LIBRO ASIMETRICOS PDF GRATIS

Trinidad, Cuba. Diciembre de 1967. Los sucesos que ocurririan a continuacion en esa ciudad de Cuba pasarian a la historia para aquellas personas que vivian cerca de aquella casa. Un lugar. Un momento. Un segundo. Ni siquiera les dio tiempo a poder ayudar, aunque, en el fondo, no lo harian si pudieran. Porque ?quien pone su vida en peligro para salvar a una persona que no conoce? Pocas personas y de esas no habia nadie en aquel lugar. Asi que mientras una nina veia como otra persona mataba a su propia madre de la forma mas macabra para una chiquilla tan pequena, aquel acontecimiento solo se quedo ahi, entre esas paredes viejas de lo que fue su hogar... --No... !No! --gritaba la mujer por cada golpe que le asestaba el hombre--. !Hice lo que me pediste! !Consegui el dinero! !?Que mas quieres?! --?De que me sirve que consiguieras el dinero? Al fin y al cabo, perdi todo por tu culpa. Porque querias salvar a tu hija. La mujer no se rendia, era fuerte, tanto fisica como mentalmente. Pero, a veces, la fuerza no ayuda demasiado y mas cuando ese hombre tenia una pistola en sus manos. Una nina de pelo moreno estaba escondida en su habitacion, con los oidos tapados, asustada y observando tras la cerradura la macabra escena que estaba a punto de ocurrir. --Por favor, deja a mi hija tranquila y matame a mi --susurro angustiada, esta vez con varias lagrimas en los ojos.

--?Por que he de hacerlo? Fuiste tu quien se metio en toda esta mierda. Y sabes perfectamente que una vez que entras no puedes salir --le dijo lentamente con una voz escalofriante a medida que se acercaba a ella con el arma de nueve milimetros--. Y eso incluye a tu hija. --No voy a permitir que la metas en el mismo mundo que yo. Una sonrisa extrana salio de sus labios. Sus ojos no se alejaban de los posibles movimientos que podria hacer la madre de la chiquilla y, entonces, se acerco a su oido. --Pero si estas muerta... ?como me vas a detener? --pregunto con superioridad. La mujer abrio los ojos sorprendida e intento arrebatarle el arma. Pero fue demasiado tarde para ella. Puso el arma en su barbilla con rapidez y apreto el gatillo sin piedad, haciendo que toda la sangre saliese a la superficie. Todos los muebles quedaron manchados de sangre dejando muy poco a la imaginacion. La escena que presencio la nina era tan sordida que pego un fuerte grito y se alejo de la puerta con rapidez sin separarse de su oso de peluche que le habia regalado su madre. --!Mama! --grito la nina llorando tras ver esa escena. El hombre escucho el sonido y se dirigio a la puerta sin soltar el dedo del gatillo. Intento abrir la puerta que la madre anteriormente habia cerrado con llave y, con tranquilidad, comenzo a darle fuertes patadas, hasta que rompio parte de la misma.

Ahi estaba la nina, con las manos sobre su cabeza, temblando y huerfana de madre. El levanto el arma, dirigiendose a la pequena, y achino los ojos, sin retirarlos ni un solo segundo de ella, viendo como sollozaba por todo lo que estaba ocurriendo en aquella casa de aquel precioso lugar de Cuba. --Ahora te toca a ti, chama. 11 anos mas tarde. La Habana, Cuba. Junio de 1978. Cuando era pequeno, mis padres siempre me decian que si no me iba bien en un sitio cambiara de puesto para ver todo desde otra perspectiva. Y es cierto, los cambios a veces son importantes en nuestras vidas porque, a veces, no te das de cuenta de lo que has tenido y de lo que puedes tener gracias a esos cambios. De lo que puedes perder y de lo que puedes ganar. Supongo que por eso me encuentro ahora caminando o, mas bien, deambulando por el aeropuerto como un pescado pequeno en medio de un oceano inmenso sin saber a donde ir. Quise un cambio en mi vida, y lo mejor para ello fue tomar el primer avion que salia de Florida hasta llegar a Cuba. Ni siquiera se por que tome la decision de irme a Cuba; ni siquiera sabia a donde ir, pero necesitaba escapar de mi monotona vida y cambiar de aires, cambiar de lo que me habia ocurrido. Supongo que este lugar me hara cambiar la vision que tengo de la vida... o tal vez no, no lo se. Solo llevo treinta minutos aqui, pero el tiempo lo dira. --?Que vuelta, socio? Al escuchar la voz de un joven a mis espaldas, me giro y, acto seguido, observo a un chico de unos veinte anos, con una camisa a rayas y un peinado corto muy a lo afro.

