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Minstrel Valley, mayo 1865 --!Pero, lady Helena! !Yo la amo! --El apasionado joven tomo la mano de la dama y trato de llevarsela a los labios. Ella no mostro comedimiento alguno al apartarla de un tiron--. No diga que no me ama. ?Como puede saberlo si no me ha dado una oportunidad todavia? Lady Helena Lee enarco una ceja con evidente indignacion y lo fulmino con la mirada. --Creame, senor Pillford, se muy bien lo que siento. El trato de tomarle la mano otra vez y de nuevo ella la retiro, asqueada por las atenciones no deseadas. --!No encontrara a nadie que la ame tanto como yo! --exclamo el caballero con rencor--. !Ni siquiera me importa que su padre sea chino! Helena abrio la boca para dar respuesta al ofensivo comentario, pero no fue capaz de hacerlo porque un sonido familiar la interrumpio. --!Croac! !Croac! La joven se puso en pie y miro a su alrededor buscando el origen de aquel horrible croar. ?De donde demonios habia salido aquel inmundo ser? Y, lo que era mas importante, ?como se habia colado en el elegante salon de la marquesa de Leavenfield? Porque, que ella recordase, las ranas que llegaban a Landford House no lo hacian solas. --!Croac! !Croac! --?Que demonios es eso? --chillo Henry Pillford aterrorizado. Helena lo miro burlona. --Una rana. --?Y como puede haber una rana en el salon de su casa? ?No estan en cienagas? Desde luego, el elegante y refinado Henry Pillford no sabia nada sobre las criaturas del campo. Solo por eso, Helena sintio un profundo desprecio hacia el.

O, mas bien, aquello solo anadio una razon mas para detestarlo. Y la lista de motivos era cada vez mas larga. Le dedico una sonrisa torcida. --En mi casa, senor Pillford, las ranas se reproducen como setas. Aunque hacia anos que no veia una por aqui. Unos nueve anos, aproximadamente. Desde que su hermano mediano se habia marchado de casa. La paz habia reinado en Landford House desde entonces... hasta ese momento. Helena era incapaz de comprender como se habia colado una rana el salon sin la ayuda de Jasper. Un movimiento en la ventana la sobresalto y se giro inmediatamente. Frente a ella, con una sonrisa de oreja a oreja, estaba la persona que no habia esperado ver de nuevo en lo que le quedaba de vida. Aunque tendria que haberlo adivinado, habida cuenta del pequeno invitado no deseado que croaba desde algun lugar del salon. No fue dificil para ella reconocerlo. Habia cambiado mucho, pero aquella expresion de satisfaccion suprema era la misma de siempre. Sin duda habia vuelto para sembrar el caos en la tranquila --aunque nunca aburrida-- casa de los marqueses de Leavenfield.

Sonrio para sus adentros al comprobar que se habia convertido en un hombre muy apuesto, pues, hasta entonces, en su mente todavia era el adolescente que se habia marchado de Minstrel Valley nueve anos atras. Aunque habia pensado mucho en el, nunca habia sido capaz de imaginarlo como un hombre adulto, a pesar de que habia visto todos los cambios que se habian producido en Andrew, su hermano mayor, con el paso de los anos. Y ahora tenia frente a si a aquel hombre de rasgos exoticos --mucho mas que los de cualquiera de los hermanos Lee--, anchos hombros y sonrisa arrebatadora, y le costaba asociarlo con aquel adolescente larguirucho y escualido que colaba ranas, ratones y todo tipo de insectos en casa con la unica intencion de asustarlas a ella y a su hermana gemela. --Esta por alli. --El recien llegado senalo la butaca preferida de su madre--. ?Todavia no has aprendido a cazar ranas? Helena, a pesar de la alegria de verlo de nuevo despues de tanto tiempo, fruncio el ceno y puso los brazos en jarras con fingida indignacion. --No, porque desde que te fuiste no me vi en la necesidad de hacerlo. El rio y entro en el salon con un salto limpio, sin apenas apoyarse en el marco de la ventana, y Helena admiro su excelente forma fisica. No conocia a ningun caballero que fuese capaz de saltar por la ventana de aquel modo. Aunque Jasper no parecia un caballero. Al menos no en aquel momento, a pesar de que tenia un porte admirable. Tenia el cabello demasiado largo, pues le caia ondulado hasta los hombros, y lucia barba de tres o cuatro dias. Helena penso que, al contrario que Andrew, que poseia la belleza elegante de su padre, la de Jasper era absolutamente salvaje. Tanto ella como Harmony lo llamaban <>, pues era como una fuerza de la naturaleza: imposible de contener. El olvidado senor Pillford lo miro con sorpresa y con un deje de resentimiento, no solo por su agilidad, sino tambien por su estatura y atractivo fisico.

