LIBRO JEFA POR SORPRESA (CALIFORNIA BEACH 1) PDF GRATIS

Para Jennifer su carrera profesional lo es todo. Lleva anos esforzandose por ser la mejor en lo suyo y parece que lo ha conseguido. No obstante, una noche sale con su amiga Claire y se da cuenta de que ha olvidado otros aspectos de su vida hasta el punto de que en unas horas cumplira un ano de sequia sexual. Para Cole no hay nada que le importe menos que su futuro. Vive al dia y disfruta de los pequenos placeres de la vida; como, por ejemplo, mirar a la chica del vestido rosa mientras se pasea por el club California Beach con una bandeja llena de cocteles. Esa noche sus caminos se cruzaran sin imaginarse que, poco despues, sus vidas lo haran mucho mas. <>. Jennifer lo habia pensado nada mas traspasar las puertas del local y sabia que era una afirmacion cierta por sus anos universitarios un tanto descontrolados, pero, pese a ello, le resultaba imposible decir que no a Claire cada vez que le ofrecia una nueva copa. --Bebe, carino. Dios, este esta delicioso. Dio un trago y tuvo que aceptar que su amiga tenia razon. Aquel brebaje de color rosa chicle con hielos en forma de corazon, una sombrilla verde y el borde cubierto de azucar era una autentica delicia. Habian llegado a la conclusion entre risas de que cuanto mas hortera fuera su presentacion, el coctel resultaba mas placentero para sus sentidos. De momento, para Jennifer aquel de color rosa era su favorito y era muy posible que Dulce Corazon se llevara su voto esa noche. Anoto en la planilla que les habian entregado al entrar una cruz al lado de su ridiculo nombre y se dio cuenta de que, sin las gafas y despues de tres copas, veia el trazo un poco borroso.

Estaban en el certamen anual de cocteles que celebraba el club California Beach. Claire tenia que hacer un reportaje para la publicacion digital sobre la vida nocturna de Los Angeles en la que trabajaba y como contaba con dos invitaciones le habia ofrecido a Jennifer acompanarla. A ella no le apetecia demasiado salir, siendo honesta, ultimamente estaba siempre tan agotada que rara vez le apetecia, pero llevaba una semana espantosa en el trabajo y se habia dicho que, tal vez, la compania de su alocada amiga le vendria bien para desconectar, ya que de ningun otro modo lo conseguia al llegar a casa. Las copas y las entradas a los sitios gratis siempre eran un plus extra. ?Una semana espantosa? En realidad, si se paraba a pensarlo, Jennifer mas bien llevaba un mes horrible y de lo mas agobiante desde que Becky, una parte indispensable en el equipo que coordinaba, habia dejado el puesto de forma precipitada y se habia visto obligada a ocuparse tambien de sus tareas. Ni siquiera comprendia como no habia enloquecido con ese ritmo y la presion siempre asociada a su empleo. Tampoco, como se mantenia en pie de tanto cansancio acumulado. Jennifer dio otro trago largo y se dijo que que menos que dejar su cerebro en manos de mezclas dulzonas de sabor tropical hasta que de una vez por todas lograse declararse en huelga. Era una de esas personas para las que desconectar de las vicisitudes del dia a dia, mas aun de su absorbente trabajo, era casi un imposible. Trabajaba como gestora de cuentas para un gran grupo empresarial del sector de la alimentacion dietetica. Habia empezado como asistente para Mark Lewis y, tras cinco anos dejandose la piel, habia tenido la gran fortuna --o tal vez la peor suerte del mundo-- de que el la defendiera para ocupar su puesto antes de jubilarse. Asi que Jennifer se habia visto con solo veintiocho anos coordinando un equipo de cuatro personas desde el interior de un lujoso despacho por el que muchos matarian. Ya habian pasado dos anos de su ascenso y Jennifer sentia que habian transcurrido diez y, a la vez, un suspiro. Habia sido afortunada y siempre le estaria agradecida a Mark por haberle puesto en bandeja la oportunidad de su vida, pero, pese a ello, a ratos estaba tan agotada y su trabajo le exigia tanto que le daba la sensacion de que el resto de su existencia pasaba de puntillas. Observo a Claire, que a su vez observaba el Dulce Corazon con ojos criticos y sorbia de su pajita fosforita, y le sonrio.