Al percatarme de que me saluda a mi, me acerco con mis maletas y miles de dudas. --Buenos dias, ?me puede decir donde estan los taxis? --pregunto mientras no suelto el mapa para buscar lugares cercanos donde quedarme de noche. --Claro, muchacho. Yo te puedo llevar: soy taxista. --El chico, rapidamente, se dirige hacia mi maleta y la agarra sin mi permiso, pero no digo nada cuando veo que se dirige hacia las puertas del aeropuerto, mientras, yo lo sigo--. ?A donde vas? Observo el mapa cuando, de repente, el sol se clava en mis ojos, impidiendome ver correctamente y, al salir del aeropuerto, observo con buenos ojos este lugar tan lleno de vida y con un clima espectacular. --Pues buscaba un lugar para pasar la noche. Un motel cercano --respondo mientras el pone mi maleta de ruedas en el asiento delantero de su coche. Comienzo a mosquearme cuando no veo ningun letrero sobre el coche en el que ponga <>, pero no le doy importancia. Soy nuevo aqui, asi que tal vez los taxis sean asi. --Espere aqui que voy a por una cosa. Me hace una senal de que me quede quieto mientras el se sube al coche. La mochila la tengo colgada, podria habersela dado junto a la otra maleta. Pero, de pronto, el arranca el coche y se larga cagando leches del aeropuerto. --!EH! !EH!--grito mientras corro detras del Moskvitch azul como un gilipollas--!Cabron! !Devuelveme mis cosas! Dejo de correr mientras veo como el coche se lleva la maleta donde tenia mi ropa y unos guantes de boxeo.

Doy una fuerte patada a una lata que hay tirada en la carretera y el ruido de una bocina hace que me ponga mucho mas de mala leche. --!Quitate de delante, idiota! Aprieto mi mandibula mientras me retiro para que el hombre, que me mira con mala hostia, pase. Aprieto fuerte la mochila que tengo colgada, lo ultimo que me queda y lo mas importante, y suelto un fuerte suspiro de enfado. Entonces, y como es poco lo que me ha pasado en cinco minutos, escucho a otro hombre riendose a carcajada limpia mientras yo, simplemente, lo observo como se divierte de mi desgracia. --?Tanta gracia le hace, senor? El hace un gesto con la cabeza mientras sigue riendose, ensenandome cuantos dientes le faltan y los que tiene fracturados. --No eres el unico extranjero al que le hacen eso. Los chamos suelen hacerlo para sacar algo de peso --habla con ese deje cubano tan marcado. Coloco mi pelo hacia atras, retirando la vista del hombre y observando el lugar en el que estoy. Puedo ver que el tiene un taxi, esta vez de verdad. Aunque con lo que me acaba de pasar no me extranaria que tambien lo fuera a hacer. Ya comienzo a desconfiar de cualquiera. --?Y la policia no hace nada? --La poli... No me hables de esa gente, anda. --Niega con la cabeza mientras se dirige a su coche y abre su puerta--. Sube, te llevo a un motel que conozco de la zona. Achino los ojos mientras veo como se sienta en su coche y luego asoma la cabeza por la ventana abierta.

