Saltar al contenido

LIBRO EL BRAZO DE LA JUSTICIA PDF GRATIS

Estás a punto de leer este libro.

Velocidad de acceso para este archivo: 12658 KB/Sec

Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Consequatur in incidunt est fugiat, cum minima odit veritatis nihil atque temporibus sint sed aliquid, ex ea? Quo sint fugiat dolores tenetur repellat quam officiis unde commodi necessitatibus sequi facere, laudantium odio consequuntur adipisci placeat asperiores nam quis nesciunt? Excepturi, nisi accusantium?

Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Perferendis ducimus exercitationem odio vitae sint rem! Praesentium nihil consectetur rem sapiente, omnis temporibus provident quos velit molestias aspernatur quod voluptate dolor molestiae quas nulla? Corrupti, repellat eos ipsam voluptatum nobis, itaque labore autem ipsa reprehenderit sequi consectetur facere dicta, ad impedit earum. Beatae nostrum iste optio vitae autem nam culpa nulla perferendis ipsum laboriosam est dolorem quos esse, eveniet perspiciatis, hic unde rerum necessitatibus! Totam natus optio, quaerat maxime similique laborum ipsam iste unde blanditiis est debitis molestiae nostrum in iure perferendis quia minima dolore. Voluptatum eligendi rerum nesciunt ab praesentium.

Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Consequatur in incidunt est fugiat, cum minima odit veritatis nihil atque temporibus sint sed aliquid, ex ea? Quo sint fugiat dolores tenetur repellat quam officiis unde commodi necessitatibus sequi facere, laudantium odio consequuntur adipisci placeat asperiores nam quis nesciunt? Excepturi, nisi accusantium?

Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Dolores voluptate a sed adipisci consequuntur ad enim in eius illum sit, quas perspiciatis quod ducimus quisquam, suscipit obcaecati animi, consequatur ipsum!

Descargar EL BRAZO DE LA JUSTICIA gratis pdf - leer online

Autor de la obra

Steven Saylor

Este autor, STEVEN SAYLOR, es reconocido dentro de esta rama sobre todo porque tiene más de un libro por los que es reconocido a nivel nacional, pero asimismo fuera de nuestras fronteras.

Es un gran conocedor de la temática, por eso entre los géneros literarios que normalmente acostumbra escribir está/n Novela.

¿A qué categoría/s pertenece esta obra?

Esta obra puede clasificarse en cantidad de categorías, pero una de las más esencial es:
Novela

Poco a poco más gente están decidiéndose por leer estos géneros, en los últimos años, el número de personas que adquiere libros que tienen mucha relación con estas categorías ha crecido considerablemente, hasta llegar a convertirse en uno de los géneros con más número de ventas en el mundo, y por eso mismo imaginamos que tienes interés en descargar de forma gratuita el libro.

EL BRAZO DE LA JUSTICIA ha alcanzado llamar la atención en muchos de estos géneros y se han transformado en un libro referente en alguna de ellas, debido en gran parte a la enorme experiencia de este escritor, como ya conoceréis, es un redactor muy popular en estos géneros.

¿Qué precio tiene EL BRAZO DE LA JUSTICIA?

Esta obra la puedes adquirir sin gastar apenas dinero puesto que ahora mismo vale este libro tiene un precio en el mercado.

Como has podido ver, el costo es irrisorio para el genial contenido que posee este ejemplar.

Este libro tiene de las que mejores proporciones calidad/precio tiene en las categorías: Novela

Nota de los lectores

Este libro posee una puntuación puesta por personas entendidas, la nota de este libro es: 7,5/10.

Todo el mundo que han puesto nota esta obra son profesionales de este género y han leído EL BRAZO DE LA JUSTICIA online antes de dar su opinión, de esta manera, estamos 100 % seguros de que esta valoración es la idónea y por esta razón se la ofrecemos.

Resumen de EL BRAZO DE LA JUSTICIA

Ahora te ofrecemos un interesante fragmento para que puedas conocer más sobre el libro antes de adquirir EL BRAZO DE LA JUSTICIA

Más información sobre el libro

Puedes encontrar más para descargar el libro de la justicia

Para leer y descargar el libro "El Brazo de la Justicia" puedes hacerlo gratis aquí.

