensenare a navegar. --?En un barco? Entonces Ray se echo a reir, con un sonido estruendoso que lleno el vehiculo y que, por razones que el muchacho no pudo comprender, le desato los nervios del estomago. --En un barco, pues claro. Tengo un cachorro tonto, a mi siempre me tocan los tontos, al que estoy tratando de ensenar. Me puedes echar una mano. Tendras algunas tareas que hacer, y a lo veremos. Fijaremos las reglas y tu las cumpliras. No te creas que, porque soy un viejo, te puedes pasar conmigo. --Le has dado dinero. Ray aparto un momento la vista de la carretera y la fijo en unos ojos del mismo color que los suyos. --Si.
Eso es lo que ella entiende, por lo que puedo ver. A ti nunca te ha comprendido, ?verdad, chaval? Algo se iba arremolinando en su interior, una tormenta que aun no reconocia como esperanza. --Si te mosqueas conmigo, te cansas de tenerme aqui o cambias de opinion, me mandaras de vuelta. Pero no voy a volver. Ya habian pasado el puente y Ray arrimo el coche al arcen y se giro en el asiento hasta que estuvieron frente a frente. --Seguro que me mosqueo contigo y, a mi edad, claro que me canso de vez en cuando. Pero te voy a hacer una promesa, aqui y ahora: no te voy a mandar de vuelta. Te doy mi palabra. --Si ella... --No voy a dejar que te recoja --dijo Ray, adelantandose--. Da igual lo que tenga que hacer. Ahora me perteneces. Eres parte de mi familia. Y te vas a quedar conmigo mientras asi lo desees. Cuando un Quinn hace una promesa -- anadio, extendiendo una mano--, la cumple. Seth miro la mano que se le ofrecia y alzo la suya, humeda.
--No me gusta que me toquen. Ray asintio. --Vale. Pero aun asi, tienes mi palabra. Volvio a la carretera y lanzo una ultima mirada al chico. --Casi hemos llegado --dijo una vez mas. A los pocos meses, Ray murio, pero mantuvo su palabra. La mantuvo por medio de los tres hombres a los que habia hecho hijos suy os. Esos hombres le dieron una vida a un muchacho esqueletico, infeliz y desconfiado. Le proporcionaron un hogar y le hicieron un hombre. Cameron, el gitano nervioso y de genio vivo; Ethan, el hombre de mar firme y paciente; Phillip, el ejecutivo elegante y de mente aguda. Todos le apoyaron y lucharon por el. Le salvaron. Sus hermanos. La luz dorada del sol tardio hacia brillar la hierba de la marisma, los humedales, los campos llanos de cosechas en surcos.
Con las ventanillas bajadas, capto el perfume del agua mientras rodeaba la pequena localidad de St. Christopher. Habia pensado en pasarse por el pueblo y dirigirse primero al viejo astillero de ladrillo. Barcos Quinn seguia construyendo embarcaciones de madera por encargo y, en los dieciocho anos transcurridos desde que se monto el negocio, basado en un sueno, en la astucia y el sudor, se habia labrado una fama merecida por su calidad y su buena factura. Seguro que estaban alli, incluso en aquel momento. Cam estaria maldiciendo mientras remataba algun trabajo fino en un camarote. Ethan estaria solapando tablas serenamente. Arriba, en la oficina, Phil estaria disenando una campana publicitaria de lo mas llamativa. Podria pasar por Crawford's y pillar unas cervezas. Tal vez se tomaran todos juntos una fria, aunque lo mas probable era que Cam le lanzase un martillo y le dijera que moviera el culo. Eso le gustaria, pero no era lo que le atraia en este momento. No era lo que le empujaba por la estrecha carretera rural, junto a la cual la marisma surgia de las sombras bordeada de arboles cuyos troncos retorcidos mostraban hojas con el verdor brillante de may o. De todos los lugares que habia visto, las majestuosas cupulas y agujas de Florencia, la recargada belleza de Paris, las asombrosas colinas verdes de Irlanda, nada le habia quitado el aliento y le habia colmado el corazon como la vieja casa blanca con su suave y gastado remate azul, asentada en mitad de un cesped desigual que descendia hasta el agua tranquila. Aparco en el sendero, detras del viejo Corvette blanco que habia pertenecido a Stella y Ray Quinn. El vehiculo tenia el mismo aspecto reluciente que el dia que salio del concesionario.
