LIBRO CLAROSCURO (LUCES Y SOMBRAS DEL AMOR Y EL SEXO) PDF GRATIS

Esta humilde obra es solo la conjuncion de pequenos relatos acerca de la oscuridad, la hermosura, la toxicidad y la luminosidad de algunas relaciones y la forma en que los seres humanos exploramos el amor y el sexo, los cuales, no son otra cosa que aquello que nosotros mismos definimos con nuestra propia naturaleza, totalmente subjetivos, en donde nada es ley y a cada momento las reglas se rompen. Crease o no, la mayor parte de estos son reales, obviamente los nombres de los personajes no lo son, y, algunos de los desenlaces los he modificado, pero, sin duda, al momento de escucharlos o leerlos me impactaron y me pusieron a trabajar sobre el papel. Los escribi hace tiempo atras, de hecho, muchos han sido concebidos como mis primeros intentos en mi conversion a escritora romantica. Espero los disfruten. !Un fuerte abrazo y gracias por estar! Mariano era un hombre de familia, tan respetado en el entorno en el que se movia diariamente, con un trabajo que muchos sonaban, sin embargo, nunca fue suficiente para el. Queria mas... mucho mas, y jamas dudo en tomarlo, sin embargo, hay limites que no deberian atravesarse, dolores que no deberian provocarse, y mucho menos, a las personas que decimos amar... ?Mariano estaba enamorado?, a simple vista, todo parecia mostrar lo afirmativo de la respuesta, amoroso, dulce, complaciente, no obstante, cada punto de luz estaba ensombrecido cuando llevaba su vista al reflejo que proyectaba en el espejo. Mariano era adicto del sexo, y tenia especial fascinacion por humillar a su esposa con cada conquista. Alexandra era bella, una profesional dedicada, con un concepto del sexo que, a mas de uno, hacia sonrojarse y querer salir huyendo. Habia tenido la fortuna que habia llegado a su consultorio una mujer en su cuarto mes de embarazo. El rostro dudoso y la sonrisa forzada le mostro que aquello era todo, excepto una bendicion. Eso sucedia a menudo y, personalmente, no hacia meollo en ella. No obstante, esta vez habia sido diferente. El hombre que la acompanaba habia trastornado su cabeza y, por primera vez, un leve sentimiento de verguenza la invadio. Era la ginecologa de la esposa del hombre, no podia estar pensando en follarselo mientras hablaba con la mujer acerca del bebe en camino. Era sucio, incontrolable, la necesidad de poseerlo y hacer que no deseara a otra mujer mas que a ella.

Resulto que, al principio, el reto parecia inalcanzable, hasta que una noche el celular sono y supo que Mariano albergaba los mismos deseos oscuros que ella. La primera vez fue desenfrenada y se percibio como totalmente errada y correcta al mismo tiempo. La forma egoista de cada uno, en donde buscaban tomar sin entregar nada, ese mismo egoismo es el que les dejaba escaso margen para el remordimiento. La piel de Mariano en su boca era sublime, aquel perfume que trastocaba sus sentidos y la hacia que en segundos se humedeciera. Calido, tanto que a veces ese calor los trascendia, desatando sus instintos sobre el otro, sin pensar en las consecuencias. Alexandra se decia a si misma que no era su culpa, despues de todo, no habia lazo afectivo que la uniera a la mujer, era su paciente, como las decenas que pasaban diariamente por su consultorio. La cuestion de Mariano era esencialmente distinta, era esposo y padre de tres hijos con esa mujer, que, infelizmente, esperaba el cuarto. Deseo, era el pensamiento circundante en aquella habitacion de hotel tres veces por semana. Podian tener sexo por horas, el cansancio no los embargaba, como si se tratara de 2 automatas los cuales necesitaban aliviarse y huir de la realidad en la que estaban inmersos. Quiero que intentemos algo nuevo - Alexandra tenia tantas fantasias en su pervertida mente, que, a veces, helaban la sangre a sus parejas de turno, no obstante, la personalidad docil de Mariano en la cama lo hacia el companero perfecto, siempre mostrandose ansioso por llevar adelante sus locuras. Era asidua al BDSM y la sumision masculina, la genuina sumision, aquella que crece en la naturaleza y esencia de pocos hombres la excitaba como nada en este mundo. Mariano era lo que esperaba y mucho mas en la cama, como si estuvieran atados y lograran su liberacion en los brazos del otro. Nadie en el mundo podria comprenderlos, tampoco lo deseaban, se rendian a la lujuria de sus cuerpos, a la humedad de sus sexos cada vez que colisionaban, a la sordida relacion dominante- sumiso, adorando cada sesion, llevando el extasis a un nuevo nivel. Mas de una vez Mariano tuvo que evitar a su esposa dias despues de un encuentro, Alexandra no era asidua al latigo, pero si a la fusta, marcando la nivea piel del hombre a punto de hacerla sangrar, encontrando placer en cada golpe que propinaba y Mariano, enloqueciendo con cada uno de ellos al recibirlos en su espalda baja. Durante unas horas, eran libres de todo aquello que hacia el momento indebido, de los problemas, de las criticas, de los prejuicios, de los simples hechos que los condicionaban y de los seres que les impedian vivir en plenitud.

- Quiero que nos veamos hoy, te tengo una sorpresa - leyo el mensaje de texto mientras esperaba el semaforo verde en una esquina, sonrio, mordiendo su labio inferior - Te veo donde siempre - No llegues tarde, de lo contrario, tendre que castigarte... Y Mariano no podia esperar a recibir cada castigo suyo, con esa mujer, ya no se trataba de lujuria, sino de una necesidad, el hombre habia comenzado a entender que su adiccion no giraba en torno al sexo sino a Alexandra, al dominio que ejercia sobre el, como lo condicionaba en todo lo que este hacia. Debia ponerle fin, sin importar lo bueno que fuera, estaba afectando su vida, algo que antes no le habia ocurrido con sus conquistas de turno. Habia tomado una decision, esa tarde seria la ultima vez que veria a la mujer mas alla de las consultas medicas. Desafortunadamente, su fuerza de voluntad se extendio a solo tres semanas, cuando Alexandra, cansada de las negativas de este lo cito en el consultorio para hablar de algo muy grave que habia detectado en la salud de su esposa. Su cabeza roida por el cargo de conciencia lo hizo revolverse en su basura varias veces hasta llegar al lugar. Todo habia sido una farsa. Alexandra lo habia manipulado cruelmente y en respuesta, Mariano se entrego a ella nuevamente en el mismo consultorio. - Estas desquiciada ?lo sabias? - senalo mientras presionaba suavemente el largo y suave cuello de la mujer que estaba sobre el, tratando de recomponerse del orgasmo - Es tu culpa, tu me pones asi, no vuelvas a dejarme... Mariano cerro sus ojos, refugiandose en sus brazos, meditando la respuesta, luego tomo el rostro de la mujer y lo acerco al suyo, fundiendose en un beso picante - Jamas lo hare... .