DESCARGAR PDF GRATIS

En este momento, vamos a ofrecerte datos interesantes sobre el libro que es posible que quieras ver antes de empezar a leer este libro, como por servirnos de un ejemplo puede ser, el número de páginas, el año de edición, dónde descargar EL BRAZO DE LA JUSTICIA, dónde leer en línea EL BRAZO DE LA JUSTICIA, y considerablemente más datos.

Resumen del libro

La desconsolada viuda del poderoso Marco Craso, el hombre mas rico de Roma, sospecha que detras de un extrano crimen cometido en una de las villas de su marido se esconde un misterio turbio. Para evitar que se castigue a unos esclavos inocentes, la dama desciende al barrio mas impresentable de Roma en busca del ahora famoso Gordiano el sabueso, el campeon del metodo deductivo, el investigador a quien nada se le escapa, aunque en alguna ocasion puedan tomarle el pelo. A pesar de sus excelentes cualidades --sinceridad, lealtad, inteligencia y extraordinaria agilidad--, Eco no estaba capacitado para atender a la puerta. Eco es mudo. Pero no era sordo ni lo ha sido nunca. En realidad no he conocido a nadie con un oido tan fino. Tambien tiene el sueno ligero, un habito que conserva de los desdichados e intranquilos dias de su infancia, antes de que su madre lo abandonara, yo lo recogiera en la calle y finalmente lo adoptara. No es de extranar, pues, que fuese Eco quien oyera llamar a la puerta durante la hora segunda despues del anochecer, cuando todos los demas habitantes de la casa estabamos ya en la cama. Eco recibio a mi visitante nocturno, pero no pudo despedirlo y eso que le falto poco para espantarlo como un campesino ahuyenta a un ganso perdido del portal de su casa. Por lo tanto, ?que otra cosa podia haber hecho Eco? Podia haber despertado a Belbo, mi guardaespaldas, que tal vez habria intimidado al visitante con sus grunidos y su hedor a ajo, mientras se frotaba estupidamente los ojos para despejarse, pero dudo que hubiera podido librarse de el, pues el desconocido era pertinaz y su astucia duplicaba la fuerza del guardaespaldas. Por consiguiente, Eco hizo lo que debia: indico al visitante con un ademan que aguardase en la entrada, se dirigio a mi habitacion y llamo con suavidad a la puerta. Al ver que sus golpes no me despertaban del sueno pesado en que me habian sumido varias raciones generosas de sopa de pescado y cebada, regadas con vino blanco, abrio la puerta con delicadeza, entro en la habitacion de puntillas y me sacudio el hombro. Bethesda se movio y suspiro a mi lado. Su espesa cabellera negra me cubria la cara y el cuello, de modo que el movimiento de sus rizos me hizo cosquillas en la nariz y en los labios. El aroma de la gena me produjo un hormigueo erotico debajo de la cintura.

Alargue los brazos para cogerla, amague un beso con los labios y recorri su cuerpo con ambas manos. Me pregunte como se las arreglaba para envolverme con los brazos hasta tocarme el hombro por detras. A Eco nunca le ha gustado emitir esos grunidos animales que profieren los mudos, pues los considera degradantes y vergonzosos. Prefiere guardar un austero silencio, como la esfinge, y dejar que sus manos hablen por el. Me apreto el hombro con mas fuerza y me zarandeo con mas energia. Entonces reconoci su tacto, con la misma seguridad con que se reconoce una voz familiar. Hasta fui capaz de comprender lo que decia. --?Hay alguien en la puerta? --masculle mientras me aclaraba la garganta y mantenia los ojos cerrados un instante mas. Eco me dio una ligera palmada de asentimiento en el hombro, su forma de decir << si>> en la oscuridad. Me acurruque junto a Bethesda, que habia vuelto la espalda al contratiempo. Le roce el hombro con los labios. Dejo escapar un gemido, una mezcla de suspiro y susurro. No he conocido mujer mas sensible en todos los viajes que he efectuado entre las Columnas de Hercules y la frontera de Partia. Como una lira exquisitamente forjada, me dije, perfectamente afinada y pulida, cuya excelencia crece con los anos; que suerte tienes, Gordiano el Sabueso; menuda investigacion hiciste hace quince anos en el mercado de esclavos de Alejandria. El gato se removio bajo las sabanas.