Eso era cosa de Cam, penso. Seguro que este decia que era cuestion de mostrar el debido respeto a un vehiculo excepcional. Pero en realidad tenia que ver con Ray y Stella, con la familia. Tenia que ver con el amor. El lilo del patio delantero estaba cubierto de flor. Aquello tambien tenia que ver con el amor, penso. Le habia regalado el pequeno arbusto a Anna el Dia de la Madre cuando el tenia doce anos. Ella lloro. Sus grandes y bellos ojos castanos estaban inundados de lagrimas, pero rio y se las enjugo mientras Cam y el lo plantaban para ella. Anna era la esposa de Cam, lo que la convertia en su hermana. Pero en su interior, donde importaba, penso en aquel momento, ella era su madre. Los Quinn sabian mucho de lo que pasaba en el interior. Bajo del coche a la maravillosa quietud. Ya no era un muchacho flaco con los pies demasiado grandes y una mirada de desconfianza. Habia crecido de modo acorde con esos pies.
Media un metro ochenta y tenia una constitucion delgada. Si se descuidaba, podia parecer desgarbado. El cabello se le habia oscurecido y era mas un castano bronce que el rubio oscuro de las grenas de su infancia. Tambien tendia a desatenderlo y, al pasarse una mano en aquel momento, hizo una mueca, pues recordo su intencion de cortarselo antes de salir de Roma. Los chicos iban a vacilarle por la pequena cola de caballo, lo que significaba que tendria que conservarla durante un tiempo, por principio. Se encogio de hombros y, hundiendo las manos en los bolsillos de sus gastados vaqueros, echo a andar, mirando a su alrededor. Las flores de Anna, las mecedoras en el porche delantero, los bosques que acosaban el lateral de la casa y por los que habia corrido libremente cuando era un muchacho. El viejo embarcadero que se alzaba sobre el agua y el balandro de vela blanca amarrado a el. Se quedo mirando, con el rostro, bronceado y de mejillas hundidas, vuelto hacia el agua. Sus labios, firmes y rellenos, se curvaron en una sonrisa. El peso que le lastraba el corazon, y que no habia notado, comenzo a elevarse. Al oir un ruido procedente del bosque, se volvio. El hombre conservaba lo suficiente del muchacho desconfiado como para que el movimiento fuera rapido y defensivo. De los arboles salio disparada una bala negra. --!Bobo! Su voz tenia una nota de autoridad junto al humor espontaneo.
La combinacion de ambos hizo que el perro se detuviera a su lado, con la lengua fuera y moviendo las orejas mientras miraba al hombre. --Venga, que no ha pasado tanto tiempo. --Se acuclillo y extendio una mano --. ?Te acuerdas de mi? Bobo puso la sonrisa tonta que le habia dado nombre y enseguida se dio la vuelta para que le acariciara la tripa. --Eso es. Asi se hace. Siempre habia habido un perro en aquella casa. Siempre un barco en el embarcadero, una mecedora en el porche y un perro en el patio. --Si, me recuerdas. Mientras acariciaba al animal, dirigio la mirada hasta el extremo mas alejado del patio, donde Anna habia plantado una hortensia sobre la tumba de su propio perro. El leal y muy amado Tonto. --Me llamo Seth --murmuro--. He estado lejos demasiado tiempo. Capto el ruido de un motor, el chillido temerario de los frenos al tomar una curva un poquito mas rapido de lo permitido por la ley. Mientras se incorporaba, el perro dio un salto y salio disparado hacia la parte delantera de la casa.
Deseando saborear el momento, Seth lo siguio mas despacio. Oy o como se cerraba la puerta del coche, y despues el tono de una voz femenina que hablaba con el perro. Y luego la miro, Anna Spinelli Quinn, con su rizada mata de pelo negro desordenado por el viento y los brazos llenos de bolsas que acababa de sacar del coche. La sonrisa se extendio por su rostro mientras ella trataba de deshacerse del carino desesperado del animal. --?Cuantas veces tenemos que repetir esta unica y sencilla regla? --pregunto --. Que no te tires sobre la gente, en concreto sobre mi. Y sobre todo cuando llevo traje. --Un traje precioso --grito Seth--. Y las piernas, aun mejores. Ella alzo la cabeza bruscamente, aquellos ojos castano oscuro se abrieron y le mostraron la sorpresa, el placer y la bienvenida, todo a la vez. --!Ay, Dios mio! Sin pensar en el contenido, solto las bolsas sobre el asiento del coche. Y corrio. Seth la atrapo, la alzo un palmo y le dio una vuelta antes de depositarla de nuevo en el suelo. Pero no la solto. Se limito a enterrar el rostro en su cabello.
