LIBRO CORAZONES ENREDADOS PDF GRATIS

<> GABRIELA <> DEAN GABRIELA 5 anos antes Es tarde y camino por la solitaria carretera que hay entre el instituto y mi casa. Cuando he salido de la biblioteca la rueda de mi bicicleta estaba pinchada y mi madre esta trabajando, asi que no tengo mas remedio que volver a casa caminando. Trato de ir de prisa, no hay nadie y eso deberia tranquilizarme, pero de pronto escucho un coche detenerse a mi lado en uno de los recodos amplios que tiene la carretera. Giro mi cabeza, asustada, y me aterro aun mas cuando el que desciende es Wilson. Siento deseos de echar a correr, pero me atraparia en un par de zancadas. Tengo que comportarme con naturalidad. --Hola, nena. ?Que haces caminado por aqui sola? --Mi bicicleta se averio. --Deberias tener un coche --se burla.

No es el primero que me hace ese comentario tan estupido como inapropiado. No tengo dinero para un coche, mucho menos para la gasolina o el seguro. --?Te llevo a algun sitio? Su tono es amable, pero hay algo en sus ojos que me aterra. --No es necesario. Su gesto se tuerce. --?Prefieres caminar que ir comodamente en mi coche? Respiro hondo. Quiza Tom y Every tienen razon y Wilson no representa un peligro, pero estar sola con el en mitad de la noche no es una situacion a la que me guste enfrentarme. Y no me subire al coche del mismo chico que intento violarme en una fiesta. A diferencia de mis companeros, no le excuso porque estuviera bebido y me infunde el mismo temor sobrio. --Me gusta caminar. --?No te gusta bailar, pero si caminar? Aspiro con fuerza y la opresion en mi garganta se hace mas fuerte. Esta manana Wilson me ha pedido que le acompanara al baile de mi primavera. Le he dicho que no y, dado que teniamos de testigos a media cafeteria, mi negativa le ha parecido una burla y ahora puedo notar la ira creciendo en sus ojos a medida que me habla. Trato de suavizar la situacion. --Cualquier chica estara encantada de ir contigo a ese baile.

--Cualquiera menos tu. ?Que pasa contigo, Gabriela? ?Te crees demasiado buena para mi? Doy un paso atras, su enojo no le permite controlar sus emociones; lo que reafirma mi teoria de que la bebida no es la culpable de lo que hizo la noche de la fiesta, sino su forma de ser. Necesito alejarme de el. --Es tarde, debo irme. --Eso lo decido yo. Su voz suena profunda, con una claridad que me angustia. Se acerca a mi: --Vienes a mi fiesta y te enfadas porque soy atento contigo. No tienes ni una pizca de carino por mi, solo me miras con desprecio cuando me acerco a ti en el instituto. Y hoy has rechazado ser mi pareja en el baile delante de todos en lugar de darte cuenta de que es el honor que todas quieren recibir. Eso ha sido muy grosero por tu parte, ?no te parece? Y si no fuera porque he pinchado la rueda de tu bicicleta ni siquiera tendria la oportunidad de estar ahora a solas contigo. Le miro aterrorizada. ?Es el quien ha pinchado la rueda de mi bicicleta? ?Por eso me ha seguido hasta aqui? En un susurro pregunto: --?Por que has hecho eso? --Siempre huyes o te rodeas de gente cuando me acerco a ti. Y necesitamos estar a solas. Comienzo a temblar. A pesar de lo que dicen mis companeros, su presencia aqui confirma que todo lo que ha pasado desde que me intentara violar en aquella fiesta ha sido un acoso que deberia haber denunciado.

Nerviosa, suplico: --Wilson, deja que me vaya. --No. Se acerca a mi y sostiene mi cara con sus manos con tanta fuerza que no puedo deshacerme de ellas. Trato de sacar fuerzas. --Sueltame o te denunciare --le advierto. Su risa se expande. --No lo haras, porque cuando termine contigo no podras decir ni una sola palabra. Su boca se posa sobre la mia con tanta fuerza que me hace dano y luego, con el mismo impulso, me empuja brutalmente contra el coche. Golpeo mi cabeza contra la puerta y por unos segundos todo se ve borroso y apenas puedo moverme. El abre el maletero y saca un bate de beisbol. El terror toma mis ojos y el se rie: --Te lo pedi por las buenas, pero va a ser divertido probar por las malas. --Dejame ir, te lo ruego. --Muy bien, nena, suplicame. Eso es lo que quiero --declara mientras me da el primer golpe. El crujido del hueso al romperse es casi tan fuerte como mi grito.

Leo en sus ojos el placer que le provoca mi dolor. Sin miramientos, me agarra del pelo y de una mano y me arrastra por el suelo hasta la zona de matorrales cercanos. Una vez alli, se sienta a mi lado, me agarra de nuevo de la cara y me obliga a mirarle. .