--?Subes o no? --vuelve a preguntar sin retirar su mirada de la mia. --?Seguro que es usted taxista? El hace un gesto hacia su auto, volviendo a reirse y, esta vez, veo el letrero donde pone la palabra. --Es una pregunta un poco estupida, ?no crees, amigo? Si no entras, me marcho. --Vale, vale. Pero esta vez llevo yo mi mochila. Me subo a la parte trasera del coche del taxista y el arranca el auto para llevarme lejos del aeropuerto. Durante el viaje, yo no dejo de observar por la ventana, metiendome en mis pensamientos mientras observo los pequenos paisajes tan bonitos de este sitio: casas llenas de vida con colores amarillos, azules e incluso rosa. La bandera del pais expuesta en muchos balcones y, sobre todo, frases pintadas que ponen <> en varias paredes. Me quedo maravillado de este pais, aunque en un primer momento me hubiese llevado una mala experiencia con el robo de mi maleta. Me es imposible retirar la mirada de esta ventana y de lo que puedo ver con ella y, con una sonrisa, sigo observandola. Hace muchisimo calor aqui, como si estuviesemos en pleno agosto, pero, por lo que me han dicho, es asi durante todo el ano. --?De donde eres? --me pregunta el chofer, y lo miro desde el espejo retrovisor. --De Estados Unidos --le respondo. --Vaya, pues hablas muy bien el castellano para ser americano. Asiento con la cabeza mientras me distraigo de nuevo por la ventana.

Saco un fuerte suspiro mientras siento la mirada del hombre. --Una parte de mi vida la vivi en Espana y ahi lo aprendi todo del idioma. --Supongo que algunas palabras no las comprenderas --dice, dandome a entender que hay algunas palabras y expresiones distintas. --Un poco, pero... todo se aprende --respondo con normalidad y con una sonrisa por todo lo que he ido aprendiendo en mi vida y todo lo que me queda por aprender. Cuando el hombre, que se llama Rafael, me deja en los aparcamientos del motel y le pago por el viaje, me despido de el para caminar hacia donde se encuentra la entrada para pedir una habitacion. Sonrio cuando veo que no todas las personas son iguales como el que me robo esta manana. Pero mejor impresion me llevo cuando la mujer que me atiende para pedir un cuarto me habla como si fuesemos amigos de toda la y con calidez, sintiendome como en casa aunque no lleve en este archipielago ni siquiera veinte horas. Camino con pesadez por culpa del cansancio del avion y subo las escaleras del motel hasta llegar a la habitacion del fondo, donde dormire los proximos dias. Respiro profundamente y abro con dificultad la puerta por lo vieja que esta, pero no me importa. Dejo la mochila en el suelo y, antes de que pueda cerrar la puerta para tener intimidad, siento la mano de alguien atrapandola para que no se cierre. --!Hombre! !Un vecino nuevo! Bienvenido, amigo --dice un chico, seguramente, con unos anos mas que yo. --Buenas tardes --respondo con la voz entrecortada al ver que entra en el cuarto. --Me llamo Ernesto, encantado. --Extiende la mano y yo se la devuelvo con una sonrisa algo incomoda por lo extrovertidas que son la mayoria de las personas aqui--. Para cualquier cosa estamos para ayudar.

--Muchas gracias. El asiente en respuesta mientras mis ojos se desvian hacia una cicatriz que tiene sobre su piel morena, justo donde comienza su cuello. Aprieto la mandibula al verlo, pero no le doy importancia cuando sigue hablando. --Y tu, ?como te llamas? --Oh, perdoneme... --Eh, eh... Aqui se tutea, que todos somos vecinos y amigos --responde con una sonrisa contagiosa. --Soy Jasper y, bueno, es la primera vez que estoy en Cuba. Ernesto asiente mientras observo de un primer plano el cuarto. No esta mal, es pequeno pero acogedor para estar unos dias. Suficiente para mi, para descansar y conocer gente nueva. --?Todos se conocen aqui? --pregunto para conocer un poco mas el lugar. --Claro, aqui no suele venir gente nueva, a pesar de que sea un motel. La que menos tiempo lleva aqui es la vecina del fondo con su bebe. Lleva seis meses. Al principio estaba con su marido, pero parece que el le puso los cuernos y ella le tiro las cosas desde el balcon en su propia cara. --Asiente mientras aprieta los labios y arruga su nariz. --Oh, vaya... Que pena --murmuro al pensar en lo que ha tenido que pasar esa pobre mujer.