--Hola. --Seth. Seth. --Se abrazo a el, sin hacer caso al perro, que saltaba y aullaba haciendo todo lo posible por meter el morro entre ellos--. No puedo creerlo. Estas aqui. --No llores. --Solo un poquito. Deja que te mire. --Le enmarco el rostro entre las manos mientras se echaba hacia atras, tan hermoso, penso. Tan adulto--. !Cuanto pelo! --murmuro mientras le pasaba una mano por el cabello. --Tenia intencion de cortarmelo al menos un poco. --Me gusta. --Algunas lagrimas seguian cayendo, aunque sonreia--.
Es muy bohemio. Tienes un aspecto maravilloso. Absolutamente maravilloso. --Y tu eres la mujer mas bella del mundo. --Bueno, bueno. --Se sorbio la nariz, movio la cabeza--. Ese no es modo de hacer que pare esto. --Se enjugo las lagrimas--. ?Cuando has llegado? Creia que estabas en Roma. --Estaba, pero queria volver aqui. --Si hubieras llamado, te habriamos ido a recoger. --Queria daros una sorpresa. --Se acerco hasta el coche para sacarle las bolsas--. ?Cam esta en el astillero? --Deberia estar. Espera, y a cojo yo eso.
Tu tendras que sacar tus cosas. --Luego las cojo. ?Donde estan Kevin y Jake? Anna avanzo por el sendero con el, mirando el reloj mientras pensaba en sus hijos. --?Que dia es hoy? Me sigue dando vueltas la cabeza. --Jueves. --Ah, entonces Kevin tiene ensay o de la obra de la escuela y Jake tiene entrenamiento de beisbol. Kevin ya se ha sacado el carne de conducir, Dios nos ayude, asi que recogera a su hermano de camino a casa. --Abrio la puerta delantera--. Deberian estar de vuelta dentro de una hora, y entonces ya no habra paz en esta tierra. Era lo mismo, penso Seth. No importaba de que color estuvieran pintadas las paredes, que el viejo sofa hubiera sido sustituido por otro o que hubiera una lampara nueva sobre la mesa. Era lo mismo porque el se sentia igual. El perro se escurrio por entre sus piernas y salio disparado hacia la cocina. --Anda, sientate. --Anna indico con un gesto la mesa de la cocina, bajo la cual se habia tirado Bobo, mordisqueando feliz un nudo de cuerda--.
Y cuentamelo todo. ?Quieres vino? --Como no, en cuanto te ayude a poner cada cosa en su sitio. --Al ver que Anna alzaba las cejas, el se detuvo con una botella de leche en la mano--. ?Que? --Acabo de acordarme de como todos, incluido tu, desapareciais a la hora de colocar la compra. --Porque siempre decias que poniamos las cosas en el sitio equivocado. --Lo haciais siempre, y aposta, para que os echara de la cocina. --Te coscabas, ?eh? --Yo me cosco de todo lo que se refiere a mis chicos. No se me escapa ni una, colega. ?Te ha pasado algo en Roma? --No. --Seth siguio sacando cosas de las bolsas. Sabia donde habia que colocar cada una, el lugar habitual en la cocina de Anna--. No tengo problemas, Anna. << Pero algo te preocupa>> , penso ella, y lo dejo pasar por el momento. --Voy a abrir una buena botella de blanco italiano. Nos tomaremos una copa y asi me cuentas todas las cosas maravillosas que has estado haciendo.
