LIBRO BANCOS DE NIEBLA PDF GRATIS

Salio a correr como cada manana. Supuso que, despues de la inesperada noche que habia pasado con la joven de pelo rizado, mirada perspicaz y labios sugerentes que aun permanecia tumbada junto a el, no le quedarian fuerzas para mas. No era habitual en su ordenada vida diaria correrse una juerga entre semana, pero, !que demonios! habia salido con unos colegas a celebrar su reciente ascenso y se les habia acabado yendo de las manos. No obstante, conocia a la perfeccion el efecto vigorizante y purificador que la carrera matutina ejercia sobre el, asi que acabo por tirarse de la cama para ponerse en marcha. Comenzo su ruta en el puente de Westminster tal y como era habitual en el. Despues, avanzo a traves de Belvedere Road hasta llegar al puente de Londres, el cual solia cruzarlo y volver. Un recorrido perfecto que le cargaba las pilas de buena manana para iniciar una jornada mas. Una leve y picara sonrisa se habia instalado en su rostro sin que se diera cuenta de ello. Tal vez era el orgullo por el ascenso, o quizas, el recuerdo de una noche un tanto extrana y, sin dudas, excitante. El hecho de salir tan temprano tenia un merito fuera de lo corriente, pues las madrugadas del otono londinense eran clasicamente frias y nebulosas. Tu cuerpo te pide cama, manta y un cafe o un te caliente, no exponerse a la intemperie con unas finas mallas de lycra y un forro polar que permite a la humedad colarse entre tus huesos, mezclandose con un sudor que al principio es calido pero termina por ser frio como el hielo y se clava en tu cuerpo como si fueran miles de agujas hipodermicas. Aquel noviembre estaba siendo mas crudo de lo habitual. Las temperaturas estaban batiendo records por lo bajas que estaban siendo y los bancos de niebla que aquel dia envolvian la ciudad impedian la visibilidad hasta el punto de temer tropezarse con algo que escapara a sus ojos, puesto que apenas podia ver lo que se encontraba a pocos metros de el. Su cabeza era un torbellino. Habia bebido demas y empezo a sentir un martilleo casi constante en las sienes, lo que termino por borrarle aquella sonrisa soberbia con la que habia salido del portal.

Ademas, iba un tanto distraido debido a la discusion que habia tenido la manana anterior con su novia. Las cosas se habian puesto bastante feas y las discusion subio los decibelios despues de que ella se enterara de que habia estado tonteando con una companera del trabajo. La realidad era que no habia nada entre ellos y el no tenia el menor interes en aquella chica, pero ella no le habia creido. Curiosamente, ahora si que tenia motivos para estar celosa y enfadada, aunque no fuera precisamente su companera la que hubiera acabado en su cama la noche anterior. El hecho de que le hubiera ocultado el flirteo, le parecia que confirmaba sus sospechas. No estaba seguro de poder convencerla de su inocencia y recuperar su confianza, menos ahora que si era culpable de una infidelidad. Su incapacidad para centrar su atencion y la espesa bruma, le hicieron trastabillar en alguna ocasion. Cuando corres entre la niebla, todo parecen sombras, figuras indefinidas y perturbadoras que aclaman a tu sugestion para que te zambullas en la oscuridad tenebrosa de tus miedos. Un arbol no parece un arbol, sino una figura acechante y poco confiable. Los bancos de niebla hacen que nada parezca real y tu mente viaja a la velocidad de la luz por los laberintos de tu imaginacion, incapaz de hallar una salida satisfactoria a aquel embrollo. Hasta que tu cabeza dice basta y se niega a seguir sumergiendose en tamana insensatez. Entonces recobras la calma y unicamente te centras en el ritmo de tu respiracion, lo unico a lo que aferrarte, al tiempo que cedes una minima atencion a comprobar que tus musculos responden tal y como esperabas y que la carrera un dia mas te vigoriza. Por ello, porque ya habia conseguido salir del atolladero en el que su mente trataba de meterle, se pregunto que diablos era aquello que flotaba en el agua tan cerca del pilar del puente. No se habia puesto las lentillas, asi que lo unico que veia era un poco mas de un borron, aunque algo le decia que eso no debia estar ahi. Trataba de convencerse de que lo que parecia una masa ingente y deforme no podia ser en realidad lo que su imaginacion y las incontables peliculas de misterio y suspense que habia visto durante su vida sugerian que era.

Sin embargo, sus ojos se negaban a dejar de mirar y a escrutar con detalle lo que tenian delante, hasta que tropezo y dio con sus huesos en el suelo. Entonces ya no hubo mas remedio que pararse a observar con detenimiento que era aquello. Forzo la mirada para agudiza la vista hasta que empezo a dolerle levemente la cabeza del esfuerzo. Definitivamente parecia ser un cuerpo, en la medida en que esa masa algo hinchada sugeria que un dia fue alguno. Se levanto del suelo, con la malla rota a la altura de la rodilla y la sangre de una herida abierta corriendo por su espinilla. Apenas se percato de que le dolia. Avanzo con paso irregular en direccion al puente y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, ya no tuvo dudas. Era el cuerpo de una chica. Aterrado, llamo a la policia. Despues, vomito junto a la orilla del rio. CAPITULO 1: El joven de la mesa junto a la ventana Como cada manana, se sento en la misma mesa junto a la ventana y tomo lo mismo de siempre, un cortado con dos manchas de espuma. Le gustaban sus rutinas, hacer cada dias las cosas exactamente igual que el anterior, porque eso le proporcionaba una seguridad que no tenia precio para el. Cada pequena cosa que se salia de su esquema, le ponia nervioso. Cada cambio inesperado, hacia que el vello se le pusiera de punta y se le acelerara el pulso. El mundo parecia venirse abajo ante la menor nimiedad que hubiera sido fruto del azar y no estuviera planeada.

Necesitaba esa sensacion de control. No era ningun capricho. Simple y llanamente, era una pura y genuina necesidad. Su vida no habia sido facil. De pequeno habia sido diagnosticado erroneamente de sindrome de Asperger y eso habia marcado su infancia de manera definitiva. Era cierto que no era un nino como el resto. De hecho, desde muy pequeno se habia acostumbrado a oir como otros lo definian como un nino raro, extrano o, como minimo, extravagante. No tenia los mismos intereses que los demas y siempre le habia costado mucho relacionarse con sus iguales. Le fascinaban temas como las maquinas y la astronomia hasta el punto de obsesionarse y no poder dejar de hablar del tema. Su mente se evadia constantemente pensando en todas aquellas cosas que le mantenian tan hechizado. Tanto era asi, que parecia sufrir algun tipo de crisis de ausencia. Los profesores desde muy pronto creyeron que tenia algun problema, asi que el diagnostico no tardo en llegar. Y desde que tenian una etiqueta a la que agarrarse, ya no le trataban como a un nino, sino de acuerdo a las caracteristicas de su supuesto trastorno. Le habia caido como una losa que bloquea cualquier oportunidad de salir de un lugar en el que te sientes atrapado. .

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