Pero parece que Ernesto no piensa igual que yo y abre los ojos como platos. --!?Pena?! --grita mientras le sigue una fuerte carcajada que hace retumbar las paredes de todo el establecimiento --. !Pero si aqui no te aburres, brother! Achino los ojos sin entenderlo mientras que el sale hacia el exterior, pegandose a la barandilla. --Mira, el otro dia, el vecino que esta en la planta de abajo, el viejo le llamamos, le dio un infarto. El hace una pausa mientras lo miro, esperando una respuesta de su parte. --?Y esta bien? --pregunto despacio por la respuesta que me vaya a dar. --Bicho malo, nunca muere. --Se rie a carcajada limpia, mientras que yo arrugo la frente con extraneza--. Aun te queda mucho que aprender, amigo. --!ERNESTO! --Escucho la voz de la mujer que me atendio antes y los dos nos asomamos a la barandilla para saber que pasa. La mujer tiene cara de pocos amigos mientras yo observo la escena. El la observa como si temiera por su vida, algo que me extrana, ya que la mujer de primera impresion es muy amable. --?Que pasa, abue? Arrugo la frente al escuchar la ultima palabra. ?Es idea mia o me esta pareciendo que todos aqui son familia? --!Tu sabes mas que nadie que pasa! ?Donde estan los dos meses que me debes del alquiler? Giro la cabeza como si de un partido de tenis se tratase y, literalmente, el rostro del chico se torna blanco como un panuelo. --Oh... Eh... Se los ha comido mi perro... Intento disimular la sonrisa, mientras que su abuela no puede aguantar el enfado.

--Tu perro, ?eh...? !Dejate de tonterias! Que desde que te dejo Marisa no has vuelto a levantar cabeza. Te doy de tope hasta la semana que viene, ni un dia mas. Observo como Ernesto comienza a ponerse rojo, deseando que la tierra se lo trague y yo camino hacia mi cuarto. --Pues si que vuelan las noticias aqui... --susurro con diversion. --Calla, calla. --Ernesto se gira hacia mi y me pregunta--: Oye, para celebrar tu primer dia aqui, ?por que no vamos a La Rosa? A lo mejor ligamos con algunas cubanas bien guapas. Arrugo la frente cuando escucho eso. Ni siquiera se de lo que me esta hablando. --?La Rosa? --Si, hermano. Es una discoteca. Niego con la cabeza ante su peticion. Lo ultimo que quiero ahora es irme a una discoteca nada mas el primer dia. --Gracias, pero quiero descansar. El primer dia es muy agotador. Quiza en otro momento.

Me despido de el y entro en mi pequeno cuarto lleno de polvo, y decido sacar las cosas mas importantes que tenia en mi mochila... Lo unico que no me han robado. Me siento en el suelo mientras pongo todo en el suelo. Cartera, algo de ropa que no cabia en la maleta, unas gafas de sol, otras cosas y... la unica foto que tengo con mi hermano. En ella estamos los dos juntos en nuestro local de boxeo. La foto es en blanco y negro, y la quise poner en un marco para que no se estropease y asi tener esos recuerdos siempre en mi mente cada vez que mirase esa fotografia que saco su esposa. Trago saliva con dificultad al recordarlo y un nudo se crea en mi garganta cuando veo esa expresion feliz que tenia en ese momento de su vida. Niego con la cabeza para poder despejar esos pensamientos y me levanto del suelo para observar mejor mi pequeno apartamento: una cama vieja, muebles de madera, algunos cuadros de las playas de Cuba y otra puerta que se dirige hacia el bano. Aunque parezca poco, esto es suficiente para mi y para ir acostumbrandome a esta nueva vida que pienso sobrellevar. Pero hoy solo quiero descansar y ya pensare en el futuro. Primero, voy a arreglar un poco a mi estilo este lugar. Durante el primer y segundo dia he estado metido en el apartamento arreglando las cosas y, sobre todo, comprando ropa nueva. Algunas camisas guayaberas, pantalones y zapatos, hasta que mas adelante me compre mas ropa. Y asi hasta que llega el sabado por la tarde, cuando Ernesto vuelve otra vez, tocando la puerta, para volverme a hacer la misma peticion. --?Que? ?Te apuntas a la discoteca? --?Otra vez tu? --pregunto, bajando los hombros con cansancio de verlo de nuevo despues de hacer el mismo gesto estos tres dias. --Venga, hermano.