Parece que han pasado anos desde que nos vimos por ultima vez. Seth cerro el frigo y se volvio hacia ella. --Siento no haber podido volver para Navidad. --Carino, nos hicimos cargo. Tenias una exposicion en enero. Todos nos sentimos tan orgullosos de ti... Cam debio de comprar como cien copias del numero de la revista del Smithsonian en el que te dedicaban un articulo. El joven artista estadounidense que ha seducido a Europa. Seth se encogio de hombros con un gesto tan innato de los Quinn que Anna sonrio. --Venga, sientate. --Vale, me siento, pero casi prefiero que me cuentes tu. ?Como esta todo el mundo? ?En que andan? Empieza por ti. --Bueno. --Termino de descorchar la botella y saco dos vasos--. Ultimamente me dedico al trabajo administrativo mas que al seguimiento de casos concretos. El trabajo social requiere mucho papeleo, pero no resulta tan gratificante.
Entre eso y tener dos adolescentes en casa, no queda tiempo para aburrirse. El astillero sigue prosperando. Se sento y le tendio a Seth su vaso. --Aubrey trabaja alli. --?En serio? --Pensar en ella, la chica que era mas hermana suya que cualquier pariente de sangre, le hizo sonreir--. ?Que tal le va? --Estupendamente. Es guapa, lista, testaruda y, segun Cam, un genio con la madera. Creo que Grace se sintio un poco decepcionada cuando no quiso dedicarse a la danza, pero se hace dificil discutir cuando ves a una hija tuy a tan feliz. Y la otra hija de Grace y Ethan, Emily, ha seguido los pasos de su madre en ese aspecto. --?Sigue con la idea de irse a Nueva Yorka finales de agosto? --Una oportunidad de bailar con la Compania Norteamericana de Ballet no se presenta todos los dias. Va a aprovecharla y se ha jurado llegar a bailarina solista antes de cumplir los veinte anos. Deke sale a su padre, es sereno, inteligente y cuando se siente mas feliz es al estar en el agua. Carino, ?quieres algo para picar? --No. --Seth extendio una mano hasta cubrir las de Anna. --Sigue.
--Vale. Phillip sigue siendo el guru de marketing y publicidad del negocio. Creo que nadie pensaba, ni siquiera el mismo, que llegaria a dejar el estudio de publicidad y la vida en Baltimore para instalarse en St. Chris. Pero y a han pasado, cuantos, catorce anos, asi que no creo que podamos llamarlo un capricho. Claro que Sy bill y el mantienen el apartamento de Nueva York. Ella esta trabajando en un nuevo libro. --Si, hable con ella. --Le acaricio la cabeza al perro con el pie--. Me conto algo sobre la evolucion de la comunidad en el ciberespacio. Sybill es algo serio. ?Y que tal los chicos? --Locos, como cualquier adolescente que se precie. La semana pasada Bram estaba perdidamente enamorado de una chica llamada Chloe. Tal vez ya se le hay a pasado. Los intereses de Fiona se dividen entre los chicos y las compras.
Pero bueno, tiene catorce anos, asi que es lo natural. --Catorce anos, joder. Cuando me fui a Europa, aun no habia cumplido los diez. Incluso habiendoles visto de vez en cuando en los ultimos anos, no me parece..., no me parece posible que Kevin tenga el carne de conducir y que Aub se dedique a construir barcos. Y Bram anda ya detras de las chicas. Me acuerdo... --Se interrumpio y agito la cabeza. --?De que? --Me acuerdo de cuando Grace estaba embarazada de Emily. Era la primera vez que y o veia a alguien que iba a tener un bebe, bueno, alguien que deseaba tenerlo. Parece que hubiera sucedido hace cinco minutos y de pronto Emily se va a Nueva York. ?Como pueden haber pasado dieciocho anos, Anna, y sin embargo tu sigues igual que siempre? --Ay, !como te he echado de menos! --Anna se rio y le apreto la mano. --Yo tambien os he echado de menos. A todos. --Eso se puede arreglar. Reuniremos a todo el mundo el domingo y haremos una gran fiesta ruidosa de bienvenida al estilo Quinn. ?Que te parece? --Mejor, imposible.