?Como podian ser tan diferentes? ?Como Jennifer parecia haber dado un salto enorme hacia un vida adulta y responsable mientras su mejor amiga desde la infancia seguia siendo la misma chica desenfadada e impulsiva de siempre? ?En que momento sus vidas se habian alejado tanto como para no tener nada mas en comun que su amistad? --?Como puedes levantarte manana y escribir un articulo ingenioso despues de una noche que intuyo intensa? Dos mas de estos, y yo manana no recordare ni mi nombre. Claire la estudio a ella con semblante serio, que en su rostro dulce y pecoso resultaba un tanto chocante. Con su pelo rubio corto y sus dos ojos enormes y azules, parecia mas una nina que se habia colado en una fiesta para mayores que una mujer cuyo dueno del local seguramente estaria vigilando desde algun rincon oscuro. --Soy una profesional, Jenn. Y esto que estamos haciendo es trabajo de campo. Le guino un ojo y Jennifer tuvo que reirse. Menuda era Claire. Ella si que habia sabido labrarse un futuro; mejor dicho, un presente emocionante y que disfrutaba a cada instante. Tenia uno de los que deberian ser los mejores trabajos del mundo; al menos, para una mujer joven, inquieta y alocada en una ciudad como Los Angeles. Su tarea consistia en visitar todos los locales de moda, eventos nocturnos o cualquier espacio digno de ser resenado para la web en la que trabajaba. Habia comenzado con una pequena seccion para rellenar hueco en el apartado cultural de un magazine, pero el ingenio de Claire habia destacado desde el primer dia y sus lectores, que ya eran miles, la habian nombrado una especie de guru para los noctambulos de la ciudad. No habia fiesta memorable en la que Claire Dillon no estuviera. Todo el mundo que era alguien en Los Angeles leia sus articulos. Todo el mundo que tenia un negocio ansiaba que ella lo visitase. Todo aquel que tenia un local la trataba como una reina.

La menuda y en apariencia insignificante Claire era adorada y temida al mismo nivel alla donde sus pies la llevaban. Jennifer, a su lado, con su trabajo aburrido y serio, se sentia un tanto desfasada. Le daba la sensacion de que habia crecido de repente y de que su mejor amiga se habia estancado en una eterna juventud que a Jennifer ya le parecia demasiado lejana. No obstante, aquella noche pensaba disfrutar e intentar que la energia de Claire se le pegara un poco. Se lo merecia. Vaya si se lo merecia. --?Has visto ese azul? --Claire senalo el contenido de la bandeja que un camarero ofrecia por el local; otro de los locos cocteles presentados al concurso--. Vamos. Tenemos que probarlo. Se acercaron y cada una cogio un vaso con liquido azulado. En su interior flotaban pequenas perlas de anis y en su base colgaba un cartelito con su nombre. --Nectar de pitufo amoroso. Claire se mordio los labios para contener una carcajada, pero Jennifer no tuvo tanto autocontrol y rompio a reir. ?Era en serio? Le dio un trago sintiendo que su infancia daba un giro un tanto sordido. Pese a ello, tuvo que admitir que tambien estaba bueno; muy bueno.