Egipcia hasta la medula, Bethesda siempre ha tenido gatos e incluso los invita a nuestra cama. Aquel atravesaba el valle que separaba nuestros cuerpos, abriendose paso entre nuestros muslos. Hasta el momento habia tenido las unas escondidas; una suerte, puesto que en los ultimos instantes mi parte mas vulnerable se habia vuelto notoriamente mas vulnerable y el gatito parecia dirigirse hacia alli, tal vez pensando que era una serpiente con la que jugar. Me pegue a Bethesda en busca de proteccion. Dio un suspiro. Recorde una noche lluviosa, hacia al menos diez anos, antes de que Eco se uniera a nosotros; otro gato, otra cama, pero la misma casa, la casa que me habia legado mi padre, y nosotros dos, Bethesda y yo, mas jovenes pero no muy distintos. Me adormeci y casi sonaba ya cuando me dieron dos fuertes palmadas en el hombro. Era la forma con que Eco decia << no>> , como si negara con la cabeza. No, no podia o no queria ahuyentar al visitante. Volvio a golpearme en el hombro, esta vez con el doble de fuerza. --!Esta bien, esta bien! --murmure. Bethesda se aparto con violencia, llevandose las sabanas consigo y dejandome a merced del aire humedo de septiembre. El gatito avanzo hacia mi y saco las unas en el momento en que perdia el equilibrio. --!Por los cojones de Numa! --exclame, aunque no fue el legendario rey Numa quien sufrio el aranazo de la minuscula garra. Eco, discretamente, hizo caso omiso de mi grito de dolor y Bethesda dejo escapar una risita sonolienta.

Me levante con brusquedad de la cama y busque a tientas la tunica, pero Eco y a la tenia preparada para envolverme en ella. --Mas vale que sea importante --dije. Era importante, pero no supe cuanto hasta pasado algun tiempo. Si el mensajero que aguardaba en el vestibulo se hubiera explicado con claridad, si hubiera sido sincero con respecto al motivo de su visita y a la persona que lo enviaba, habria accedido a sus ruegos sin la menor vacilacion. Rara vez se me presenta la oportunidad de trabajar en casos asi y para clientes semejantes, de modo que me hubiera esforzado por aceptar el encargo. Sin embargo, el individuo, que se presento laconicamente con el nombre de Marco Mumio, adoptaba una actitud llena de misterio y me trataba con una desconfianza que ray aba en el desden. Me dijo que necesitaba mis servicios sin demora para un trabajo que me alejaria de Roma durante unos dias. --?Estas en alguna dificultad? --le pregunte. --!Yo no! --exclamo. Parecia incapaz de hablar tranquilamente en una casa donde todos dormian. Sus palabras brotaban entre grunidos y bramidos, como si se dirigiera a un esclavo rebelde o a un perro mal acostumbrado. No hay idioma mas desagradable que el latin cuando se habla de ese modo, y me refiero al modo de la soldadesca, pues a pesar de que me encontraba medio dormido y atontado por el vino de la cena, comenzaba a hacer ciertas deducciones sobre mi inesperado huesped. Tras su cuidada barba, su tunica austera pero cara, sus excelentes botas y su elegante capa de lana, reconoci a un militar, a un hombre acostumbrado a dar ordenes y a ser obedecido en el acto. --?Y bien? --me dijo, mirandome como si fuera un recluta holgazan, recien levantado de la cama y que arrastraba los pies antes de emprender la jornada de marcha--. ?Vienes o no? Eco, ofendido por aquella groseria, se llevo las manos a las caderas y lo miro con expresion furiosa.