El perro ladro y luego salio corriendo de debajo de la mesa hacia la puerta delantera. --Es Cameron --dijo Anna--. Sal a verlo. Seth cruzo la casa como lo habia hecho tan a menudo. Abrio la puerta mosquitera, como lo habia hecho tan a menudo. Y contemplo al hombre que estaba en el jardin delantero, peleando con el perro por un nudo de cuerda. Seguia siendo alto, mantenia su constitucion de velocista. En su pelo habia brillos de gris. Llevaba las mangas de la camisa de trabajo subidas hasta los codos y los vaqueros estaban blancos en los puntos de roce. Llevaba gafas de sol y unas zapatillas Nike muy gastadas. A los cincuenta, Cameron Quinn seguia teniendo aspecto de pendenciero. En lugar de saludarlo, Seth dejo que la mosquitera se cerrara de golpe a sus espaldas. Cameron alzo la vista y la unica senal de sorpresa fue que sus dedos dejaron escapar la cuerda. Lanzaron entre ellos mil palabras sin un sonido. Un millon de sentimientos e innumerables recuerdos.
Sin decir nada, Seth bajo los escalones mientras Cameron cruzaba el cesped, hasta colocarse el uno frente al otro. --Espero que ese cacharro del sendero sea alquilado --comenzo Cam. --Pues si. Es lo mejor que he podido conseguir al llegar sin avisar. Pensaba devolverlo manana y luego usar el Corvette durante una temporada. La sonrisa de Cameron era afilada como una navaja. --Ni lo suenes, colega. Ni lo suenes. --No tiene sentido que este ahi estropeandose sin que nadie lo use. --Menos sentido tiene que un pintor de medio pelo con delirios de grandeza se ponga al volante de una belleza asi. --Oye, que fuiste tu quien me enseno a conducir. --Lo intente. Una anciana de noventa anos con el brazo roto manejaria un vehiculo de cinco velocidades mejor que tu. --Hizo un signo con la cabeza hacia el coche alquilado de Seth--. Esa verguenza que hay en mi sendero no me da la sensacion de que hay as mejorado en ese aspecto.
Con aire orondo, Seth se balanceo sobre los talones. --Hice una prueba con un Maserati hace un par de meses. Las cejas de Cam se dispararon hacia arriba. --!Anda ya! --Consegui ponerlo a doscientos cuarenta por hora. Me cague de miedo. Cam se rio y le dio a Seth un carinoso punetazo en el brazo. Luego suspiro. --!Que cabron! !Que cabron! --repitio, mientras arrastraba a Seth a un estrecho abrazo--. ?Por que demonios no nos has dicho que volvias a casa? --Lo pense de repente --comenzo Seth--. Deseaba estar aqui, es mas, necesitaba estar aqui. --Vale. ?Ya esta Anna quemando las lineas telefonicas, contandole a todo el mundo que vamos a matar el ternero cebado? --Seguramente. Ha comentado que nos comeremos el ternero el domingo. --Muy bien. ?Te has instalado ya? --No.
Tengo las cosas en el coche. --No llames coche a esa mierda. Anda, vamos a sacarlas. --Cam. --Seth alzo el brazo para tocar el de su hermano--. Quiero volver a casa. No para unos dias o un par de semanas. Quiero quedarme. ?Puedo quedarme? Cam se quito las gafas, y sus ojos, color gris humo, se encontraron con los de Seth. --Pero ?a ti que cono te pasa para que creas que tienes que preguntarme una cosa asi? ?Quieres que me cabree? --Contigo no hace falta intentarlo. En cualquier caso, arrimare el hombro. --Tu siempre has hecho lo que te correspondia. Y hemos echado de menos ver tu fea cara por aqui. Y esa, penso Seth mientras se acercaban al coche, era toda la bienvenida que necesitaba de Cameron Quinn. Habian conservado su habitacion.
A lo largo de los anos habia cambiado, un color distinto en las paredes, una alfombra nueva en el suelo. Pero la cama era la misma en la que habia dormido, en la que habia sonado, en la que habia despertado. La misma cama en la que, cuando era un nino, habia metido a hurtadillas a Tonto. La cama en la que habia metido a hurtadillas a Alice Albert cuando creyo que era un hombre. Se imaginaba que Cam sabia lo de Tonto y a menudo se habia preguntado si sabria lo de Alice. Solto la maleta descuidadamente sobre la cama y coloco su usada caja de pinturas, la que Sy bill le regalo al cumplir once anos, en la mesa de trabajo que Ethan le habia hecho. << Tendria que encontrar un estudio>> , penso. En algun momento. Mientras el tiempo siguiera siendo bueno, podia trabajar al aire libre. Lo preferia. Pero necesitaba un sitio para almacenar sus lienzos, su equipo. Tal vez hubiera sitio en el viejo granero que albergaba el astillero, pero, a largo plazo, no era una buena solucion. Y el deseaba que aquello fuera definitivo. Por el momento y a bastaba de viajes, habia vivido entre extranos lo suficiente para toda la vida. En su momento, sintio la necesidad de irse y de luchar por si mismo.