Continuaron probando aqui y alla, hasta que una hora despues, mientras fumaban un cigarrillo en la zona exterior, Jennifer intentaba poner orden sus ideas con la planilla que le otorgaba la responsabilidad de ser parte del jurado. Unas horas antes jamas se habria imaginado que acabaria votando para que uno de aquellos cocteles de nombres y estetica estrafalarios pudiera ganar el suculento premio de cinco mil dolares y convertirse en la estrella de la carta del California Beach durante un ano entero. Pero asi era la vida de Claire: emocionante e inesperada. Esta, a su lado, mordia la punta de su boligrafo y repasaba sus notas con gesto de concentracion, como si su tarea fuese realmente importante para el mundo; parecia mentira que se hubiera ventilado un par de copas mas que ella, que habia tenido que frenar cuando su amiga habia deseado probar de nuevo dos de los cocteles con la supuesta intencion de acabar con sus dudas y obtener su voto definitivo. A pesar de que las consumiciones eran pequenas entre tanta parafernalia decorativa, su cuerpo ya notaba los efectos del alcohol. A Jennifer, a esas alturas, poco le importaba el concurso. Solo podia pensar en los bocaditos de queso que comenzaban a sacar para despues de las votaciones. El estomago le rugia y habia bebido mas de lo que estaba acostumbrada en los ultimos anos. Ademas, el agotamiento de la semana habia empezado a hacer mella en ella, que habia ocultado algun bostezo de mas a Claire y que a ratos se imaginaba abrazada a su confortable cama. --Hay dos que son buenisimos. Les dare publicidad, aunque no ganen. La voz de Claire le hizo prestar atencion de nuevo a la hoja que tenia entre los dedos. Ella cerro su papel en dos y lo metio en la urna que los recogia para el recuento posterior, pero Jennifer se mordio el labio y dudo, porque, de repente, no recordaba nada. Todas sus notas se habian convertido en un embrollo de nombres ridiculos, colores estridentes y mezclas imposibles que al dia siguiente le regalarian un buen dolor de cabeza. Al final, relleno la primera casilla que pillo e imito a su amiga.

--No tienes ni idea de que has votado, ?me equivoco? --susurro Claire con complicidad. Jennifer se encogio de hombros. Luego ambas se echaron a reir y aceptaron una nueva copa a un camarero que se acerco sonriente, esa vez sin estridencias, de simple champan. Por mucho que ya hubieran bebido para acordarse de aquel concurso toda la semana, intuian que la noche no habia hecho mas que empezar, y asi era, aunque Jennifer jamas se habria imaginado hasta que punto. Una hora despues el local estaba abarrotado. Ambas ocupaban una mesa baja en la zona medio descubierta que formaba el comienzo de la terraza. La noche era calida, aunque hacia una ligera brisa que agradecian. Claire hablaba sin parar sobre su ultimo ligue. Un tal Hans que tenia un gusto desastroso para la moda, asi como una adiccion preocupante a los batidos proteicos, pero que compensaba ambas cosas con unas destrezas increibles cuando estaba desnudo. Jennifer lo habia visto solo en dos ocasiones y no podria olvidar jamas el tono anaranjado de su bronceado. ?Tendria todo el cuerpo del mismo color? Se rio entre dientes al pensarlo. --?Donde conoces a esos esperpentos? --Conoci a Hans en la inauguracion de un gimnasio. --Vale. Me encaja. Claire se encogio de hombros.

--No era mal tipo, pero se nos acabo el amor. Jennifer puso los ojos en blanco ante aquella expresion que siempre usaba, pero que ambas sabian que estaba vacia de sentimiento. --?Amor? --O lo que sea. Miro a su amiga con ternura. Claire era un encanto y no conocia a una mujer tan interesante y llena de vida como ella, pero tambien sabia que era dificil de enamorar. Habia tenido un desengano amoroso siendo muy joven del que jamas se habia recuperado; desde entonces, su vida sentimental se resumia en una lista de amantes que nunca cruzaban la linea de la amistad. En cuanto las cosas se ponian demasiado intensas, Claire se despedia con afecto y pasaba al siguiente. Y le habia llegado el turno a Hans. Jennifer, en cambio, no recordaba la ultima vez que se habia dado un buen revolcon con un hombre. Se esforzo por rememorar sus ultimas experiencias mientras mordisqueaba un bocadito de queso, tomate y rucula, y se dio cuenta con gran consternacion de que estaba a punto de cumplir un ano. Un ano que no se acostaba con nadie. Un maldito ano de sequia absoluta y de masturbaciones en la soledad de su banera. Y eso cuando no se quedaba dormida antes siquiera de meter las manos entre sus piernas. ?Como el tiempo habia volado tan rapido? ?Como era posible que en tantos meses su vida sentimental solo fuera un agujero vacio y triste? Y no era el resultado de la falta de oportunidades o de no desearlo, Jennifer no veia nada malo en la soledad elegida, sino que fue consciente en aquel instante de que habia sucedido unicamente porque no se habia acordado. Abrio la boca alucinada y luego se giro hacia su amiga, un tanto desconcertada por su gran descubrimiento.