Mumio echo la cabeza atras y gruno en un arranque de impaciencia. Me aclare la garganta. --Eco --dije--, traeme una copa de vino, por favor. Caliente, si es posible. Fijate si aun quedan brasas en la cocina. ?Quieres vino tu tambien, Marco Mumio? --Mi invitado fruncio el entrecejo y sacudio la cabeza con brusquedad, como un buen legionario que esta de guardia. --?Sidra caliente quizas? Insisto, Marco Mumio, la noche es fria. Acompaname al estudio. Mira, Eco ya nos ha encendido los candiles. Siempre se adelanta a mis necesidades. Por favor, sientate. Bueno, Marco Mumio, segun veo, has venido a ofrecerme trabajo. En la claridad del estudio note que Mumio parecia decaido y cansado, como si llevara mucho tiempo sin dormir. No dejaba de moverse en la silla y mantenia los ojos abiertos con un inusitado aire de cautela. Despues de unos instantes, se levanto, comenzo a caminar de un lado a otro de la habitacion y se nego a beber la sidra caliente que le ofrecio Eco, igual que un soldado de guardia evita ponerse comodo por temor a quedarse dormido involuntariamente.

--Si --dijo por fin--, he venido a ordenarte... --?Ordenarme? Nadie da ordenes a Gordiano el Sabueso. Soy un ciudadano libre, no un esclavo ni un liberto, y segun tengo entendido, por sorprendente que parezca, Roma sigue siendo una republica y no una dictadura. Otros ciudadanos vienen a consultarme, a solicitar mis servicios, a contratarme, pero suelen hacerlo durante el dia. Al menos los honrados. Mumio parecia hacer grandes esfuerzos para contener la furia. --Esto es ridiculo --dijo--. Si lo que te preocupa es el dinero, se te pagara, como es logico. De hecho, estoy autorizado a ofrecerte hasta cinco veces lo que ganes normalmente al dia, considerando las molestias y el... viaje --dijo con cautela--. Cinco dias de paga garantizada, ademas de los gastos de alojamiento y manutencion. Ya habia conseguido acaparar toda mi atencion. Con el rabillo del ojo vi que Eco arqueaba una ceja, aconsejandome astucia. Los ninos criados en la calle llegan a ser unos regateadores implacables. --Eres muy generoso, Marco Mumio, muy generoso --dije--. Aunque tal vez no sepas que tuve que subir mis tarifas el mes pasado. En Roma se han disparado los precios por culpa de la rebelion de los esclavos y con el invencible Espartaco saqueando los campos y extendiendo el caos... --?Invencible? --exclamo Mumio como si se tratara de una ofensa personal --.

?Espartaco invencible? !Ya lo veremos! --Quiero decir invencible frente al ejercito romano. Sus seguidores han vencido a todas las tropas enviadas en su contra e incluso han humillado a dos consules romanos, obligandolos a huir. Supongo que cuando Pompeyo... --!Pompey o! --dijo Mumio, como si escupiera el nombre. --Si, supongo que cuando Pompeyo traiga por fin sus tropas de Hispania, sofocara la rebelion de inmediato... --seguia hablando unicamente porque aquel tema parecia ofuscar a mi visitante y yo queria mantenerlo distraido mientras calculaba la cifra que le iba a pedir. Mumio coopero estupendamente: iba de un sitio a otro, apretaba los dientes y me dirigia miradas furiosas. Sin embargo, era evidente que no pensaba rebajarse a discutir conmigo un asunto tan importante como la rebelion de los esclavos. --Ya veremos --era lo unico que alcanzaba a murmurar en sus debiles intentos por interrumpirme. Por fin alzo la voz con tono autoritario y logro hacerme callar--: No tardaremos en dar cuenta de Espartaco. Por lo pronto, hablabamos de tus honorarios. Carraspee y tome un sorbo de vino caliente. --Es verdad, bien, como te decia, con el actual descontrol de los precios... --Si, si ... --Bueno, no se que sabreis tu o tu jefe sobre mis honorarios, ni siquiera se donde obtuvisteis mi nombre o quien me recomendo. --Eso no tiene importancia. --De acuerdo. Pero como dijiste cinco veces... --Si, cinco veces tu paga diaria. --Podria ser un precio demasiado alto, considerando que mis honorarios normales ascienden a... --Eco se habia situado detras del visitante y movia el pulgar hacia arriba con insistencia-- ochenta sestercios al dia --dije con descaro, eligiendo al azar una cifra... que equivalia al doble del sueldo mensual de un legionario.