Tenia que aprender. Y por Dios bendito, tenia que pintar. Asi que estudio en Florencia y trabajo en Paris. Deambulo por las colinas de Irlanda y de Escocia, y recorrio los acantilados de Cornualles. La may or parte del tiempo vivio con muy poco. Cuando tuvo que elegir entre comer y pintar, paso hambre. Ya habia pasado hambre antes. Le vino bien recordar lo que era no tener a nadie que se preocupara de que estaba alimentado, seguro y abrigado. Imaginaba que era el Quinn que llevaba dentro quien le hizo empenarse en abrirse camino por si mismo. Saco su cuaderno de dibujo, coloco los carboncillos y los lapices. Pasaria algun tiempo volviendo a lo basico de su trabajo, antes de tomar de nuevo los pinceles. Las paredes de su cuarto mostraban algunos de sus primeros dibujos. Cam le habia ensenado a hacer marcos en el astillero con una ingleteadora vieja. Seth descolgo uno de los dibujos para observarlo. Se apreciaba cierta promesa de talento, penso, en las lineas indisciplinadas y asperas.
Pero, por encima de todo, mostraba la promesa de una vida. Los habia captado bastante bien, concluy o. Cam, con los pulgares en los bolsillos, adoptando una postura agresiva. Luego Phillip, sofisticado, con una elegancia que casi conseguia disimular la sabiduria callejera. Ethan, con su ropa de trabajo, paciente, firme como una secoy a. Se habia incluido a si mismo en el dibujo. << Seth a los diez anos>> , penso. Delgado, de hombros estrechos y pies grandes, con la barbilla erguida para enmascarar algo mas doloroso que el miedo. Ese algo era esperanza. Un momento vital, penso en aquel instante, captado con un lapiz de grafito. Al plasmarlo, habia empezado a creer, a creer desde las entranas, que era uno de ellos. Un Quinn. --Si te metes con uno de los Quinn --murmuro mientras volvia a colgar el dibujo en la pared--, te metes con todos ellos. Se volvio, miro el equipaje y se pregunto si podria camelar a Anna para que se lo deshiciera. Ni de cona.
--Hola. Alzo la mirada hacia la puerta y sonrio al ver a Kevin. Si tenia que andar revolviendo con la ropa, por lo menos tendria compania. --Hola, Kev. --?Asi que esta vez vas a quedarte? ?Para siempre? --Eso parece. --Guay. Kevin se adentro en el cuarto, se tumbo en la cama y puso los pies sobre una de las maletas. --Mama esta como unas castanuelas. Y aqui, si mama esta contenta, todo el mundo esta contento. A lo mejor consigo que me deje usar su coche este fin de semana. --Me alegra serte util. --Aparto los pies de Kevin de la maleta y abrio la cremallera. Se parecia a su madre, penso Seth. Moreno, con el pelo rizado, grandes ojos italianos. Seth se imaginaba que las chicas andaban y a loquitas por el.
--?Que tal la obra? --Mola. Mola mogollon. West Side Story. Yo hago de Tony. Cuando eres un Jet, tio. --Nunca dejas de ser un Jet. --Seth metio camisetas al azar en un cajon--. Te matan, ?no? --Si. --Kevin se toco el corazon y se estremecio, con el rostro lleno de dolor y de extasis. Luego se dejo caer--. Es guay, y antes de lo de la muerte, tenemos una escena acojonante de lucha. El estreno es la semana que viene. Vas a venir, ?verdad? --Estare en mitad de la primera fila, tio. --Echale un vistazo a Lisa Maxdon, que hace de Maria. Esta buenisima.