--Claire... ?es posible que se te olvide el sexo? Ella no parecio sorprendida por aquella pregunta. --?Te refieres a como se hace? No, follar es como nadar o montar en bici. Al principio puedes sentirte un poco oxidada, pero en cuanto calientas un poco la cosa sale sola. Jennifer nego con la cabeza y trago saliva con fuerza. De pronto, su vida iba mucho peor de lo que pensaba. No solo tenia un trabajo absorbente y apenas vida social, sino que le daba la sensacion de que hacia una eternidad que no se divertia. --No, me refiero a olvidarte de que... existe. --?Que te has metido, Jenn? Claire se rio abiertamente. Jennifer sintio que el alcohol ya nublaba su razonamiento, pero no tanto como para no discernir que aquella revelacion le preocupaba de verdad y le hacia cuestionarse mas aun su vida. ?Que habia hecho el ultimo ano? No habia salido con nadie. Ni una cita. Ni una noche de cine. Y ya no hablaba de verse con un hombre, sino que... a excepcion de planes esporadicos con Claire que acababa aceptando en el ultimo momento un poco empujada por la insistencia y los chantajes de su amiga, y siempre pendiente de que le quedara algun hueco en su agenda, no habia visto apenas a amigos ni familiares. Jennifer penso en su dia a dia. De lunes a viernes no se relacionaba con nadie fuera de su despacho.

Gimnasio tres tardes por semana, del que cuando salia ya era de noche. Visita a sus padres los domingos. Las noches las ocupaba en leer un rato, normalmente documentos que se llevaba a casa para adelantar trabajo del dia siguiente. Era horrible. Espantoso. Una monotonia sosa y aburrida. Se habia olvidado tanto de su vida fuera de su carrera laboral que ni siquiera se habia dado cuenta de que echaba de menos algo tan esencial para ella como lo habia sido el sexo. Porque si, la antigua Jennifer disfrutaba de su sexualidad siempre que podia, pero apenas se acordaba de ella. ?Cuando fue la ultima vez? Echo la vista atras y acabo encontrandose con Matt. Recordaba que la ultima vez que se habian visto era comienzos de junio, porque el acababa de firmar el contrato de una nueva pelicula y se iba el verano a filmarla a Nueva Zelanda. No podia haberse largado mas lejos. Alguna vez se habian llamado, pero de esas llamadas Jennifer solo habia concluido que lo suyo no tenia futuro. Ni siquiera lo echaba de menos. Ni siquiera habia pensado en las noches en las que Matt y ella apenas dormian entre besos y roces. Nada.

Saco su movil del bolso y abrio la agenda con dedos temblorosos. Busco hacia atras hasta encontrarse con el mes de junio del ano anterior y una nota memorizada: Despedida de Matt. Cena a las ocho en Malones. Comprar preservativos. Miro la fecha. Tuvo que leerla tres veces antes de darse cuenta de lo que realmente significaba. Luego alzo la vista y parpadeo. --Manana hace un ano que no me acuesto con nadie. Claire escupio el trago de champan que acababa de dar y la observo con sus dos ojos azules abiertos como platos. --?En serio? --Jennifer le mostro la pantalla de su telefono movil; ahi estaba la prueba--. Oh, vaya. Bueno, no pasa nada. No siempre apetece y has estado muy centrada en tu carrera, a todo el mundo podria pasarle. --A ti no. Claire chasqueo la lengua.

En eso su amiga llevaba la razon. --No, a mi no, pero porque yo soy mas animalito que persona. Ya lo sabes. ?Has visto al camarero de bigote? --Le senalo con la mirada, pero Jennifer no lo miro; estaba demasiado conmocionada por lo que acababa de descubrir de si misma--. Acabo de colarle mi numero de telefono en el bolsillo del pantalon. Claire se rio en un intento por que Jennifer dejara de darle vueltas a un hecho que para muchos no tendria importancia, pero para ella si, porque no solo significaba lo obvio, sino mucho mas. Para Jennifer aquella revelacion habia sido la demostracion de que su vida se habia convertido en lo que un dia se prometio que jamas seria. .