Mumio me miro de forma extrana y por un instante temi haberme excedido. En fin, si se volvia y salia de la casa dando un portazo, sin pronunciar otra palabra, al menos podria regresar a la cama con Bethesda. De todos modos, tenia la sospecha de que queria meterme en un asunto descabellado. Pero entonces estallo en carcajadas. Hasta Eco se sorprendio y arrugo el entrecejo, segun pude observar por encima del hombro de Mumio. --Ochenta sestercios al dia --repeti con toda la serenidad de que era capaz, intentando no imitar la confusion de Eco--. ?Me has entendido? --Oh, por supuesto --respondio Mumio y contuvo sus sonoras carcajadas hasta convertirlas en una sonrisa desdenosa. --Y cinco veces eso son... --!Cuatrocientos al dia! --exclamo--. Se multiplicar. Luego gruno con un gesto de desprecio tan sincero que supe que habria podido pedirle mucho mas. Mi trabajo me permite frecuentar a las clases acomodadas de Roma. Los ricos necesitan abogados en las batallas legales que emprenden entre si, los abogados necesitan informacion y la informacion es mi especialidad. He aceptado trabajos de abogados como Hortensio y Ciceron y a veces directamente de clientes tan distinguidos como las grandes familias de los Metelo y los Mesala, pero incluso ellos se habrian resistido a pagar a Gordiano el Sabueso una tarifa diaria de cuatrocientos sestercios. ?Tan rico era el cliente al que representaba Marco Mumio? Estaba clarisimo que iba a aceptar el trabajo; el dinero lo garantizaba. Bethesda gemiria de placer al ver las arcas de la casa rebosantes de plata y ciertos acreedores volverian a saludarme con sonrisas, en lugar de soltarme los perros.

Pero la curiosidad pudo mas que y o: deseaba saber quien me habia recomendado y no queria que Marco Mumio pensara todavia que me habia ganado. --Debe de ser una investigacion importante --dije con tacto, tratando de mantener una calma profesional mientras en mi cabeza tintineaban ya los chorros de monedas de plata, como si manaran de una fuente. Cuatrocientos sestercios, multiplicados por cinco dias de trabajo asegurado, eran dos mil sestercios. Por fin podria reparar el muro trasero de la casa, reemplazar las baldosas agrietadas del atrio y quizas incluso comprar una nueva esclava que ayudara a Bethesda en sus labores. --Jamas te han llamado para un trabajo tan importante --dijo Mumio asintiendo con gravedad. --Y delicado, segun veo. --En extremo. --Un trabajo que requiere discrecion. --Mucha --confirmo el. --Creo adivinar que hay algo mas que bienes en juego. ?Honor, tal vez? --Algo mas que honor --respondio Mumio con gravedad y una expresion de temor en los ojos. --?Una vida, entonces? ?Hay una vida en juego? Por la expresion de su rostro supe que se trataba de un caso de asesinato. Un salario suculento, un cliente misterioso, un homicidio... Era imposible resistirse, pero procure mantener un semblante inexpresivo. Mumio estaba muy serio, igual que un soldado en un campo de batalla, pero no durante la excitacion que precede a la carniceria, sino despues, en medio de la muerte y la desesperacion. --No se trata de una vida --dijo despacio--, sino de muchas.

Estan en juego centenares de vidas de hombres, mujeres y ninos. A menos que hagamos algo para evitarlo, la sangre correra como el agua y los gemidos de los ninos resonaran en la Boca del Hades. Termine el vino y deje la copa a un lado. --Marco Mumio, ?no piensas decirme con claridad quien te envia y que es lo que quieres que haga? Nego con la cabeza. --Ya te he dicho demasiado. Puede que cuando lleguemos hay a acabado la crisis, se haya solucionado el problema y y a no te necesitemos. En ese caso, sera mejor que no sepas nada, ni ahora ni nunca. --?No me daras ninguna explicacion? --Ninguna. Pero no te preocupes; cobraras de todos modos. Hice un gesto de asentimiento. --?Cuanto tiempo estare fuera de Roma? --pregunte. --Cinco dias, y a te lo he dicho. --Hablas con mucha seguridad. --Cinco dias --repitio-- y podras volver a Roma. Tal vez sea menos tiempo, pero no mas.