Te vas a divertir. Ademas, necesito un compinche para ligar. --Un compinche... --repito la misma palabra que el y Ernesto asiente, esperando que diga que si--. ?Si digo que si me dejaras tranquilo? --!Por supuesto! --Aplaude como si hubiera conseguido un reto demasiado dificil --. Venga, preparate que nos vamos ya. --?Que tiene de malo mi ropa? El me mira como si hubiera salido de una tumba y niega con la cabeza. --No es por nada, pero asi me espantas a las muchachitas. Pongo los ojos en blanco mientras cierro la puerta para, esta vez, ponerme algo mas <> segun Ernesto, por lo que me decanto por una simple camisa blanca y unos pantalones de color marron. Durante el trayecto en su escarabajo blanco puedo observar como cae la noche sobre las calles de La Habana. Las personas caminan con tranquilidad por la orilla, mientras que otras hablan animadamente con un cigarro en la mano. Se nota mucho que es sabado y mas porque muchos estan en los bares, restaurantes y mas lugares de entretenimiento para pasar un buen rato. Yo no puedo dejar de mirar por los lugares tan hermosos que se pueden ver aqui. Las canciones de genero mambo se escuchan mucho por cada calle nueva que pasamos y varias personas bailan al son de la musica como si fuese el ultimo dia de sus vidas. Ver que este lugar esta tan lleno de vida para lo distinta que era la vida en mi barrio, hace que te contagie esa alegria y querer bailar igual. Sonrio como si jamas hubiera visto a tanta gente bailando en una misma noche y no, precisamente, dentro de una discoteca, hasta que Ernesto aparca delante de dos coches y desde la ventanilla puedo observar el letrero del local con una flor negra dibujada en medio de las palabras.

Una musica latina se escucha desde aqui y salgo del coche junto con Ernesto mientras entramos en el local lleno de luces rojas y azules que lo iluminan todo desde otra perspectiva. Todos bailan y se divierten mientras otros, simplemente, observan y charlan entre ellos con una bebida alcoholica entre sus manos. Hay una gran pista de baile donde varias personas estan bailando y un escenario donde una chica joven de unos veinte anos canta una cancion marchosa mientras su grupo toca los instrumentos. Al fondo, a varios metros, hay una barra donde varios se toman un trago y a unos metros mas alla, rodeando la pista, mesas redondas donde la gente esta animada casi dando gritos. Ernesto me grita algo inaudible por culpa de lo alta que esta la musica, pero en vez de preguntarle que me ha dicho, decido asentir con la cabeza y se marcha a la barra, posiblemente, a hablar con alguna mujer que ha visto. Yo me quedo completamente solitario con las manos en los bolsillos, viendo como la gente vive la noche con felicidad, sin peleas, simplemente, divirtiendose. Y mientras estoy aqui, observandolo todo, a unos nueve metros de mi puedo ver a una chica con un cabello oscuro que cae en cascada por debajo de sus hombros, bailando sola en medio de la pista como si estuviera metida dentro de una burbuja. Mi boca se entreabre al ver como se mueve, cada gesto suyo... y mi corazon late como si se me fuese a salir de mi pecho. Y lo unico que me pregunto es: ?quien sera ella? .