Y porque, lejos de pensar que era un pariente de la joven, dio por hecho que su amada lady Helena mantenia algun tipo de relacion ilicita con aquel hombre y que aprovechaba la ausencia de sus padres para reunirse con el en la casa. Un pensamiento nada halagueno de alguien que decia amarla con devocion. --Se supone que una dama no debe recibir a sus pretendientes a solas. Los hombres son peligrosos, ?no lo sabias? Henry se sintio ofendido por sus palabras. !El no presentaba ningun peligro para lady Helena! ?Como se atrevia aquel individuo a hacer semejante acusacion? Y, lo que era mas importante, ?por que hablaba con ella de aquel modo? Tendria que mostrar mas respeto, mas educacion. !Era la hija de un marques, por amor de Dios! Helena resoplo con fastidio mientras lo veia acercarse a la rana y cogerla con ambas manos en un movimiento tan rapido, que el animal no habria podido escapar aunque lo hubiese deseado. Su experiencia en aquel terreno era indiscutible, y Henry fruncio el ceno, molesto. Y, por que no decirlo, tambien un poco avergonzado por no haber sido el quien se hubiera hecho cargo de la situacion y atrapado la rana, en lugar de contener el deseo de subir las piernas al sillon para evitar que el animal le trepase por ellas, por mucho que un hombre educado y refinado como el no tuviese por que saber como cazar alimanas. Sin duda lady Helena comprenderia que el no era un salvaje como aquel individuo. Solo alguien sin educacion podria comportarse de aquel modo. Ella lo veria, estaba seguro. Lady Helena no podia dejarse enganar por su aspecto, no podia ser tan superficial como para permitir que el atractivo de aquel hombre la cegase. --Lo se, pero el senor Pillford irrumpio aqui mientras estaba leyendo y... El recien llegado fruncio el ceno, molesto. --?Irrumpio aqui? ?Quieres decir que ni siquiera tuvo la decencia de anunciar su presencia? -- Ella asintio con un mohin--. Ve a buscar una cesta o algo para meter a esta amiguita mientras hablo con... --Lanzo una mirada asesina al senor Pillford, que se encogio en su asiento con el pavor reflejado en el rostro.

El recien llegado suspiro con resignacion--. El. Helena lo miro unos instantes y luego al senor Pillford, que permanecia en su silla, totalmente acobardado por la presencia del otro hombre, y les dedico a ambos una sonrisa angelical. Si hubiese sido Andrew, la habria reganado por tratar mal al <> y la habria obligado a ofrecerle te y pastas. Jasper, en cambio, no parecia tener esas intenciones. --Entonces, si haces el favor de ayudarme con este asunto, ire a buscar la cesta para ti --dijo con voz cantarina. Si Jasper jugaba bien sus cartas se veria libre de aquel idiota para siempre. Estaba tan emocionada que queria dar saltos de alegria. Jasper la empujo hacia la puerta con un hombro para apurarla y, cuando Helena hubo abandonado la habitacion, se volvio hacia el invitado no deseado. --Cuando una mujer dice no, es que no --dijo con un tono tan suave, que el senor Pillford se envalentono y se enderezo en su asiento pensando que, a pesar de su estatura y la mas que evidente musculatura bajo el elegante traje de color gris, era un corderito facil de manejar. Aunque no dejaba de mirar la rana que sostenia entre las manos, temeroso de que la soltase de nuevo--. Ademas, cuando una dama le dice que no tiene sentimientos por usted, debe retirarse con la elegancia de un caballero. --Lo miro de arriba abajo con desden--. Lo sea o no, es lo que debe hacer. Pillford no percibio la frialdad de su mirada, ni el musculo que se expandia y contraia en la mandibula.

Solo podia pensar en que alguien que hablaba con tal suavidad no podia ser peligroso, asi que lo miro con arrogancia. Y fue precisamente aquella soberbia suya la que lo llevo a enfrentarse a aquel hombre, creyendo que el podria superarlo en cualquier terreno. --?Lo dice porque escuchar conversaciones ajenas a escondidas, soltar ranas en el interior de una casa que no le pertenece y entrar por la ventana es lo que usted entiende por educacion? --Se levanto e hincho el pecho tratando de mostrar toda esa hombria en la que el creia firmemente y de la que se sentia tan orgulloso--. ?Quien demonios es usted y por que se comporta como si esta fuese su casa? ?Cual es su relacion con lady Helena? El recien llegado sonrio y miro la postura del otro con la burla bailando en las pupilas. El tono de sus palabras era tan ofensivo que, de no haber tenido la rana sujeta con las dos manos, le habria roto la nariz de un punetazo. Y se lo merecia, sin duda. Mucho habia cambiado Helena si todavia no habia reunido el valor de golpearlo con sana. Aunque --de eso estaba seguro--, sin duda se moria de ganas de hacerlo. !Que tipo mas ridiculo, por amor de Dios! ?Como podia siquiera considerarse un hombre comportandose de aquel modo? Hinchando el pecho e intentando demostrarle que era mas hombre que el. !Ni que aquello fuese un concurso de masculinidad! Si lo fuese, era obvio que no seria el senor Pillford quien saliese ganando. --Cuidado con sus palabras, senor... --dudo--. ?Pittiford? --!Pillford! --exclamo el otro, indignado. .