En cinco dias, todo habra acabado de una forma u otra, para bien... o para mal. --Ya entiendo --dije, sin entender nada en absoluto--. ?Y adonde nos dirigimos exactamente? --Mumio apreto los labios con firmeza--. Porque -- anadi-- no me atrae la idea de viajar por el interior, en los tiempos que corren, sin saber adonde voy. Como comentabamos hace un momento, hay una pequena rebelion de esclavos en curso y se de buena tinta que no es aconsejable desplazarse por el campo sin necesidad. --Estaras a salvo --respondio Mumio con aire de autoridad. --Entonces, ?tengo tu palabra de militar, o de ex militar, de que no me vere expuesto a ningun peligro tactico? --Ya te he dicho que estaras a salvo --respondio Mumio entornando los ojos. --Muy bien, entonces creo que dejare a Belbo aqui, para que cuide de Bethesda. Estoy seguro de que tu jefe me proporcionara un guardaespaldas si es necesario. Pero llevare a Eco conmigo. Supongo que en la generosidad de tu patron entrara la posibilidad de alimentarlo y de darle alojamiento. Mumio miro a Eco por encima del hombro, con un brillo de escepticismo en la mirada. --Es casi un nino --dijo. --Eco tiene dieciocho anos. Se puso la toga viril hace mas de dos anos.

--Es mudo, ?verdad? --Si. El soldado ideal, diria yo. --Supongo que puedes llevarlo --gruno Mumio. --?Cuando salimos? --pregunte. --En cuanto estes listo. --?Por la manana, entonces? Me miro como si fuera un legionario gandul que pide permiso para dormir la siesta antes de la batalla y su voz recupero el tono autoritario. --!No, en cuanto estes listo! !Ya hemos perdido demasiado tiempo! --Muy bien --bostece--. Le dire a Bethesda que me prepare algunas cosas... --No sera necesario --dijo Mumio mientras se incorporaba, todavia con aspecto cansado, pero satisfecho de que le hubiera llegado la hora de tomar el mando--. Dispondras de todo lo que necesites. Logico; un cliente dispuesto a pagar cuatrocientos sestercios al dia podia cubrir necesidades tan sencillas como una muda de ropa, un peine o un esclavo que me llevara las cosas. --Entonces estare listo dentro de un momento, cuando me haya despedido de Bethesda. Cuando salia de la habitacion, Mumio carraspeo. --Por cierto --dijo tras mirar primero a Eco y luego a mi--, solo para asegurarme: ninguno de los dos se mareara en el mar, ?verdad? .

el libro de la justicia
el brazo de la justicia
el brazo de la justicia sinopsis
el largo brazo de la justicia
el brazo de la justicia steven saylor
steven saylor
steven saylor libros
steven saylor roma
steven saylor dominus
steven saylor roma sub rosa
steven saylor amazon
steven saylor official website
steven saylor imperio
steven saylor books in order
steven saylor books

Descargar EL BRAZO DE LA JUSTICIA gratis pdf

Suponemos que deseas saber de qué manera puedes leer EL BRAZO DE LA JUSTICIA en línea o descargar EL BRAZO DE LA JUSTICIA pdf sin coste a fin de que puedas tener el libro sin comprarlo.

Si estás en esta web es por el hecho de que buscas la manera de bajar EL BRAZO DE LA JUSTICIA en pdf, tristemente nosotros no ofrecemos la descarga de EL BRAZO DE LA JUSTICIA sin coste, ya que esto es algo ilegal, tampoco podemos ofrecerte leer EL BRAZO DE LA JUSTICIA en línea en pdf por el mismo motivo.

Rate this post