Tenemos un par de escenas de amor. Hemos practicado mucho --anadio con un guino. --Todo por el arte. --Eso. --Kevin se incorporo un poco--. Bueno, y hablame de las titis europeas. Estan para comerselas, ?no? --No hay mejor modo de darse un atracon. Habia una chica en Roma, Anna-Theresa. --Una chica con dos nombres. --Kevin sacudio dos dedos como si los hubiera acercado demasiado a una llama--. Las chicas con dos nombres son de lo mas sexy. --Dimelo a mi. Trabajaba en una pequena trattoria. Y la forma en que servia la pasta al pomodoro era sencillamente asombrosa. --?Y que? ?Ligaste? Seth dirigio a Kevin una mirada compasiva.
--Por favor, ?con quien te crees que estas hablando? --Metio unos vaqueros en otro cajon--. El pelo le llegaba hasta el culo, y que buen culo tenia. Unos ojos como el chocolate fundido y una boca que no se cansaba nunca. --?La dibujaste desnuda? --Le hice como una docena de bocetos. Se le daba muy bien posar. Totalmente relajada, sin inhibiciones. --Tio, me estas matando. --Y tenia la mas asombrosa... --Seth hizo una pausa, alzando las manos hasta el pecho para hacer una demostracion--. Personalidad --dijo, dejando caer las manos--. Hola, Anna. --?Hablando de arte? --comento ella con sequedad----. Que bien que compartas algunas de tus experiencias culturales con Kevin. --Ah, bueno. --La sonrisa asesina que ella le dirigia en aquel momento siempre habia conseguido que su lengua se paralizara. Sin tratar de usarla, recurrio a una sonrisa inocente.
--Pero la sesion de arte y cultura de esta noche se ha acabado. Kevin, creo que tienes deberes. --Si, ahora mismo me pongo a hacerlos. Viendo su trabajo de historia como una valvula de escape, Kevin salio disparado. Anna entro en el cuarto. --?Tu crees --pregunto de forma apacible--, que a la joven en cuestion le gustaria verse reducida a unos pechos? --Bueno..., tambien he hablado de sus ojos. Eran casi tan hermosos como los tuy os. Anna saco una camisa del cajon abierto y la doblo pulcramente. --?Crees que eso te va a funcionar conmigo? ----No, pero puede que funcione el pedir clemencia. Por favor, no me hagas dano. Acabo de volver a casa. Ella saco otra camisa y la doblo. --Kevin tiene dieciseis anos y soy perfectamente consciente de que lo que mas le interesa en este momento son los pechos desnudos y su ferviente deseo de tocar el mayor numero posible. Seth hizo una mueca. --Joder, Anna.
--Tambien soy consciente --continuo ella sin perder comba-- de que esta predileccion, aunque es de esperar que se vay a haciendo mas civilizada y mas controlada, persiste profundamente en el macho de la especie a lo largo de su vida natural. --Oy e, ?quieres ver algunos de mis bocetos de paisajes de la Toscana? --Estoy rodeada por todos vosotros. --Con un pequeno suspiro, saco otra camisa--. Estoy en minoria, y lo he estado desde que entre en esta casa. Eso no significa que no pueda machacaros las cabezas a todos cuando haga falta. ?Esta claro? --Si, senora. --Muy bien. Ahora muestrame tus paisajes. Mas tarde, cuando la casa estaba en silencio y la luna se alzaba sobre el agua, Anna encontro a Cam en el porche trasero. Salio y se acerco a el. Cam la envolvio con su brazo, frotandole el hombro para abrigarla del frio de la noche. --?Ya has acostado a todos? --A eso me dedico. Hace fresco hoy. --Alzo la mirada hacia el cielo y los puntos acerados de estrellas--. Espero que siga despejado para el domingo.
-- Luego sencillamente hundio el rostro en el pecho de su esposo--. Ay, Cam. --Lo se. --Le acaricio el cabello con una mano, mientras frotaba la mejilla contra el. --Verlo sentado en la mesa de la cocina. Verlo luchar con Jake y con ese perro tonto. Incluso oirle hablar con Kevin de mujeres desnudas... --?Que mujeres desnudas? Ella se echo a reir, se sacudio el cabello y lo miro. --Nadie a quien conozcas. Como me gusta que este de vuelta en casa. --Ya te dije que volveria. Los Quinn siempre vuelven al nido. --Supongo que tienes razon. --Le beso, y fue una larga y calida reunion de labios--. ?Por que no subimos? --Deslizo sus manos hacia abajo y le dio un sugerente apreton en el culo--. Asi te acuesto a ti tambien.
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